El economista armó "ambiente" contra la reforma tributaria original y participó en el acuerdo del Senado. ¿Arreglín político?, le preguntamos: "Eso es una lesera".
-Usted participó en algo que está en boca de todos.
-Muy contento de haber podido contribuir a mejorar una reforma tributaria que traía muchos efectos negativos para el país. Algo que uno tiene que estar dispuesto a hacer.
-Se dice que esto no fue un acuerdo, sino una "cocina"...
-(se ríe) ¡Bueno, todos los acuerdos se cocinan! Pero éste en particular no deja a nadie feliz, desde luego a mí no. Aunque reescribimos junto al Gobierno la reforma original, sigue siendo mala.
-¿Será que había demasiados cocineros?
-Sí, había hartos chefs, porque había que compatibilizar muchas cosas. Es un plato colectivo jajaja!
-¿Aún están lavando los platos?
-¡Sí, todavía queda bastante! Hay que redactar la ley antes de comerse el plato.
-Otros dicen que no era cocina, sino pabellón.
-¡Jajaja, yo diría que eso es más cierto! Lo que se hizo fue intervenir todo el cuerpo, se rehízo la reforma entera en cada una de sus partes.
-O sea que además del corazón, ¿también hígado, pulmones, riñones?
-Todo se cambió.
-¡Pero entonces es un Frankenstein!
-No, porque yo creo que se cambió para mejor. Claro que yo, como técnico, voy a quedar con la inquietud de si no conviene hacerle otra cirugía estética al paciente.
-¿Y cómo era el ambiente con tantos bisturís, muy tenso?
-No, yo estuve en un pabellón técnico y lo que vi fue una discusión técnica, muy agradable, muy concreta.
-¿Ganó el pragmatismo sobre la ideología?
-Mire, yo cuando discutía con la gente de Hacienda sentí que lo hacía muy profesionalmente, aquí no hubo una confrontación, y lo agradezco.
-No le creo nada...
-(se ríe) ¡Eso no quita que cada cual tuviera sus posiciones, claro! Pero era un ambiente muy grato, finalmente.
-¿Quién paga la reforma? ¿El 1% más rico?
-La vamos a pagar todos. Es como un restaurante, donde algunos pueden tener una cuenta más alta que otros, pero todos tienen que pagar.
-¿Golpe a la democracia, como dice el diputado Boric?
-No, al revés. Cualquiera que sabe de democracia sabe que es justamente la búsqueda de acuerdos a través del diálogo. Lo que se hizo fue, justamente, generar tal grado de debate en la comisión de Hacienda que...
-Pero la crítica es porque se reunieron en la casa de Juan Andrés Fontaine, su hermano, por cierto. ¿Eso no es arreglín político?
-Yo creo que eso es una lesera. Es anecdótico, esa fue solo una entre muchas reuniones, el acuerdo no se cerró ahí.
-¿Usted hubiera prestado su casa para una reunión?
-Por supuesto. Es una cuestión práctica, nada más. Lo que uno quiere en cualquier negociación es tener un espacio tranquilo para conversar, lejos de los periodistas.
-Discutieron en pleno Mundial. ¿Nadie apostó el FUT contra el paso de Chile a cuartos de final?
-Jajaja! No, además, ¿quién es dueño del FUT para apostarlo?