Baja tasa de homicidios.
Sin embargo, las cifras sobre homicidios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) pueden significar un puente entre ambos países. Y es que, según esos estudios, Chile e Islandia son las naciones donde es menos probable morir asesinado.
El país europeo tiene en torno a un homicidio cada 100 mil habitantes, el promedio más bajo de Europa. Chile, en tanto, tiene una tasa de 3,1 asesinatos, el mejor resultado de América Latina.
En ambos casos hay cosas que sorprenden: en diciembre del año pasado la policía islandesa anunciaba que había dado muerte a un hombre que disparaba desde su departamento ubicado en un suburbio de la capital, Reikiavik. Lo que puede ser común en cualquier parte del mundo en Islandia no lo era, ya que fue la primera vez que la policía mataba a una persona en un operativo que requirió personal armado (la fuerzas de orden regularmente no portan armas).
El caso chileno se distingue en un continente que se desangra: 19 de las 20 ciudades con más homicidios del mundo están en Latinoamérica.
La media es de 25 asesinatos por cada 100.000 habitantes, lo que supera con creces a otras regiones en desarrollo donde hay cerca de 2 homicidios por la misma cantidad habitantes.
En ese escenario, Honduras encabeza el triste récord con 90,4 homicidios cada 100 mil personas.
¿El secreto de chilenos e islandeses?
Los expertos no han encontrado las razones que expliquen 100% el fenómeno. Al parecer, se trataría de un conjunto de medidas destinadas a brindar más oportunidades a los jóvenes y una buena política de infraestructura que incluya escuelas, viviendas y caminos.
Por el contrario, en aquellos países donde los asesinatos están a la orden del día también se conjugan varios elementos: jóvenes en situación vulnerable, crimen organizado, narcotráfico, conflictos políticos y desigualdad.
