Los papeles que fueron encontrados en el basurero del departamento del fiscal Nisman refutan la polémica desmentida que protagonizó ayer el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, cuando hizo pedazos el diario. El medio y el gobierno K es una pelea que se arrastra por años.
Sin embargo, Capitanich calificó el contenido como una "mentira" y que "se pretendía hacer un montaje a través de una denuncia de contenido falso". Pero los documentos encontrados en un basurero del departamento del fiscal Nisman ratifican la primicia de Clarín. Efectivamente dichos documentos existen y están basados en fuentes judiciales. Estos fueron fotografiados por los investigadores y se incluyeron como prueba en la causa que intenta determinar cómo murió Alberto Nisman -el fiscal del caso de la AMIA- el pasado 18 de enero. La misma fiscal Viviana Fein, que lleva el caso de la muerte de Nisman, ratificó la veracidad del borrador que tanto indignó a Capitanich y al gobierno kirchnerista.
Hoy, el jefe de Gabinete K no rectificó su conducta de ayer en su cuenta diaria ante la prensa. Es más, se dedicó a discutir con el periodista de Clarín presente. Capitanich acusó al Nicolás Wiñazky de que su diario "se dedica a extorsionar a gobiernos" buscando en la basura "escritos que no tienen ningún tipo de sentido y asidero".
El primer facsímil es donde Alberto Nisman pide la detención y está escrito como borrador. Contiene 26 páginas y en ellas solicita al "Señor Magistrado" que disponga "la detención de Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, Héctor Marcos Timerman, Andrés Larroque (previos procesos de desafuero, remoción o juicio político, según corresponda en virtud de sus respectivas condiciones de Presidenta de la Nación, ministro de Relaciones Exteriores y Culto y diputado nacional)".
Respecto a la polémica protagonizada por Capitanich y Clarín, tanto el medio como sus periodistas salieron a defenderse. El primero repudió el gesto del jefe de Gabinete, calificando su conducta como una "actitud impropia de un funcionario de la democracia (...) y que refleja una profunda anomalía institucional". Los periodistas autores de las noticias destruidas por Capitanich aseguraron "que fueron realizadas de acuerdo a las normas y estándares profesionales, con fuentes inobjetables y con los chequeos necesarios para ser publicadas".
No es primera vez que el grupo Clarín, el mayor conglomerado multimedia de Argentina, tiene problemas con el gobierno K. Se trata de una situación que se arrastra por años, principalmente desde el "Paro del Campo" de 2008. Pero en 2011 llegó a su clímax: fue intervenida la operadora de televisión por cable "Cablevisión", parte del grupo. Su sede fue allanada por más de 50 gendarmes quienes cumplían una orden judicial en medio de la discusión de la polémica Ley de Medios que impulsó la Casa Rosada sobre la concentración de medios por parte de un solo holding empresarial.
Ya Néstor Kirchner en la fase final de su Presidencia, denominó a Clarín 'la madre de todas las batallas'. Tanto él como la Presidenta Cristina Fernández percibieron al Grupo Clarín como el mayor límite a su poder. El Kirchnerismo ve a este grupo de medios como la oposición real, cuando en la política no hay capacidad de generarla con capacidad de poder. El gesto del jefe de Gabinete del gobierno argentino, Jorge Capitanich, rompiendo notas de este diario, como ha hecho el Presidente de Ecuador, Rafael Correa, en el pasado, es una escalada más en este conflicto, pero no es necesariamente el hecho más importante.
Los medios opositores han sobrevivido al kirchnerismo en Argentina, a diferencia de lo sucedido en otros países de la región, porque han sabido combinar liderazgo, firmeza política y gestión empresaria.