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Papa Francisco I, Jorge Bergoglio: arzobispo argentino que disputó con Ratzinger sucesión de Wojtyla

Fue el segundo más votado en el cónclave cardenalicio que eligió a Benedicto XVI, en 2005. Con el el apoyo necesario, el cardenal, de 76 años, se convirtió en el primer latino y jesuita en obtener el mayor puesto de la Iglesia Católica.  

por:  La Segunda
miércoles, 13 de marzo de 2013

Foto Reuters

Un jesuita argentino, que vive solo y cocina sus propias comidas, se convirtió en el nuevo Papa que reemplazará a benedicto XVI. El hasta ahora arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio , es el primer Pontífice latinoamericano en la historia de la Iglesia Católica y pasará a llamarse Francisco I.

En 2005, cuando Joseph Ratzinger fue elegido para suceder al Papa Juan Pablo II, el nombre del argentino circulaba con peso en los pronósticos sobre el resultado final de la elección del cónclave. Ratzinger fue escogido tras cuatro votaciones y en el tercer escrutinio Bergoglio recibió 40 de los 117 votos para suceder a Karol Wojtyla , según la revista italiana Limes.

Una decisión que fue bien recibida por el propio Bergoglio, pues según Andrea Torniella, vaticanista y colaboradora del diario italiano "Il Giornale", "él nunca quiso que lo trasladaran a Roma; siempre quiso quedarse en su país".

Su trayecto al poder en Argentina

Tras la sorpresiva renuncia del Papa Benedicto XVI y la apertura en la carrera por la dirección del ministerio petricio, el nombre del arzobispo de Buenos Aires vuelve a encabezar la nómina a sus 76 años. No obstante, su edad le podría jugar en contra tal como le sucedió a Benedicto XVI -de 85 años- quien asumió a los 77 años y anunció el lunes su renuncia por "falta de fuerzas" debido a su avanzada edad.

Bergoglio fue ordenado en 1936 como sacerdote de la Compañía de Jesús y solamente cuatro años después se convirtió en el líder de todos los jesuitas argentinos. Ejerció como sacerdote y profesor de teología, hasta que fue consagrado obispo titular de Auca, uno de los cuatro cargos de ese tipo en Buenos Aires, en 1992. Seis años después, cuando murió su predecesor, el arzobispo Antonio Quarracino; Bergoglio tomó su puesto, el cual mantiene hasta el día de hoy.

Se convirtió en cardenal durante el concilio de 2001, cuando Juan Pablo II creó el título de cardenal de San Roberto Belarmino. Durante esa reunión también asumió el cargo de primado de la Argentina -un título que le da autoridad sobre los obispos de su propia provincia y sobre cierto número de provincias a nivel país-. Bergoglio se convirtió así en el superior jerárquico de la Iglesia Católica de su país.

Desencuentros con los Kirchner

Los medios argentinos documentan que el arzobispo de Buenos Aires alguna vez declaró que la pugna política es "la gran enfermedad de los argentinos". Palabras que cobran sentido a las fuentes más cercanas a Bergoglio, que dicen que la relación con los Kirchner no es mala: es pésima. Néstor Kirchner jamás recibió al máximo representante de la Iglesia argentina durante su presidencia y lo mismo ha pasado con su sucesora, la actual Presidenta Cristina Fernández.

El arzobispo señaló alguna vez que si él quiere hablar con el Presidente, iría a la Casa de gobierno, y que si el Mandatario quería hablar con él, tenía que ir al Arzobispado. Pero según uno de sus colaboradores, "los Kirchner querían que apareciera Bergoglio yendo a la Casa Rosada. Las relaciones han sido frías y duras, pero cuando se encuentran, hay cordialidad porque son educados".

Según el especialista en temas religiosos y sociólogo de la Universidad de Buenos Aires, Fortunato Mallimaci, "en la sociedad argentina se piensan juntos lo político y lo religioso. Entonces ...cuando el gobierno tiene que tomar decisiones sobre educación sexual, métodos anticonceptivos, cantidad de hijos o prevención del sida, se tiene que consultar a la Iglesia".

La historia ha demostrado, sin embargo, que eso nunca ha sucedido bajo el liderazgo de los Kirchner.

Un cardenal de bajo perfil

El día en que Juan Pablo II lo proclamó cardenal, el padre Guillermo Marcó recuerda que Bergoglio le dijo: "Mi papá siempre decía que cuando vayas subiendo saludes a todos, que son los mismos con los que te vas a encontrar cuando empieces a bajar".

Consejo humilde que el religioso al parecer tomó en cuenta, ya que por rutina, y salvo que tenga algún encuentro planeado, Bergoglio almuerza y cena sin compañía. No acepta ir a comer fuera, a la casa de una familia, ni a ningún otro lado que no sea la Curia.

Marcó también recuerda gestos conmovedores suyos, como la vez en que recibió una carta de una familia boliviana que estaba sin vivienda y finalmente sacó plata de su bolsillo para que se instalara en una casa.

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