Amado Boudou quedó a cargo del Ejecutivo y está citado de nuevo a declarar ante la justicia.
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Si el juez no concedía aplazar la audiencia, Boudou iba a tener que asistir a los tribunales mientras esté a cargo del Ejecutivo, pues la Presidenta argentina, Cristina Fernández, viajaba a Brasilia para participar en la cumbre de Unasur-BRICS.
Será la primera vez que Boudou quede a cargo del Ejecutivo desde que fue procesado en un caso de presunto tráfico de influencias cuando fue ministro de Economía (2009-2011) por la supuesta compra irregular de una imprenta de dinero. Con esta causa -conocida como caso Ciccone- se convirtió en el primer Vicepresidente en funciones en la historia argentina en ser procesado.
Desde que se conoció el procesamiento judicial por el caso Ciccone, la oposición reclama a diario la salida del gobierno del Vicepresidente.
En Argentina, a diferencia de otros países, el Vicepresidente es elegido como compañero de fórmula por voto popular y por lo tanto no es designado por el Jefe de Estado. Por esto, no puede ser destituido por una decisión de la Mandataria.
Sin embargo, la gran pregunta que se repite es por qué Cristina Fernández no le pide la renuncia a su Vicepresidente.
Más aun, cuando ambos se han distanciado. "Aunque Cristina lo sostiene, se asegura en la Casa Rosada que casi no habla con el vice, y que la comunicación está lejos de la fluidez de otros tiempos", señala hoy el diario Clarín. En el mismo sentido, el diario La Nación publicó que "se cruzan cada tanto, una vez por semana, en actos oficiales, pero dejaron de tener el contacto diario de otras épocas".
Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, explica que "la aparición del Vicepresidente, ya sea representando a la Presidenta en el exterior, ejerciendo el gobierno cuando ella viaja o acompañándola en los actos públicos, perjudica la imagen del oficialismo y todos sus candidatos lo asumen así".
En ese sentido, afirma que "cualquier figura del oficialismo que pretenda ser candidato prefiere que Boudou pida licencia".
Sin embargo, Boudou sigue en su cargo. Para entender esto, Fraga da tres razones posibles.
Aunque mantener ejerciendo el cargo al Vicepresidente implica costo de imagen, "la Presidenta ha decidido hacerlo por su idea de poder".
En esta acción se ve reflejado un rasgo de su personalidad. "Frente a conflictos, desafíos y problemas, la personalidad de Cristina Kirchner tiende a redoblar la apuesta, no a retroceder", señala.
Además, la Mandataria teme otras consecuencias en su gabinete. "Un alejamiento de Boudou por el procesamiento podría llevar a que este tipo de situación se multiplique. Hay 44 denuncias por corrupción contra funcionarios del Ejecutivo y varias de ellas podrían derivar en procesamientos en los próximos meses", acota Fraga.
"Para la Presidenta, perder media docena de funcionarios por procesamientos en causas por corrupción implicaría un retroceso y una disminución del poder. Sería una señal de debilidad", explica.
El próximo año hay elecciones presidenciales en Argentina, y Fernández no será candidata. Por eso, en esta situación "puede optar por perder algunos puntos de imagen en aras de mostrar que mantiene intacto el poder y que los fallos de una justicia que se torna más independiente no pueden reducir su voluntad política ni su margen de acción".
Esto, indica, genera un conflicto y por ende tensiones dentro de su bloque.
Por otro lado, Fraga explica que pese a que la corrupción es un problema relevante y prioritario para la opinión pública, "cede ante las urgencias".
En este sentido, acota que "hace ya dos décadas que está entre las prioridades, pero ha ido cediendo espacio frente al desempleo, la pobreza y la inseguridad. Siempre ha estado entre los cuatro primeros, pero siempre en tercer o cuarto lugar".