El "íntimo" colaborador del fallecido funcionario había entrado una segunda vez al departamento. La última: el domingo 18.
El nuevo sospechoso del gobierno: Diego Lagomarsino.
Según ha cambiado la versión del gobierno a nueve días de la extraña muerte del fiscal Alberto Nisman, éste también ha reorientado su foco acusador: Primero se enfocó en Nisman: suicidio.
Después en el ex hombre fuerte de la Inteligencia argentina, Antonio Stiuso: homicidio. Y ahora le toca a Lagomarsino, el "íntimo" colaborador del fallecido funcionario. ¿Suicidio asistido?, se pregunta el diario Clarín.
Mientras que la justicia argentina aún no puede aclarar si la muerte de Nisman se trató de un suicidio o asesinato, la Mandataria se lanzó ayer con todo (y por primera vez en cadena nacional) contra el que ahora es el único imputado por la muerte del fiscal que la denunció por un trato comercial con la República Islámica de Irán que dejaría en el olvido la presunta participación de este país en el atentado contra la mutual judía AMIA en 1994 y que dejó 85 muertos.
La fiscal Viviana Fein encausó ayer a Lagomarsino por haberle facilitado la pistola Bersa calibre .22 hallada en el baño del departamento junto al cuerpo. Además está con arraigo nacional desde el viernes pasado.
¿Pero quién es Lagomarsino? Experto en informática, fanático runner y de la playa, opositor al gobierno, hacía trabajos fuera de la fiscalía de Nisman, a pedido del mismo fiscal, encargado de los cruces de llamadas telefónicas en las investigaciones que seguía.
Su trabajo consistía en manejar bases de datos que aportan las empresas telefónicas con las llamadas entrantes y salientes de un número de teléfono y vincularlas con otra base de datos con información de otro número para ver si hay correlación entre ellos y si hay números en común con los que se comunican.
Su labor, consigna el diario La Nación, había sido clave en la causa AMIA, para identificar patrones de comunicación telefónica con números sospechosos en la Argentina y en la Triple Frontera antes y después del atentado del 18 de julio de 1994, contra la AMIA.
Trabajaba con un contrato semestral desde 2007 y tiene un sueldo de 40.000 pesos argentinos mensuales (casi 3 millones de pesos chilenos al cambio de hoy). Su contrato era renovado a pedido de Nisman sin nada que discutir.
En ese sentido -además de su alto sueldo- lo explosivo de sus palabras en Twitter fue lo que llamó la atención de La Casa Rosada. En uno de sus mensajes se puede leer "no sé si tengo fiebre por la gripe o por los comerciales del gobierno en la televisión publica". Y hay más "este gobierno es un circo, por eso los espectáculos de ese tipo ...", "#FelizCumpleCFK Que Dios le de mucha luz para ayudarnos a todos", "Por ciertos acontecimientos de hoy tengo ganas de decir: Kretina (por la Presidenta) andate a la c...! Amen". Estos son algunos de los tweets que todavía figuran en la cuenta de Lagomarsino.
"Llegaron a mí la publicaciones en Twitter y Facebook de la jueza interviniente. Manifestaciones no solamente de neto corte opositor hacia el gobierno nacional, sino que diría hasta ofensivas hacia la figura presidencial que revisten mayor gravedad proviniendo de una funcionaria pública de otro Poder", escribió también ayer la Presidenta.
Ahora la justicia argentina está buscando más pruebas que incriminen a Lagomarsino. Una que estaría investigando sería que el experto en informática habría entrado una segunda vez al departamento de Nisman. Una el sábado (que se conocía, y en la que le habría pasado la pistola) y otra el domingo (que no se conocía), día de la muerte del fiscal.
