Cuando en el Gobierno algunos pensaban que la mayoría oficialista aseguraría un trámite menos tormentoso del presupuesto 2015, fue precisamente un diputado del bloque, Pablo Lorenzini (DC), quien revivió la "estrategia de la luca", usada para presionar al Ejecutivo frente al gasto público, en este caso, por más fondos para medios regionales.

La táctica tuvo su apogeo en el primer gobierno de Michelle Bachelet cuando el Congreso dejó reducidos a mil pesos los recursos para financiar el Transantiago.

"El fantasma de la luca aparece cuando el Ejecutivo de turno se pone demasiado soberbio y cree que el Congreso es un buzón. Entonces, la única opción de llamar la atención, es decirle: cuidado que los que votamos somos nosotros, conversemos", explica el parlamentario.

Considerando que la presente discusión presupuestaria ha sido motejada de carecer de trabajo prelegislativo, recuerda a modo de triunfo el malestar que en su momento provocó a Andrés Velasco como ministro de Hacienda, cuando desde el Gobierno no le daban información del proyecto. "Quiero recordar que en rechazo de esto mismo, un 30 de septiembre a las 12 de la noche fui a la casa del encargado de la Cámara en Santiago, recibí el presupuesto y di una conferencia a la 1 de la mañana, antes que nadie".

-En la época de Velasco...

-Así es. A nosotros nos elige la gente, representamos a regiones y algo tenemos que decir. Si sólo estamos para ser mandados para el ejercicio numérico, no corresponde.

-Con la amenaza de los mil pesos usted dilató la votación del presupuesto de la Secretaría General de Gobierno, encabezada por Alvaro Elizalde, a la espera de fondos regionales.

-En este caso la luca está diciendo: tranquilidad, estudie un ratito más, escuche a los parlamentarios.

El hoy senador Lagos Weber se acordaba de que cuando él fue ministro partimos con las platas para los pequeños medios de comunicación en regiones que no tienen cómo subsistir. Estamos pidiendo $300 millones más, es inconsecuente que eso no haya sido considerado. Hay mucha plata para honorarios y cosas rimbombantes.

-La Presidenta había hecho hace una semana anuncios de regionalización.

-Podemos discutir acerca de un puente, de un hospital. Pero esto (de los fondos para medios regionales) es más ciudadanía, más sentimiento. A este gobierno lo veo en mucho enfoque en obra física. Pero la gente está queriendo una característica de nuestra Presidenta, su simpatía, por eso arrasó. El presidente anterior era lo otro, ratios. Y los medios dan cercanía.

"¿Agachar la cabeza? Absolutamente no"

-Lo ocurrido hizo recordar lo que pasó con el Transantiago.

-¡Esa luca quedó en la historia!

Los mil pesos son una forma de protesta. De ahí vienen los díscolos. Estamos los diputados y senadores de gobierno; los de oposición, y los díscolos, no seremos muchos, pero también tenemos la voz...

-¿Se siente díscolo?

-Yo respaldo a mi Presidenta en las cosas estructurales, que están en el programa, pero de ahí a agachar la cabeza en todo lo que se mueve, absolutamente no.

A veces a Presidentes y ministros les hace falta alguien que les diga lo negativo, y no sólo como sus asesores que sólo aplauden.

-¿Revivió su pasado colorín? Adolfo Zaldívar fue protagonista en ese episodio del Transantiago.

-Esa fue mi cuna. Adolfo me trajo a la política.

Sin embargo, la independencia la da el respaldo ciudadano, tengo un récord: esta es mi quinta reelección y siempre he sacado más porcentaje de votos que la elección anterior. Al final vas a estar con tu Presidenta, pero en todo el camino previo me siento libre para plantear todos los esquemas, y eso a muchos les molesta, y vienen los llamados telefónicos. Aquí mismo me están llamando desde La Moneda (suena su teléfono). Pero me siento tranquilo con la conciencia y con decir "lo advertí".

-¿En qué sector de la DC se inscribe hoy?

-Hemos formado algo nuevo, incipiente, los regionalistas, pero mantengo la "tercera vía" en la DC: nada que esté comprometido con el poder por sí.