Las comunidades de La Tapera y Río Tranquilo, en Aysén, habían sufrido una serie de incendios cuando la joven que mañana se convertirá en princesa de Inglaterra, Kate Middleton, llegó a la patagonia chilena.
En medio de los voluntarios extranjeros de Raleigh Internacional, Kate trabajó construyendo dos estaciones de bomberos en la zona, el año 2001.

Raleigh, la iniciativa inglesa que entusiasmó incluso al Príncipe William, que vino al país justo un año antes que su prometida, dejó de operar en Chile el año 2006. Desde el Reino Unido, Rachel Collinson, una de sus ejecutivas, explicó que la organización destinada a contribuir con jóvenes de una variedad de orígenes y nacionalidades en proyectos de aporte a las zonas que visitan, desistió de seguir trabajando en Chile debido a la dificultad de encontrar proyectos que valieran la pena y sustentables.
Sin embargo, esa experiencia la aprovecharon los novios reales del año cuando Kate tal vez sólo soñaba con conocer al hijo mayor de Lady Di.

Ella era una desconocida de tan sólo 19 años, que participó en forma entusiasta durante la celebración con que inauguraron una de sus construcciones en Río Tranquilo, el 3 de abril de 2001, y luego en La Tapera, el 5 del mismo mes.

El grupo, cuenta Rachel Collinson, se involucró en la comunidad local. Enseñaron inglés en la escuela, pintaron la iglesia y jugaron fútbol y voleibol contra el equipo local.

También Kate hizo trekking y anduvo en bote inflable investigando la vida marina.

Pero nadie recuerda a Kate en la zona, como sí tienen memoria del paso del Príncipe William por la misma localidad. Es que Kate era una chica común y corriente, que andaba en jeans y usaba un colet para recogerse el pelo, lo que le hacía ver su cara en forma de luna llena si bien destacaba aún más la sonrisa que hoy tiene prendado al mundo.

De esa chica sencilla y con cara redonda poco queda. Al año siguiente de su visita al sur de Chile continuó siguiéndole los pasos al príncipe William e ingresó a la elitista universidad de Saint Andrews, para estudiar Historia del Arte.

Ahí conoció personalmente a William, cuyo afiche tenía colgado en su cuarto tal como otras chicas de su edad ponían uno de su artista favorito.

Dicen que él quedó prendado de ella cuando la vio desfilar un vestido transparente, el año 2002, durante una fiesta en la universidad. El caso es que terminaron compartiendo piso junto a otros jóvenes, durante cuatro años. Durante 2007 él partió a cumplir con sus obligaciones militares y el romance pareció extinguirse. Pero no. William no pudo olvidar a la chica de 1,78 m. y ojos verdes con la que compartió tantos intereses y experiencias en su época universitaria. Deportistas, Kate era buena en hockey y básquetbol, en tanto William tenía aptitud para el rugby, el fútbol y el polo. Ambos son esquiadores y jugadores de tenis.

La mayor de los tres hijos de Michael y Carole Middleton —un matrimonio que se conoció siendo él programador de vuelos y ella azafata, y que hizo dinero creando una empresa de artículos para fiestas— tuvo todas las oportunidades de una chica de clase media alta para educarse en forma refinada.

Dicen que Katherine es paciente y metódica. No se explica de otro modo que casi diez años después de conocerse con William, mañana se conviertan en marido y mujer.

A punta de gimnasia diaria, deportes y vida sana (no bebe alcohol ni fuma), ha logrado metamorfosearse desde la joven gringa carita de luna que llegó hace 10 años a Chile, a una estilizada mujer de 29 años que ya camina como princesa y que hoy pasará su última noche de soltera sin corona.