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Cecilia Pérez Jara, la INTENDENTA-RITALIN que todos quieren tener como amiga

Maneja una inversión de cien mil millones de pesos. Es de abrazos apretados y con cariño en la espalda. Juega fútbol, le gusta la "U" y, además de experiencia legal y política, tiene actitud. ¿Dónde están las raíces de su autoconfianza? Aquí algunas pistas.  

por:  Por Lilian Olivares
viernes, 09 de diciembre de 2011
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La "próxima vocera" de La Moneda, le dicen unos desde la Concertación. Otros, desde la Alianza, la "futura competidora de Bachelet".

Ella se ríe y -por lo bajo, por si a alguien se le ocurriera decirlo en serio cuando recién lleva cinco meses figurando mediáticamente en la política contingente- murmura algo así como que la dejen tranquila donde está, porque se encuentra ejerciendo ahí todas sus potencialidades.

Cecilia Pérez Jara, 36 años, abogada, es ciento por ciento actitud. Cuando llega a un lugar podría pasar inadvertida porque su tipo es del promedio chileno: morena, de pelo largo oscuro y crespo, estatura media, vestimenta normal, figura armónica de una mujer profesional de 36 años. Y sin embargo se hace presente como diciendo: "Aquí estoy, llegué y lo vamos a pasar bomba". Y ciertamente nadie se aburre con la intendenta porque, además de manejar alta y harta información, tiene contactos en todos los sectores. Es, en una palabra, "amiga". De abrazos apretados y sobajeo en la espalda, mira a los ojos y siempre se acuerda de "la otra vez". Pero también advierte que con la misma fuerza y pasión puede ser "brava" (¿Qué dirá al respecto el alcalde de Las Condes post affaire del estadio San Carlos de Apoquindo?).

Este año, el Presidente Piñera le hizo dos nombramientos: el 3 de febrero como subsecretaria del Sernam, donde trabajó codo a codo con la ministra Carolina Schmidt en la ley de postnatal; y el 21 de julio como intendenta de la Región Metropolitana.

Cuando asumió en el edificio de Morandé esquina Moneda, con vista a palacio, el primer día decretó preemergencia ambiental. Y dos días después le tocó una gran movilización estudiantil que copó el centro.

Desde entonces no ha parado. El otro día se le olvidó almorzar. Entre la inauguración de agua potable en Puente Alto y un jardín infantil, mitad de almuerzo con el príncipe Felipe de Noruega (debió salir antes del segundo plato), emergencia por la explosión de venta de entradas del partido de la "U", reunión con el alcalde Puyol sobre inversiones en Macul, cita con la asociación de golf por próximo torneo mundial en Santiago, una reunión de trabajo con el ministro Joaquín Lavín sobre medidas de integración de los pueblos originarios, y la firma de documentos de seis carpetas, llegó a su casa a eso de las once de la noche. Comió una alcachofa, conversó con Carlos, su marido (cercano al socialismo pero agradecido de Piñera por las oportunidades que le ha dado a su mujer), y se durmió. Hasta el día siguiente, a las seis y media de la mañana.

El tiempo le alcanza también para jugar fútbol los lunes por la noche; ver los partidos de su equipo favorito, la hoy triunfante "U"; ir a las reuniones de curso de sus hijas; juntarse semanalmente a almorzar con Lily Pérez, frecuentemente con Carolina Schmidt, conversar con Evelyn Matthei, mantener contacto con políticos de distintas tiendas y... desconectarse cuando cruza el umbral de su hogar.

Anda con la risa suelta por la vida, confiada. Fruto de Luis (69) y Ana (62), un matrimonio que pololeó ocho años antes de casarse, donde la estabilidad se expresa incluso en lo laboral, con un padre que por 40 años se desempeña en la Telefónica, misma empresa en que su madre trabajó como secretaria.

Dio sus primeros pasos en la comuna de San Miguel y a los 7 años la familia se trasladó a La Florida, donde permanece hasta hoy y es lugar de encuentro (la casa paterna) de navidades, años nuevos y almuerzos dominicales. De familia larga, entre primos e hijos de primos suman unos 150 estos Pérez.

Ella estudió en la comuna de Santiago, en el colegio Corazón de María, porque su madre la quería cerca de su trabajo, ya que desde pequeña sufrió de pielonefritis crónica, que le ha originado ocho hospitalizaciones. La última la tuvo durante el embarazo de su segunda hija, de tres años (la mayor tiene 6). Por eso toma diariamente tres litros de agua, el secreto de su buen estado físico.

En el colegio se destacó como deportista: practicó natación, ballet y fue seleccionada de vóleibol. Siempre tuvo liderazgo, en el centro de alumnos y también como coordinadora de las comunidades católicas. Solía animar los aniversarios en el Corazón de María.

Gustavo Hasbún la persiguió dos años

Cuando llegó la hora de dejar el colegio, a nadie de su familia y conocidos le cupo duda de que optaría por Derecho. Era buena para el debate y defensora de las causas perdidas, le decían. Entró a la Universidad Andrés Bello y al tercer año un compañero de Periodismo la convenció de que se inscribiera en Renovación Nacional, luego de hacerle una persecución de dos años para que firmara. Era su amigo hasta hoy Gustavo Hasbún, que por ese tiempo no militaba en la UDI sino en RN.

Durante las vacaciones, en enero seguía cursos en el instituto superior de pastoral juvenil y en febrero salía a misionar. En una de esas ocasiones partió al Chaco, en Paraguay.

Lily Pérez se transformó en su mentora

El año 93 conoció a Lily Pérez, algo así como su mentora política.

Como en una posta, Lily Pérez, que aprendió claves del arte de la política de su ex jefa, Evelyn Matthei, hizo de Cecilia Pérez su jefa de gabinete cuando asumió como diputada.

-Lily Pérez me llegó a buscar a la casa. Yo no la conocía. Ella siempre fue levantando líderes juveniles en La Florida y dice que le llamó la atención que yo estudiara Derecho y fuera de apellido Pérez. En ese tiempo la Concertación doblaba en La Florida. Ella vio en mí un potencial importante de liderato. Y cuando fue electa, me pidió que fuera su jefa de gabinete. Yo tenía 20 años.

A los 24 salió electa concejala en La Florida, plato que se repitió en tres oportunidades. A esa misma edad conoció a su actual marido, Carlos, consultor previsional, quien era hermano de una secretaria municipal. "Fue amor fulminante" con ese hombre 10 años mayor, cuenta hoy. Se casaron después de seis años de pololeo.

Acompañó a Lily Pérez como su jefa de gabinete durante los ocho años en que se desempeñó como diputada. "Todo el mundo creía que éramos hermanas, por el apellido", comenta, y afirma que en la práctica tienen lazos como tal. De hecho, la "jefa" fue su testigo de matrimonio.

Cuando Lily perdió la elección senatorial, Cecilia partió a trabajar con Manuel José Ossandón en la Municipalidad de Puente Alto. Lo conocía en la Asociación Chilena de Municipalidades, donde fue vicepresidenta nacional con 24 años.

Con el alcalde de Puente Alto, que la nombró directora de comunicaciones, estuvo por 60 meses.

-Lily con el Cote son parecidos, muy de terreno, muy cercanos a la gente. Al Cote le estremece el dolor ajeno y eso trasunta. Con él aprendí cómo en una comuna tradicionalmente de izquierda se pueden traspasar todas las fronteras ideológicas y conseguir que siete de cada diez personas voten por él.

-¿Y qué aprendió de Lily Pérez?

-No solamente de su inteligencia y su franqueza, sino el luchar por lo que cree hasta el final. También lo matea. Nuestro primer proyecto de ley fue terminar con las marcas obligatorias en los útiles escolares, y peleamos por la ley de divorcio. La Lily decía: no hay hijos ilegítimos; hay padres ilegítimos.

Pero lo que más la marcó de su ex jefa fue "cómo ella buscaba darles oportunidades a mujeres y a jóvenes".

"Me carga que me cataloguen en un lote"

En Renovación Nacional no se identifica con ninguno de los dos grupos en disputa. Cree que hay razones más personalistas que ideológicas, y eso no le gusta..

-¿Cómo se define, en términos valóricos?

-Absolutamente contraria al aborto, en tanto fui partidaria de la ley de divorcio. Soy partidaria del acuerdo de vida en pareja y en su minuto estuve con el acuerdo de vida en común que lideró Andrés Allamand.

Resume:

-Me carga que me cataloguen en uno u otro lote. Lo que a mí me ha caracterizado es, primero, la franqueza; y segundo, soy muy dialogante y muy de escuchar. Por eso mi preocupación mayor como intendenta es ponernos de acuerdo, porque en la Región Metropolitana hay 6 millones 900 mil habitantes.

Su clave: "Reglas claras y sin zancadillas"

Consensuar para gobernar un conglomerado que abarca 52 comunas es su clave. Para eso, "reglas claras y no zancadillas". Piensa que eso la ha legitimado entre líderes sociales y políticos de distintas tendencias.

-Soy una convencida de que todo lo que ha pasado este año, donde nos tocó como gobierno todas las demandas sociales, es una tremenda oportunidad para recoger esas demandas de una ciudadanía empoderada que conoce sus derechos, pero que también tiene que hacerse cargo de sus obligaciones. Soy absolutamente partidaria de hacer el cambio al sistema binominal que, si bien en un principio dio un equilibrio, hoy está superado.

Se reconoce una política de tomo y lomo.

-¿Cuál es su límite?

-Mi único límite es el que me pongo yo, en términos de mi familia, que no estoy dispuesta a transar. Hasta el momento lo hemos hecho bien.

Su cargo lo ve como una gran herramienta para mejorar la vida de los demás. Mal que mal, no sólo se preocupa de las marchas y sus conflictos ciudadanos, o de los partidos de fútbol. La intendencia maneja una inversión regional de cien mil millones de pesos. Pero no sólo por eso todos quieren ser amigos de "la Cecilia".

 Los líderes estudiantiles, el chiste de Piñera y el próximo presidente de RN

Lleva la contabilidad de las marchas: van 120 desde mayo. Cuando habla de los encapuchados muestra su otra cara, nada de amistosa:

-Son delincuentes, cobardes. Me provocan desprecio. Les da lo mismo dejar ciego a un carabinero o herir a cualquiera. Los hemos perseguido judicialmente y confío en que haya muchos más en la cárcel y no caminando libres por las calles de la ciudad.

Reconoce:

-Soy brava, pero no de rencores. El mejor regalo de uno es poder dar tranquilidad.

De los dirigentes estudiantiles, el que más favorablemente le ha llamado la atención es Camilo Ballesteros , no sólo por su inteligencia y búsqueda de conciliación, sino "por la fuerza de sus convicciones". A Camila Vallejos considera que le falta pasión en su discurso y a Giorgio Jackson lo encuentra "un caballero".

Del nuevo presidente de la FECh, Gabriel Boric , espera "que este nuevo liderazgo surja no para radicalizar las formas de expresión, sino para dialogar y llegar a acuerdos".

Es bien agradecida, la intendenta. Le agradece a su jefe directo, Rodrigo Hinzpeter , su respaldo. Y le admira que esté "siempre el pecho al frente, para que los balazos le lleguen a él".

-¿Y qué le pareció el último chiste de Piñera, sobre el significado de lo que dicen las mujeres?

-Era una broma muy fome. Pero también siento que satanizar esto es injusto, porque es el Presidente que más ha hecho por las mujeres: la ley de femicidio, el posnatal de seis meses real, poner como política de Estado la violencia intrafamiliar... No por nada la ministra del Sernam es la mejor evaluada dentro del gabinete.

-¿Quién cree que va a ser el próximo presidente de Renovación Nacional?

-Carlos Larraín, si se presenta.

-Por qué?

-Tiene mucho arraigo en las bases.

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