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La versión del ex sargento: "Me agaché y disparé hacia arriba... para amedrentar a las personas"

Testimonio lo entregó Miguel Millacura al fiscal Jorge Martínez: Explicó que esa noche se informó de un ataque incendiario a una bencinera, así que se dirigieron al lugar. En la pasarela, el suboficial afirmó que algunas personas estaban disparando.

por:  La Segunda
martes, 30 de agosto de 2011
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Elementos reveladores de qué ocurrió la noche en que una bala cobró la vida del joven Manuel Gutiérrez durante los incidentes que se desarrollaron el jueves en la noche, en la clausura del paro de la CUT, contiene la declaración del hoy ex sargento Miguel Millacura, formalizado al cierre de esta edición por su supuesta participación en esta muerte.

«La Segunda» accedió a su testimonio, tomado por el fiscal Jorge Martínez, persecutor de la fiscalía oriente, al suboficial.

En su argumento central, dice que disparó "hacia arriba" para amedrentar a los manifestantes, versión que fue rebatida por el persecutor esta mañana, en la audiencia de formalización.

Cerca de las 23:30 horas llegó el llamado por quema de bencinera

En su testimonio, Millacura explicó que él estuvo asignado a funciones de patrullaje en el cuadrante que comprende Grecia-Arrieta-Tobalaba y Américo Vespucio.

En esas funciones estaba cuando cerca de las 23:30 horas "recuerdo que recibí un llamado".

No especificó si era de la Central de Comunicaciones de Carabineros o de un subteniente, aunque el mensaje era claro: "Estaban pidiendo cooperación porque unos manifestantes estaban intentando quemar la estación de servicio Copec".

"Al vernos, los sujetos se dispersaron"

Ante tal aviso, el sargento dado de baja ayer explicó al fiscal que se trasladó en su carro junto a dos personas más y llegaron hasta la estación de servicio. Se entrevista con una subteniente que lo pone al tanto de la situación, en un contexto donde -asegura- se escuchaban disparos.

Agrega que fueron dos carros policiales los que se estacionaron en el lugar. "Al vernos, los sujetos se dispersaron tanto hacia el oriente como el poniente, por sobre la pasarela", aseguró en su declaración.

Añadió que desde ese lugar les lanzaban objetos e incluso escucharon disparos que vendrían de la misma pasarela.

Dice que se parapeta entre la caletera y Américo Vespucio, enfatizando que fueron atacados por grupos que lanzaban objetos. "Me agaché y disparé hacia arriba, hacia el poniente, para amedrentar a las personas que estaban atacando con armas de fuego y piedras".

Enfatizó que este cerca de un centenar de personas estaba en esta actitud belicosa. Y después de los disparos se replegaron momentáneamente.

El suboficial agregó ante el fiscal que el arma se encontraba con seguro y que él se lo sacó "cuando me dí cuenta que estaban disparando a mis colegas desde muy cerca". De hecho, explicó que hizo funcionar la UZI en la "movilidad uno a uno simultáneamente" (es decir, sale de a un solo disparo).

Dice que él se quedó cerca de una hora en el lugar y que cuando ya el sector estuvo más calmado retornó a la unidad.

Agregó que al momento de los disparos había cinco personas junto a él.

Posteriormente, según su relato, volvió a la unidad policial.

"Una vez en la unidad y tomando conocimiento que ya hay una persona lesionada" hace limpieza del arma, le reconoce al persecutor.

En su testimonio entrega otro antecedente: Que ayer un mayor de Carabineros y "mi capitán" le consultaron si había sacado un arma de la comisaría. El les reconoció el hecho. Le preguntan también si la había utilizado: "Sí", les respondió, según explicó al ministerio público.

 En 2005, otro menor también murió por un disparo policial en la zona

A una pena de 541 días, y por el delito de violencia innecesaria con resultado de muerte, fue condenado el carabinero Daniel Cabrera por dar el disparo que dio muerte a un menor de 16 años durante las protestas del 11 de septiembre de 2005 en Peñalolén.

En ese caso, la indagación de la muerte la tomó el fiscal Rodrigo Lazo, quien al comenzar las pesquisas se dio cuenta que ningún arma que los policías declararon en esa oportunidad era la que había percutido el tiro. Pero algo no calzaba y el fiscal pidió a la Dirección General de Movilización Nacional el listado de las armas particulares de los policías que participaron en el operativo.

Así se descubrió a fines de 2006 que Cabrera tenía un arma no declarada ante la fiscalía: era la que disparó contra Cristián Castillo Díaz.

El caso quedó en manos de la justicia militar, la que el año pasado dictó condena.

"El general Gordon me dijo que esto no se iba a repetir"

Para el abuelo de la víctima, Emiliano Díaz, la condena contra el uniformado "fue un chiste... prácticamente no fue condenado y ni siquiera estuvo media hora en la cárcel".

Díaz señaló que "yo en esa oportunidad me reuní con el general Gordon. Me dijo que lo sentía mucho y que esto no iba a pasar de nuevo , porque no era parte de la doctrina de Carabineros".

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