Resurge polémico debate en medio del avance de los yihadistas. En 2006, Joseph Biden propuso la idea, que ocho años después vuelve a salir a flote.
Tanto nadar para morir en la orilla.
Al ver cómo Irak se iba despedazando, cuando el gobierno perdía el control de grandes partes del país y Al Qaeda resurgía con fuerza en un país tomado por la violencia, en 2006 surgió una propuesta. Joseph Biden -entonces senador y ahora vicepresidente de EE.UU.- junto a Leslie Gelb plantearon en un artículo para el diario The New York Times que la solución para Irak era dividir el país en tres partes: kurdos, chiitas y sunitas.
"Podría ser cada una responsable de sus propias leyes internas, la administración y la seguridad. El gobierno central controlaría defensa de las fronteras, las relaciones exteriores y de los ingresos del petróleo", señalaban usando de ejemplo a Bosnia. Este plan fue aprobado por el Senado de EE.UU. en 2007, pero ignorado por el gobierno de Bush.
Ahora, la situación de Irak no es muy diferente a la de entonces, aunque ahora el terror lo siembra el Estado Islámico, una rama de Al Qaeda formada en su mayoría por sunitas radicales en un país de mayoría y de gobierno chiita. Los kurdos, por su parte, no tienen un interés religioso, y buscan su independencia.
Así, tras ocho años de permanencia de fuerzas militares de EE.UU. en Irak (2003-2011) y miles de muertos, la pregunta vuelve a salir a flote.
La revista Time dedicó una de sus últimas portadas a "El fin de Irak", mientras que la posibilidad o conveniencia de una partición del país aparece en los portales de CNN, The New York Times y CNB.
Algunos expertos consideran que la división es más probable que nunca en este país en permanente conflicto.
Otros acotan que una separación negociada -o una reconciliación- luce como una posibilidad remota. En parte por razones económicas, puesto que áreas sunitas no serían económicamente viables si no reciben una parte de los ingresos del petróleo de otras regiones. Para dos expertos consultados por La Segunda, la división es mala idea (ver recuadros).
Un nuevo mapa -acota CNN- tendría gran enorme impacto en la región. Una región sunita independiente quedaría fuera de riesgo de caer de extremistas porque ya no se podría sentir discriminado por un gobierno chiita. La parte chiita de Irak se acercaría a Irán; mientras que Turquía, Irán y Siria -que tienen sus propias minorías kurdas- serían cautelosos ante un estado kurdo rico en petróleo en sus fronteras. El hecho también generaría una migración masiva y violencia, aunque esto ya está ocurriendo.
Aron Lund, autor de libros como "El sueño de Damasco", que ha escrito para el Instituto Sueco de Asuntos Internacionales, y es considerado uno de los más jóvenes y prometedores expertos en Medio Oriente, afirma que la división de Irak "es una muy, muy, muy mala idea. Si se comienzan a tocar las fronteras de Medio Oriente, se abre la caja de Pandora. Las fronteras no son buenas, son parte del problema, pero no hay una frontera «natural» para reemplazarlas, sólo el caos, la guerra y la limpieza étnica".
Acota sin embargo que "en la práctica se pueden formar regiones dentro de Irak e incluso a través de fronteras, debido a la decadencia del gobierno central en estas áreas. Hay que hacer frente a esto de manera pragmática y aceptar la realidad política, pero creo que sería un error gigantesco tratar de formalizar nuevas fronteras estatales o reconocer entidades separatistas en una situación caótica como esta".
Joseph Willits, del Consejo para el Entendimiento Arabe-Británico (Caabu) recuerda que de hecho Kurdistán ha estado buscando su independencia por argo tiempo y Masoud Barzani, el presidente del Kurdistán semiautónomo, ha declarado que Irak está "efectivamente dividido".
Sin embargo, una separación no le parece buena idea. "Si bien tenemos a ISIS hablando de un califato y de la fusión de Siria y las fronteras de Irak, otros quieren estados más pequeños basados en motivos étnicos y sectarios. Pero dividir Irak en términos de motivos sunitas y chiitas -crear y tallar un Estado de tal manera- es profundamente problemático", considera.
En todo caso, su pronóstico es pesimista: "La situación en Irak sólo puede empeorar. En junio de 2014 solamente, más de 2.400 personas murieron en el país (60% de civiles), el peor mes de derramamiento de sangre en siete años".
—¿Hasta dónde puede llega el conflicto de Irak? Irán, Rusia, los chiítas iraquíes y kurdos, Jordania Turquía parecen estar amenazado por ISIS.
AL—Todos ellos están en peligro de ataques y combates, sobre todo, por supuesto, los chiítas de Irak y los kurdos, las minorías religiosas y los kurdos en Siria. Jordania sigue siendo muy estable, pero se enfrenta a serios desafíos y ahora está rodeado por las guerras en Palestina, Siria e Irak. Líbano es otro país en un gran problema. Estados como Irán, Rusia o Turquía están a mayor distancia y en ningún peligro directo del conflicto se extienda a su territorio.
JW—En junio de 2014 solamente, más de 2.400 personas murieron en Irak (60% de los cuales son civiles), el peor mes de derramamiento de sangre durante siete años. Esta cifra ni siquiera incluye la provincia de Anbar.
A pesar que ISIS está haciendo avances significativos y hundiendo más profundamente en crisis a Irak, la élite política del país parece no reconocer la urgencia de formar un gobierno de unidad para luchar contra el problema.
El nuevo Califato busca consolidar su posición, y al hacerlo, la evidencia de las atrocidades ISIS en las zonas bajo su control comenzarán a salir.
Los fondos que ISIS ha robado habrán desaparecido. ISIS buscará otros medios, tales como secuestros y rescates, como una manera de recaudar fondos para consolidar su posición y hacer más ganancias. Los asesinatos sectarios se intensificarán.
—¿Cómo ve el futuro de alianzas en la región? Algunos afirman que Estados Unidos debería colaborar con Irán y Rusia en la lucha contra los yihadistas suníes.
AL— Todos los estados temen y se oponen al aumento de los movimientos yihadistas radicales como al-Qaeda o el Estado islámico, y reconocen que el colapso de los principales estados en la inestabilidad y la guerra civil va a alimentar a estos grupos y hacerlos crecer. Sin embargo, ellos están dando prioridad a la amenaza de manera diferente y tienen sus propios conflictos bilaterales que puedan impedir una cooperación eficaz.
EE.UU. y Rusia comparten una clara oposición a al-Qaeda y estos grupos, pero difieren muy notablemente en Siria y en otros asuntos políticos. El colapso de Irak es una amenaza importante, pero basta con mirar a Siria, donde estos estados no lograron poner sus diferencias a un lado para evitar el desastre.
JW—No queda claro si las alianzas militares son posibles entre EE.UU. e Irán o Rusia para contrarrestar ISIS. Parece más plausible que haya un entendimiento tácito en Irak.
Por su parte, el embajador iraquí para EE.UU., Lukman Faily, expresó su preferencia por la ayuda militar de EE.UU. Sin embargo, dijo, “tenemos que elegir el que está disponible”, que incluye a Irán y Rusia.
—¿Qué traería un nuevo califato?
AL—La declaración de un supuesto califato es algo que va a impactar en la teología de los movimientos salafistas-yihadistas radicales como Al Qaeda y puede tener impacto en el debate intra-islámico, pero no altera fundamentalmente la ecuación fuera de estos movimientos religiosos.
JW—En su mensaje de Ramadán, el líder ISIS Abu Bakr Al-Baghdadi hizo una gran campaña de reclutamiento.
También fue una herramienta para inspirar el terror y el miedo.
Su apelación a los musulmanes, a tomar las armas y el rebaño al Califato, fue un llamado audaz, y la afirmación de que de alguna manera representa a los musulmanes en todo el mundo.
Aunque estas declaraciones pueden apelar a los que buscan un califato islámico, la oposición a su propuesta proviene del interior de Irak y la propia Siria.
