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Ultima entrevista de Arancibia Clavel: "Tengo claro que sigo cumpliendo mi condena"

"Estoy cumpliendo la última parte de mi pena, y me encuentro en una posición muy débil. ¿Quién le cree a un preso?", declaraba el asesinado ex agente de la DINA en diálogo con Lillian Olivares que reproducimos íntegramente.

por:  Lilian Olivares, La Segunda
viernes, 29 de abril de 2011

Foto Reuters

Camina por la calle Talcahuano sorteando los andamios del Palacio de Justicia en reparaciones. Allí, en el tercer piso, está el Patronato de Liberados, donde deben ayudarlo a reinsertarse socialmente.

Lleva una bolsa plástica en la mano... ¿será el pan? Es la una de la tarde y quizás lo único curioso en él es que lleva pantalones de cotelé y un sweater azul de marca, en medio de numerosos argentinos de chaqueta y corbata.

Nadie lo mira... nadie lo ubica en el centro de Buenos Aires. Sólo "La Segunda" se entera de que justo frente a nosotros viene avanzando Enrique Arancibia Clavel, toda una leyenda negra en Chile: La del agente secreto de la DINA que habría llegado a Argentina a torturar y a matar a los disidentes de Pinochet. Hoy es el único condenado por el asesinato en Palermo del general Carlos Prats y su esposa Sofía Cuthbert.

Fue opositor a Allende, partidario de Pinochet, informante de la DINA, amigo de Michael Townley. "Dicen que Townley declaró que yo no había tenido que ver con el homicidio de Prats porque era mi amigo. ¿Y cómo declaró que su mujer, madre de sus hijos, lo acompañó a poner la bomba que mató a Prats? La jueza Servini de Cubría le preguntó 18 veces. Y 18 veces dijo que yo no intervine".

Se instaló a residir permanentemente en Argentina en 1975, un año después del crimen del ex Comandante en Jefe de Ejército, ha dicho. En 1978, en pleno año de conflicto limítrofe entre Chile y el país trasandino, lo detuvieron acusado de espionaje. Al poco tiempo lo dejaron libre. Siguió radicado en Buenos Aires durante 22 años, hasta que lo procesaron por el caso Prats. El 15 de julio, el juez de ejecución Axel López le concedió la libertad condicional y volvió a recorrer las calles de la Capital Federal.

"Desprecio a todos los periodistas... no siento odio"

La sorpresa arranca de lado y lado: por parte de nosotros, que llevamos 24 infructuosas horas intentando saber su paradero sin que el juez, ni el abogado, ni el Patronato de Justicia hayan querido revelarlo; y del lado suyo, que desde que salió a la calle tras casi 12 años en prisión es primera vez que se enfrenta a periodistas.

Se niega a dar entrevista, rechaza foto, esquiva cualquier posibilidad de diálogo, tratando de conservar su familiarizado anonimato. Y sin embargo el acento, la añoranza por la patria, la nostalgia... algo que lo hace escaparse de sus cálculos, consigue que finalmente termine compartiendo dos cafés y cigarrillos largamente conversados con "La Segunda".

Acabamos de salir del Patronato de Liberados, donde nos han explicado el régimen de atención que tienen con los 6.027 casos como el del chileno en libertad condicional en Argentina. Arancibia es allí uno más de esos miles. A tal punto que la jefa de la institución, la licenciada Norma Gaozza de Terrile, ni siquiera lo ubica. Sólo sabe que el día anterior llamaron por teléfono consultando por su legajo (expediente). En esas páginas están los antecedentes del procesado y condenado, la visita que hizo el 13 de agosto por primera vez al Patronato, lo que dijo en esa ocasión y, en definitiva, lo que comienza a abrirse como su carpeta de vida intentando reintegrarse socialmente.

La prensa argentina apenas ha tocado el tema. Unicamente el diario Clarín ha sacado un extenso artículo firmado por la periodista Mónica González, autora del libro "Bomba en una calle de Palermo", y quien testificó en su contra.

Son otros los temas que comentan los argentinos: la valija "con coima de Chávez" -dicen ellos- que le encontraron en su departamento a la ex ministra del Presidente, los violentos disturbios de los trabajadores estatales en la provincia de Santa Cruz, la intervención de la Iglesia, el paro de los profesores por reclamo salarial... en fin, la cotidianidad del país trasandino.

Arancibia Clavel sabe más de la cotidianidad chilena que la de la nación donde está cumpliendo su pena. Ve Televisión Nacional, lee "La Segunda" y otros medios de prensa por internet, conversa por correo electrónico y chat con su familia... En estos días, confidencia, está más preocupado de la enfermedad de su madre, Violeta Clavel viuda de Arancibia, que terminó hospitalizada tras quebrarse cuatro costillas y sufrir una fuerte neumonitis, además de otros achaques personales, a sus 82 años.

Pero de esos temas sensibles no le gusta hablar. En realidad, de ninguno con la prensa. Lo dice con todas sus letras: "Desprecio a todos los periodistas. Me han transformado en un demonio y nadie ha indagado la verdad....".

No es al único gremio que desprecia.

-¿Odia?

-No, no siento odio. Sólo lamento las mentiras de algunos y la indolencia de otros.

"El juez Solís envió un certificado donde dice que no estoy requerido"

-Se ve mejor de lo que suponíamos, después de casi 12 años en prisión...

-¿Cómo me veo?

-No parece un veterano. Claro que la primera impresión es la de un recién jubilado con su bolsita de pan...

-¿Aspecto de jubilado? No vaya a poner eso. Lamentable que justo haya pasado a comprar unos DVD vírgenes, que es lo que llevo en esta bolsa.

En uno de los contados cafés de Buenos Aires donde hay sala para fumadores, toma el encendedor y le tiembla la mano al prenderlo. Pero no tanto como hace unos 10 años, cuando lo entrevistamos encarcelado y debía sostener esa mano con la otra para poder manipular algo.

-Ha mejorado su brazo-, le comentamos.

-Estuve en rehabilitación. Y sigo con el tratamiento.

Sufrió daño neurológico por efecto de los apremios físicos que le aplicaron cuando la policía federal lo detuvo. Torturado el "torturador", como lo calificó Laura Elgueta, la ex jefa de prensa de Vivianne Blanlot cuando fue ministra de Defensa. Elgueta también atestiguó en su contra, y su testimonio fue decisivo cuando dijo que el día en que llegaron a detenerla sus torturadores en Argentina, donde ella residía como exiliada, había un hombre con una mirada penetrante que reconoció de inmediato al ver a Arancibia Clavel durante el juicio oral. Su caso se sumó al del homicidio de Prats, con resultado de condena a prisión perpetua de Enrique Arancibia, acusado de "partícipe necesario" en el homicidio y asociación ilícita con un grupo de la Dina, destinado a cometer el crimen. En los hechos, se le imputó haber participado como el hombre que hizo el seguimiento de los pasos de Prats, para que luego Michael Townley le diera el bombazo fatal.

-En ese aspecto, el caso va por otros rieles en el juicio sobre el homicidio de Prats, que actualmente investiga el juez Alejandro Solís en Chile...

-El juez Solís envió un certificado donde dice que no estoy requerido ni he sido vinculado a los hechos que él investiga. Es más, hace poco el brigadier (R) Espinoza entregó un documento donde se indica quiénes fueron los encargados del seguimiento al general Prats. Pero de ese tema me niego a hablar. Yo estoy ahora cumpliendo la última parte de mi pena, que es la libertad condicional, y me encuentro en una posición muy débil. Recuerdo una respuesta que dio Menem una vez, cuando un ex funcionario de gobierno lo acusó de una suma de irregularidades: "¿Quién le cree a un preso?"

"Leí más o menos 350 libros"

-Hablemos de sus años en prisión. ¿Cómo logró mantener cierta cordura durante tantos años privado de libertad?

-Por la firme convicción de mi inocencia. Siempre he pensado que en algún momento se va a saber la verdad. Con ese pensamiento, me mantuve dentro de la normalidad mental.

-¿A qué dedicaba su tiempo?

-Leí más o menos 350 libros. Me gusta mucho la historia, toda la parte del imperio romano, los griegos. También la literatura moderna argentina.

-¿Qué fue lo primero que hizo cuando salió del presidio? ¿Cómo estaba el día? ¿Frío, caluroso, llovía, alumbraba el sol?

-Fue al mediodía...No recuerdo si hacía frío o calor. Me estaba esperando mi familia... Fue como cruzar la vereda.

-Qué parca sensación ante tan fuerte vivencia.

-Cruzar la vereda tiene mucho significado. Allá estaba la cárcel, acá la continuación de la condena. La reinserción, como dicen... como si fuéramos tuercas que se ensamblan.


"Volveré a Chile cuando acabe el juicio del caso Prats"

"Me estoy reinsertando. Estoy viendo oportunidades laborales... Con doce años preso uno sale sin redes de contacto".

-¿Y en qué está ahora?

-Me estoy reinsertando, en general. Eso quiere decir muchas cosas. Estoy viendo oportunidades laborales. Lo que tengo claro es que no quiero no hacer nada. Sigo cumpliendo mi condena, que se divide en dos partes: la prisión y la libertad condicional, que es ambulatoria y con todas las restricciones que norma la ley. Estoy a derecho, porque he cumplido todos los requisitos. Demoraron cuatro meses en el proceso para dármela. Yo firmé un... quiero usar la palabra exacta, pero no la recuerdo.

-¿Compromiso de buena conducta?

-Algo así. Me presenté al Patronato de Liberados, debo informar al Patronato si por alguna razón no alcanzo en 24 horas a volver al domicilio donde he fijado residencia, no puedo tomar trago, no puedo... La labor que hacen en el Patronato con los presos en libertad condicional es extraordinaria. Se preocupan de que tengan dónde vivir, les ayudan a desarrollar un oficio... en fin. Está pensada para gente que vivió en la delincuencia y no tiene medios. Son asistentes sociales que se preocupan de cada uno. Mi caso es diferente, pero no menos duro. Con doce años preso uno sale sin redes de contacto, sin saber cómo encontrar un trabajo productivo. Además, uno se pone más reflexivo.

-¿Qué tipo de personas conoció en el presidio de Gendarmería?

-Conocí a mucha gente: desde asesinos, hasta ladrones con guante blanco. Ahí aprendí que la impresión que puede dar una persona puede ser totalmente falsa.

Desconfiado, inseguro, débil, se muestra por momentos Arancibia Clavel.

-¿Y en qué, o en quién cree?

-En Dios, en mi inocencia...

-¿Le sigue interesando la política?

-No me interesa. Nunca me interesó.

-¿Entonces por qué se involucró en hechos políticos?

-Nunca colaboré en forma política. Colaboré para que Chile fuera mejor, nada más. Creo en el concepto de política como bienestar del pueblo. Pero no creo en los políticos. Hay quienes dicen que yo estoy libre e impune. No es así.

-¿Piensa viajar a Chile?

-Sí.

-¿Cuando termine su pena en libertad condicional, en cinco años más?

-Antes. Cuando termine el juicio del caso Prats en Chile.

-¿Ha escrito algo sobre su historia?

-No. Lo tengo en mente. Pienso en un libro como son las entrevistas con la historia...


Abogado: "Si la sentencia en Chile es contradictoria con la de Argentina, sería lo que aquí llamamos un escándalo jurídico"


"Cuando llegó acá tras quedar en libertad vigilada fue algo fuerte: No lo reconocí; sólo lo había visto en prisión. Me contrató la familia cuando él ya estaba detenido".

Quien así habla es el abogado defensor de Enrique Arancibia Clavel, Eduardo Gerome, narrando cómo fue el encuentro con su representado cuando salió de la cárcel.

Está impresionado por lo que ha leído en periódicos chilenos. Nos lee en voz alta una reacción de una entrevistada, publicada en El Mostrador cuando dio la noticia de la salida de prisión de Enrique Arancibia: "Nos parece horroroso que este tipo de sujetos ande libre por las calles y se sienta impune ante la ciudadanía".

Al respecto, comenta:

-¿Cómo se va a sentir impune alguien que cumplió parte de la pena que tenía que cumplir en prisión y que ahora está cumpliendo la otra parte fuera? El podría sentirse mal condenado.

-¿Qué pasaría si en el juicio en Chile condenan a otras personas y ni figurara Arancibia Clavel?

-Allí, entonces, se daría el caso que hubiera dos sentencias contradictorias respecto de un mismo hecho y una misma persona. Esto aquí se conoce como un escándalo jurídico.

-¿Qué ocurriría, entonces?

-Bueno, lamentablemente Arancibia no podría recuperar los años que vivió privado de libertad.

-Se podría pedir revisión de la causa?

-En su momento dije que el fallo al que se había llegado era una solución política. Pero ya no tiene sentido volver a contraponer los hechos. Sería nada más que una reivindicación moral para él. Mal o bien, ha sido condenado y ha cumplido su pena. Si no, no estaría en libertad condicional. Y ahora tendrá que cumplir la última parte, para quedar libre de toda deuda con la sociedad.

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