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Artistas pintan cabeza de Teresa Claro: "Quiero dar una señal de que el cáncer no es una peste"

Profesora de arte, aspira a "que se entienda que lo que una persona con cáncer necesita no es compasión, sino que una compañía activa".  

por:  Martín Romero E.La Segunda
miércoles, 23 de julio de 2014
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"Mientras mi médico me decía que se me iba a caer el pelo por la quimioterapia, yo inmediatamente pensaba en que me iba a pintar la cabeza".

Así de rápido se le ocurrió la idea a María Teresa Claro (52 años) de convertir su diagnóstico de cáncer de mamas en expresión artística: pintarse su cabeza con diferentes diseños. Ni a su marido ni a sus cinco hijos les extrañó la decisión. Obvio, si ella es profesora de Arte en el colegio San Anselmo de Colina y la mayoría de sus amigos son pintores o artistas.

"Llamé a mis amigas y a Gonzalo Cienfuegos, que es mi vecino, para que me pintaran, y todos me dijeron que si", cuenta.

Hoy, luego de un mes y cuando ya se ha hecho cuatro de las cinco quimioterapias de su tratamiento, ya la han pintado 30 veces.

Cienfuegos, Benjamín Lira, Carmen Aldunate, Teresa Ivanovic y Ximena Cousiño, por mencionar a los pintores más conocidos, ya han participado en el proyecto, algunos con un diseño predeterminado y otros dejándose llevar por la improvisación. En los próximos días, Mario Toral también se pondrá manos a la obra.

Para inmortalizar los diseños, el grupo creativo Trimagen fue invitado a fotografiar todo el proceso para darle una mirada más artística. La idea es generar una muestra a nivel nacional y un libro, aunque no se sabe "ni cuándo ni donde", que retrate toda la experiencia. También se está realizando un documental.

Terminar con un tabú

Usa el tradicional pañuelo en la cabeza al que se recurre en estos casos, pero no tiene pudor en sacárselo y mostrar su cabeza calva.

Sentada a un costado de la chimenea de su casa en Colina -que entrega un salvador calor en un día de intenso frío- y con un café en la mano, cuenta: "¿Por qué elegí pintarme la cabeza? Hice una reflexión: una mujer pelada es distinta a un hombre pelado. Si lo ves caminando por la calle no pasa nada, pero una mujer sin pelo es igual que una mujer desnuda; todo el mundo se da vuelta para mirarte. ¿Por qué produce tanto pudor la cabeza?".

Por eso el proyecto se llama "Mi Cabeza".

"Yo quiero que esto traspase lo artístico. Uno de mis alumnos de segundo básico y la hija de una amiga también me van a pintar. Deseo dar una señal de que el cáncer no es una peste y que la gente entienda que lo que una persona con cáncer necesita no es compasión, sino que una compañía activa. Es sensibilizar a las personas desde el arte", dice.

Hasta el momento ninguna otra persona con cáncer se le ha acercado para ofrecerse a participar en la iniciativa. "No sé, quizás mucha gente debe pensar: 'Qué loca es esta mujer que tiene cáncer y se anda pintando la cabeza'", apunta.

Según María Teresa, el proyecto continuará hasta que le comience a crecer el pelo, lo que de acuerdo con sus cálculos debería pasar dentro de dos meses.

Y para darle continuidad, ya está en conversaciones con la corporación contra el cáncer de mamas 'Yo Mujer', para donar los derechos de imagen y para que los eventuales recursos que pueda generar la iniciativa puedan ir en ayuda de mujeres afectadas por la enfermedad.

"A algunos les costó"

Tere, como le gusta que la llamen, cuenta que tiene 93% de probabilidades de recuperarse. Fue un autoexamen el que la puso en alerta y luego los tests confirmaron que tenía un tumor maligno.

Explica que no se ha sentido mal y que está tan ocupada como siempre, porque si bien está con licencia en el colegio, sus alumnos la siguen visitando. Además, está tomando un pequeño taller sobre un tema que la apasiona: la iconografía bizantina del siglo XI. "Tengo pilas Eveready para rato", expresa entre risas.

Hasta momento, confiesa, le han gustado las pinturas y las fotos, y como buena profesora de Arte, puede hacer una crítica al trabajo.

"Aunque las pinceladas puedan parecer iguales a la vista, cada artista tiene su estilo. Hay unos que trazan unas líneas perfectas, otros pintan a base de puntitos, hay otros que presionan mucho el pincel en la cabeza. También he notado otra diferencia, ya que hay artistas que me pintaron como si mi cabeza fuera un lienzo más. Pero hubo algunos que les costó más aproximarse a mí, pintarle la cabeza a una mujer con cáncer igual es raro, pero me sentí cómoda igual", comenta.

¿Cuánto demoraba todo el proceso? En algunos casos podía ser rápido, unos 20 minutos. Pero en otros, Tere tuvo que someterse a casi cinco horas de trabajo.

Dice que no se ha sentido enferma y que está "fascinada con la gente" que la ha ayudado.

"Este proyecto me nació, pero no sé dónde va a terminar", comenta con una sonrisa entre fascinada y preocupada.

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