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El difícil camino para lograr un acuerdo mundial de emisiones

Sin grandes conclusiones terminó hace unos días la 19 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático realizada en Varsovia, Polonia, algo que se esperaba, pero que coloca presión sobre las próximas reuniones preparatorias para el nuevo encuentro que se desarrollará en 2015 en París, donde se estima finalmente se alcanzará un acuerdo vinculante que se pondrá en marcha en 2020.

por:  Ediciones Especiales, La Segunda
viernes, 13 de diciembre de 2013
cambio climático

Foto EFE

Hace unos días finalizó en Varsovia, Polonia, la reunión de dos semanas del COP 19, instancia que buscaba elaborar una hoja de ruta para lograr un acuerdo global vinculante sobre reducción de emisiones el año 2015, cuando se celebre una nueva Cumbre Climática en París. El objetivo era ambicioso, pues ante el cese del Protocolo de Kyoto y varios encuentros anteriores sin llegar a puerto se esperaba que se convirtiera en un paso importante para acercar posiciones entre las naciones participantes, como también para que se cumplan los compromisos financieros con miras a 2020 suscritos en la COP 15 realizada en Copenhague en 2009.

¿Qué ocurrió?

Las ONG ambientales se retiraron en bloque de las conversaciones en protesta por la falta de acuerdos y además se acentuaron las diferencias entre los países ricos y pobres.

El ambiente previo a la reciente reunión de expertos ambientales ya hacía prever que el debate no sería fácil y que probablemente los objetivos iniciales se entramparían al correr de los días. Esto, porque la postura actual de Europa es más cauta que la que manifestaba hace unos años, cuando se convirtió en un referente internacional en el combate del cambio climático.

Y es que este año incluso líderes empresariales europeos han advertido que el costo de promover las energías renovables y los controles de las emisiones de CO2 podría presionar para que algunos de los miembros de la Unión Europea vuelvan a una recesión de la que han venido saliendo lenta y dificultosamente, especialmente si otras economías mundiales no están sujetas al mismo nivel de regulación.

En la discusión previa, los países desarrollados también venían acusando a los en vías de desarrollo de no estar haciendo los esfuerzos suficientes en este ámbito y argumentando que todos deben pagar, proporcionalmente, los costos que implican el uso de energías limpias y la reducción de emisiones, algo que al parecer no estarían dispuestos los países más chicos, que consideran demasiado inferior su nivel de contaminación como para asumirlo.

China y Estados Unidos, que hasta ahora se han negado a firmar algún acuerdo global a pesar de ser los mayores contaminantes mundiales, se han mantenido tomando palco.

Emisiones globales en su nivel récord


El encuentro de COP 19 se dio en medio de la publicación del reporte 2013 Global Carbon Project, grupo que recopila datos de institutos de investigación de todo el mundo cada año, y que fue publicado por la revista Earth Systems Data Discussions, el cual reveló que las emisiones globales de dióxido de carbono derivadas de la quema de combustibles fósiles aumentarán a un récord de  36.000 millones de toneladas este año.

Esta estimación representa un alza del 2,1% respecto de la de 2012 y un incremento del 61% desde 1990, el año base para el Protocolo de Kyoto.
Igual de desalentador fue el informe conocido hace unas semanas emitido por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), reporte que señaló que los volúmenes atmosféricos de los gases de efecto invernadero responsables del cambio climático alcanzaron un nuevo récord en 2012.

El secretario general del organismo, Michel Jarraud, aseguró que la aceleración en la tendencia estaba impulsando al cambio climático, lo que hacía más difícil mantener el calentamiento global dentro de los 2° Celsius, una meta acordada en la cumbre en Copenhague. Afirmó, incluso, que “cada año que pasa hace que la situación se vuelva de algún modo más difícil de manejar, hace más difícil mantenerse por debajo de este simbólico promedio global de 2 grados”.

De hecho, según estimaciones del Programa de Medio Ambiente de la Organización de Naciones Unidas (PNUMA), las emisiones de gases de efecto invernadero serían entre 8.000 millones y 12.000 millones de toneladas más elevadas en 2020 que el nivel necesario para mantener al calentamiento global por debajo de 2 grados.

¿Llegando al límite?


Tal y como están las cosas, el tiempo parece jugar en contra para que las naciones lleguen definitivamente a un consenso sobre qué hacer. Y aunque en Varsovia no se dieron pasos significativos, las expectativas están puestas en lo que se logre en la COP 20 que se desarrollará el próximo año en Lima, donde se espera poder acordar un primer borrador de negociación, conversaciones que ya rondaron en Polonia, pero sobre todo en el encuentro que se desarrollará en la capital francesa.

La ministra del Medio Ambiente, María Ignacia Benítez, asegura que hoy es necesario buscar estos acuerdos vinculantes, pues no todos los países tienen compromisos de reducción de emisiones bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) o el Protocolo de Kyoto.

“Las mediciones actuales del PNUMA indican que por primera vez en la historia las concentraciones de GEI han superado las 400 ppm de CO2-eq en la atmósfera, por lo que a la luz de estos antecedentes y considerando los compromisos que los países desarrollados y en desarrollo han presentado, el PNUMA proyecta aumentos de temperatura por sobre los 2º C, a los que se asocian consecuencias catastróficas”, subraya.

De ahí la importancia, comenta, de cerrar la brecha de reducciones necesa¬rias y asegurar una integridad ambiental mínima que permita un desarrollo sostenible a nivel global.

“Chile ha manifestado su disposición a contribuir de acuerdo con sus responsabilidades y capacidades particulares. Lo vemos como la única salida multilateral a un problema grave”, afirma la ministra.

Esta visión es compartida por Ricardo Jiménez, gerente senior de Sostenibilidad y Cambio Climático de KPMG en Chile, quien asegura que las negociaciones para un acuerdo global ha sido un tema frustrante, no solo porque los 197 países de la convención tienen intereses y puntos de vista diametralmente opuestos, sino también porque las investigaciones científicas y fenómenos naturales como el Tifón Haiyan que afectó este mes a Filipinas demuestran que se está llegando al límite.

“Es necesario buscar un acuerdo internacional, ya que uno vinculante sobre cambio climático no sólo es comprometerse a reducir emisiones, sino que también abarca temas tan necesarios como el financiamiento de la mitigación y adaptación que tendrán que hacer algunos países frente al fenómeno, la cual implicará grandes inversiones en infraestructura, reingeniería de procesos, reubicación de comunidades, agricultura, etcétera”, explica.

Para Alex Godoy, director del Magíster en Gestión Ambiental de la Universidad del Desarrollo, hoy el prin¬cipal motivo para insistir en un acuerdo global es que la autorregulación no funcionó. “Hasta ahora no han existido acuerdos vinculantes y, a pesar de que todos los países han propuesto tener sus propias acciones, no se ha logrado nada y eso lo demuestra el último informe del IPCC”, sostiene.

Los principales nudos por resolver


Buscar un acuerdo nuevo no ha sido un camino fácil. La ministra Benítez asegura que el principal tema que ha impedido un avance en esta materia es la actual división que se da entre los países desarrollados y en desarrollo, y la renuencia de los dos mayores emisores –China y Estados Unidos– a comprometerse a mitigaciones sustantivas acordes con sus niveles de emisiones.

“Estos países son en la actualidad los mayores emisores globales y ninguno de ellos tiene compromisos comparables o sujetos a un escrutinio internacional robusto”, puntualiza.

Jiménez acota que existe la idea que los países considerados industrializados lograron sus riquezas a costa de la emisión descontrolada de gases de efecto invernadero, por lo que debiesen ser ellos los primeros en actuar, mientras que a los países en desarrollo se les debiera permitir desarrollarse antes de que se les limite la cantidad de emisiones.

“Por esto China e India no aceptan la idea de generar acuerdos vinculantes que cobijen a sus países, por lo que proponen que las reducciones propuestas sean a través de compromisos netamente voluntarios”, menciona.

Alex Godoy apunta a que ya es tarde para esta discusión y para determinar qué es justo o no en materia ambiental. Por eso plantea que “éste es el minuto de hacer un esfuerzo global y el esfuerzo entre todos significa que cada uno tendrá que hacerlo en la medida de lo posible”.

Lo que sí está claro es que todavía hay que esclarecer varios puntos para poder seguir adelante. Entre ellos, cómo funcionará en la práctica el Green Climate Fund (GFC) que busca recolectar US$ 100 mil millones para apoyar iniciativas de países en vías en desarrollo, pues aún no hay certeza de dónde saldrán esos fondos, quiénes lo financiarán o cómo va a operar. Lo mismo ocurre con la línea base del nuevo acuerdo.

“No es lo mismo poner la línea base en 1994 que en 2010, por¬que mientras más cercano estamos a la fecha, menos esfuerzo haces”, asegura el experto de la UDD.

Ver Revista "La Ruta de la Sustentabilidad".

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