El sacerdote Carlos Yrarrázaval distribuyó trípticos y mandó e-mails para invitar a los fieles. Mantiene la charla para los jóvenes de los días miércoles.
Fue como un tornado que embistió a la tradicional iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de El Bosque. Y si bien las estructuras permanecieron incólumes, todos sus rostros más reconocidos fueron apartados por el vendaval.
Ahora, cerrado el caso en tribunales y zanjada la cuestión eclesiástica -incluida la condena por abusos reiterados a menores contra el sacerdote Fernando Karadima-, la parroquia busca retomar el rumbo.
Y el actual párroco, Carlos Yrarrázaval (45), trabaja sin descanso en lo que él llama "restaurar lo que el escándalo ha herido gravemente". Un desafío "bonito" que, aclara de entrada, "no es sólo tarea del cura, sino de todos".
Sin ánimo de entrar en polémicas -y procurando "colar" el mensaje del Evangelio en cada una de sus palabras-, el padre "Caco", como se lo conoce, cuenta la forma en que él se ha organizado para sacar adelante a la golpeada comunidad de católicos (son 13 mil hogares, aproximadamente) que le toca "pastorear" desde junio pasado.
Lo primero que hizo fue imprimir una serie de trípticos informativos, en los que se presenta junto al nuevo vicario parroquial, Jorge Biggs, y el sacerdote Francisco Javier Errázuriz, antiguo inquilino del templo. En el folleto el párroco invita a participar de las actividades de El Bosque, consciente de que no pocos feligreses se alejaron de la fe tras enterarse de los delitos de Karadima: "En eso me juego mi ministerio, en acercar a la gente a Dios, para que tengan un contacto directo con Jesucristo, más que con el padre Carlos. Esa es mi tarea primordial".
En ese afán, explica, se han mantenido algunas tradiciones que ya funcionaban desde antes, como la charla para los jóvenes de los días miércoles. Antes las daba Karadima, luego las asumió su sucesor Juan Esteban Morales... y ahora las ofrece él: "Es una charla abierta a todos los que quieren asistir. No llevo una lista de asistencia", subraya.
En lo que sí ha innovado es en la forma de cumplir con algunos ritos, en los que el padre Yrarrázaval ha querido transmitir la sensación de una mayor apertura e inclusión con la feligresía. Tal es el caso de la procesión de la Inmaculada Concepción que, como nunca antes en El Bosque, se hizo por las calles aledañas de la iglesia, megáfono en mano, rezando y cantando con amplificador. "No tengo idea por qué antes esto se hacía por dentro de la parroquia, porque en todas partes las procesiones son por la calle", apunta.
Amigo de la tecnología las comunicaciones el actual párroco de El Bosque -que es también director de «Radio María»- se ha servido de la jugosa base de datos de e-mails que poseía la secretaría del templo para enviar invitaciones electrónicas al Mes de María y otros eventos puntuales: "Con todo lo que pasó la gente pudo pensar que algunas actividades se habían suspendido... pero no ha sido así".
"Transparencia y probidad" en los dineros
Otro ítem al que el padre "Caco" no le ha hecho el quite es la administración contable de la parroquia.
-Al recibir la parroquia, ¿se encontró con un desorden de dineros?
-Comprenderán que si así hubiese sido, no lo voy a decir. Sólo diré que quiero administrar bien los recursos que la gente confía en la Iglesia, ese fue el encargo del obispo. Y quiero hacerlo con total transparencia y la debida probidad.
-¿Cree que El Bosque logrará quitarse del todo esa "mancha" con la que quedó?
-No tengo idea. Pero la comunidad tiene que estar cimentada en Jesucristo, no en los curas, que estamos de paso, y nos vamos a morir. La vida parroquial debe centrarse no en el padre Fernando o el padre Carlos, sino que en el Sagrado Corazón. Y en eso estoy trabajando, con la ayuda de muchos.
Un tema delicado, en el que por razones de prudencia y sigilo el padre Yrarrázaval prefiere no profundizar; es la forma en que se ha continuado con la dirección espiritual de aquellas personas que antes se confesaban con Karadima, un asunto que -según se supo más tarde- utilizaba el ex párroco para conseguir un sometimiento psicológico de los jóvenes. "Había ciertos vicios que la autoridad eclesiástica está investigando por un lado, y uno como sacerdote desde antes del Seminario tiene claro que son eso: vicios", asegura el cura.
-¿Ha asumido usted la dirección espiritual de personas que antes se acercaban a Karadima?
-Eso no te lo puedo responder. Pero si me tocara, es algo que se hace cuando la persona lo pide, con libertad, que comienza y termina cuando esa persona quiera.
¿Reuniones secretas?
Lo que es un "secreto a voces" entre los antiguos feligreses de El Bosque es que algunos ex colaboradores de Karadima han optado por "seguir" hasta sus actuales destinaciones a los curas de la "Pía Unión" que antes vivían en la casona parroquial de Providencia.
Así, por ejemplo, los sacerdotes Diego Ossa y Juan Esteban Morales siguen recibiendo (y confesando) a algunos de los jóvenes profesionales que antes oficiaban de acólitos en El Bosque y que ahora los van a visitar en calidad de amigos.
Otras voces hablan de que, incluso, los más estrechos seguidores de Karadima se siguen reuniendo secretamente en torno a su figura y enseñanzas, esperanzados en que "el padre logrará salir finalmente fortalecido, gracias a su inquebrantable santidad". Dicha información, eso sí, fue desmentida a "La Segunda" por uno de los religiosos, quien pidió reserva de su identidad: "Nosotros estamos tratando de rehacer nuestras vidas, cada uno en su nuevas tareas pastorales".
Así también se lo hicieron saber al visitador apostólico Carlos María Collazzi , obispo salesiano del Uruguay, quien visitó Chile para investigar a la "Pía Unión" que encabezó Karadima. Su misión es verificar la "eclesialidad" de los procesos formativos y la "transparencia" de la administración económica en El Bosque.
Se espera que monseñor Collazzi vuelva a nuestro país la próxima semana, para terminar con algunas entrevistas que quedaron pendientes. Sólo después emitirá su informe, que enviará en sobre sellado a la Congregación para la Doctrina de la Fe, en el Vaticano.
