Apenas unas 4 horas por noche ha dormido esta semana el senador independiente Pedro Araya (40). Además de dedicarse al Presupuesto 2015, tuvo que quedarse hasta la madrugada revisando pruebas de sus alumnos de Derecho en la Universidad de Antofagasta. Y aunque dice que no le queda tiempo para nada, dedica un espacio a su debilidad: los tatuajes, y con orgullo luce uno en el brazo izquierdo.

-¿Qué se tatuó?

-Una mezcla entre un grabado maya y azteca. Tiene el significado de un pájaro de dos cabezas que mira hacia horizontes distintos. Simboliza parte de nuestras culturas ancestrales. Me lo hice en 1992, en primer año de universidad, porque un amigo y un primo tenían varios tatuajes. En esa época era todavía loquillo e irresponsable.

-¿Y por qué le gustan tanto?

-Son parte de una expresión artística. El cuerpo puede ser una especie de lienzo, donde se pintan los sentimientos o lo que uno piensa en determinado momento.

-¿Quiere hacerse otro?

-Sí, primero porque el pinchazo de la aguja es bien particular. No es que sea masoquista, pero es una sensación que no he sentido en otras cosas. Pese a que he tenido una buena cantidad de cortes con cuchillos y otras cosas.

-Pero a la mayoría les duele...

-Entre que me gusta la sensación de pinchazo y para reflejar algo de arte.

-¿Qué se quiere tatuar ahora?

-Un tigre porque eso soy según el calendario chino. Además, me identifica su descripción, las personas tigres son definidas como inquietas, libertarias, les gusta la justicia, luchadoras, no se quedan jamás tranquilas.

-Es fanático del tema...

-De hecho siempre estoy mirando tatuajes, veo el programa de televisión Ink Master, donde tatuadores compiten en Estados Unidos, y programas europeos. Mi gusto hasta se lo pegué a mis hijas chicas de 9 y 13 años.

-No querrán hacerse un tatuaje...

-No. Les dije que a los 18 hagan todo lo que quieran; antes no.

-¿Conocen su afición en el Congreso?

-Saben la diputada Alejandra Sepúlveda y la senadora Carolina Goic.

-¿Y qué le dicen?

-Nada. Y ahora con el tatuaje nuevo surgió un problema, porque quería hacérmelo en el antebrazo, pero mis amigos y familia me dijeron que no, porque no podría usar poleras y como soy senador, en el Congreso...

-Es más conservadora la cosa.

-Mucho conservadurismo en el Congreso y en la sociedad chilena, que ve esto como algo raro en un senador. Pero el tatuaje me lo haré igual y espero el verano para lucirlo como corresponde.

-Capaz que instaure una moda, como Gabriel Boric sin corbata.

-Hay un grado excesivo de formalidad. Soy abogado de profesión y sé la importancia de las formas, pero habría que relajarse en algunos aspectos. En el verano, por ejemplo, no poder usar corbata... A veces uno aparece sin corbata y lo miran feo. El Senado también es muy conservador en otros aspectos, por ejemplo en la cantidad de papel que gasta, cuando podría enviarlo todo vía electrónica.

"Mis alumnos me hacen bullying"

-¿Cómo le da el tiempo para ser senador y académico?

-Tuve que dejar de ver en la noche algunas series que me gustan como CSI. Y esta semana ha sido caótica, coincidió la votación del Presupuesto y cerrar el año en la universidad, tuve que corregir 25 trabajos. Tampoco puedo hojear trabajos en sala, porque hay que concentrarse en el debate.

-¿Qué le preguntan sus alumnos?

-Los más chicos me piden que les hable de debates más allá de mi clase. Por ejemplo, del Acuerdo de Vida en Pareja o la ley antiterrorista. Para mí siempre es bueno escuchar opiniones, y además tengo que dar explicaciones por todo.

-¿Dar explicaciones?

-Me hacen bullying cuando se preguntan cómo los senadores podemos equivocarnos en sacar algunas leyes que a veces quedaron mal hechas, cosas incongruentes. Me río y respondo que el legislador es sabio: el intérprete es el que se equivoca. Yo reconozco que hay pifias y les explico que en los proyectos no se tienen los votos o hay que ceder en algunos temas. Ningún alumno todavía me ha dicho que le gustaría ser parlamentario.