Museo de Berna acepta la polémica colección de arte de Gurlitt
La colección incluye también numerosas obras que probablemente pertenecieron a judíos obligados a huir de la Europa ocupada por los nazis o asesinados por el régimen.
por:
dpa
lunes, 24 de noviembre de 2014
El museo de Berna, en Suiza.
Foto Reuters
Berlín.- El Museo de Bellas Artes de la ciudad suiza de Berna comunicó hoy que se hará cargo de la valiosa colección de arte que legó por testamento Cornelius Gurlitt, el hijo de un galerista alemán cercano a Adolf Hitler.
El presidente de la fundación del museo suizo, Christoph Schublin, informó que el museo ha llegado a un acuerdo con las autoridades alemanas en virtud del cual los cuadros sospechosos de haber sido expoliados durante el nazismo permanecerán en Alemania hasta que se dilucide su origen. El ya fallecido Gurlitt declaró al Museo de Berna único heredero de la colección de más de 1.500 cuadros, grabados y gráficos de maestros modernos como Matisse, Picasso, Renoir y Monet que le dejó su padre.
Gurlitt era hijo de uno de los cuatro marchantes de arte al que el dictador Adolf Hitler encargó vender las obras modernas tachadas de "arte degenerado", cerca de 20.000 piezas que los nazis descolgaron a partir de 1937 en más de un centenar de museos alemanes.
En lugar de vender las obras al extranjero, el galerista se quedó al parecer con muchas de ellas por precios irrisorios. Estos cuadros retirados de museos alemanes pasarán al Museo de Berna, según convinieron las autoridades alemanas con el museo suizo.
La colección incluye también numerosas obras que probablemente pertenecieron a judíos obligados a huir de la Europa ocupada por los nazis o asesinados por el régimen. En estos casos, Alemania se comprometió a asumir los costos de la investigación de procedencia y la restitución de los cuadros.
Las pinturas fueron descubiertas por casualidad el año pasado en el sótano de una vivienda de Múnich y su calidad y valor causó sensación en el mundo del arte. La colección fue confiscada y Gurlitt firmó poco antes de morir un convenio con el Estado alemán en el que accedía a que fuera investigada la procedencia de los cuadros. Entre tanto, una prima de Gurlitt reclamó la herencia y cuestionó la salud mental del anciano en el momento de redactar el testamento.