Una victoria del empresario de centroderecha Mauricio Macri en las presidenciales de 2015 facilitaría el futuro K. En 2015 se cumplirán 12 años de kirchnerismo.
Cuenta regresiva en Argentina. Dentro del círculo de poder que rodea a la Presidenta argentina Cristina Fernández ya se imaginan a la actual Mandataria como figura clave de una futura oposición para después de 2015. Al no prosperar la idea de la re-reelección, "mi jefa política seguirá siendo Cristina", aseguraba la diputada Juliana Di Tullio. El objetivo: volver a La Casa Rosada en 2019 tras un paréntesis de cuatro años. Tal como lo hizo Michelle Bachelet, según cuentan a "La Segunda" fuentes al interior del gobierno. "Para ella, la Presidenta chilena es un modelo de estrategia política. Ve en ella su modelo para dejar el poder en 2015 y retornar en 2019", dicen desde la capital argentina.
Y al parecer, el trazado futuro lo tiene claro. Es así como Cristina y su hijo Máximo Kirchner no tienen sucesores "salidos del riñón" kirchnerista para continuar con el "proyecto K". El mismo heredero decía hace dos semanas que "ningún candidato" a la presidencia le movía "el amperímetro". Para él, su madre está por arriba de todos. Actualmente Cristina tiene un piso cercano al 30% de apoyo. Se trata de un número de donde podrá construir su oposición.
Uno de los favoritos para ganar en 2015, Sergio Massa, aunque fuera jefe de gabinete de Fernández, nunca fue un convencido K. Ahora corre por la presidencia como un peronista opositor al gobierno.
El otro es Daniel Scioli, gobernador peronista del Gran Buenos Aires que ha tenido buenas y malas relaciones con los Kirchner.
Pero el plan K iría por otro lado. "Sin duda a Cristina le conviene Mauricio Macri. De hecho el gobierno fue funcional a su crecimiento. Cualquier otro los pondría en problemas porque son astillas del mismo palo. Macri es el opuesto ideal", asegura a "La Segunda" desde la capital argentina el analista y columnista de la Revista Noticias, Omar Bello. Con Macri en La Rosada, no habría quien arrebatara el liderazgo tipo "resistencia" a Fernández y a su hijo dentro de la oposición peronista. Y a Máximo le acomoda este panorama, dice Perfil.
Lo contrario pasaría con un peronista como Presidente. Se le haría más difícil. "Actúan corporativamente", dice Bello. Como antes con el menemismo y ahora con el kirchnerismo, la tendencia peronista es a irse con el ganador. Si es Massa o Scioli "los K quedarían reducidos a un espacio marginal", dice.
"La idea K es entregar el gobierno pero no el poder. Tanto Cristina como Máximo, buscarán un espacio desde la oposición. Cristina puede ser desde el Parlamento del Mercosur o el Congreso y él desde Santa Cruz, donde su padre inició su carrera", asegura a "La Segunda" el analista político Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
Para Fraga, la clave para que el plan kirchnerista funcione es "mantener la lealtad de sus parlamentarios y de los gobernadores y así complicar al futuro gobierno con una oposición fuerte para volver en 2019".
