"Durante la construcción de la Escuela de Iloca, una noche nos invitó a comer Diego, amigo y agradecido pescador. El menú estaba compuesto por una secreta receta de batido para el pescado frito, sin duda el mejor que me he comido en mi vida.

Con algunas réplicas tectónicas que nos ponían nerviosos, conversando con Felipe, llegamos a la conclusión de que el haber vuelto a la normalidad en Iloca en un plazo récord nos quedaba chico y que si más personas, instituciones o el mismo gobierno nos imitaban, esta catástrofe se podía resolver rápidamente.

La duda entonces era cómo llamaríamos este trabajo... era un desafío hacer las obras rápidamente y había que levantar Chile por la tragedia que vivíamos. Así nace Desafío Levantemos Chile... comiendo pescado frito en la casa de Diego.

Tal fue nuestro atrevimiento, que hablamos con el ministro Lavín y le dijimos que nos entregara la VII Región completa para reconstruir todas las escuelas antes del 21 de abril. Y se logró la meta: 19.000 alumnos volvieron al colegio, un sentido homenaje a todos los voluntarios que hicieron posible este tremendo trabajo.

Si me preguntan, la principal virtud de Felipe era sin duda su tremenda capacidad de LEER LOS PROBLEMAS SOCIALES asociado a su gran SENSIBILIDAD. Llegaba a un lugar, entendía el problema, se emocionaba y buscaba la fórmula para resolverlo de inmediato (hasta hace poco pensaba vivir en una aldea para presionar su erradicación).

Con su talento de emprendedor se organizaba (a veces no de una manera muy ordenada, como él mismo reconocía) para resolver los problemas reales de la gente y se enfurecía con la burocracia y la poca capacidad del Estado de resolver los problemas de la ciudadanía, a tal extremo que era partidario de refundar Chile, empoderando a la sociedad civil para que fueran ellos los que decidieran qué hacer.

Una vez que supimos del tsunami que había afectado al archipiélago Juan Fernández, al ayudar en su reconstrucción, la isla lo enganchó, enamoró y apasionó, fue sin duda un amor a primera vista. Me lo explico por lo cautivante de su gente, paisaje y aislamiento.

Me acuerdo que una noche durmiendo en Juan Fernández en una cabaña de la Conaf, gentilmente cedida por Iván, el gran guardaparque de Juan Fernández, hablamos con Felipe acerca de que no era tan difícil ponerle alas a nuestro querido Chile... sólo había que proponérselo.

Felipe, me encantaría que recibieras la medalla de honor de Chile, porque fuiste un patriota y héroe del siglo XXI. Ten nuestro compromiso de que tu legado será divulgado a través de la Fundación Desafío Levantemos Chile .

Amigo querido, fue un gran honor y privilegio haberte conocido. Estoy seguro de que estarás navegando en el mar o volando como un albatros en el Cabo de Hornos".