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La historia no contada de Nino Muñoz, el fotógrafo chileno más famoso de Hollywood

En Chile fotografió a Pinilla, pero en EE.UU. los famosos se lo pelean. Es sanantonino, llegó con 160 dólares a Nueva York y hoy se codea con Leo DiCaprio, a quien le presentó a su mejor amiga y musa, Gisele Bundchen.  

por:  Alexandra Briones R.
lunes, 07 de julio de 2014

"La gente que dice que no es fotogénica, siempre resultan ser los que salen mejor".


Su sonrisa sobresale en el lobby de un hotel santiaguino. El fotógrafo que acaparó las cámaras por haber inmortalizado a Mauricio Pinilla el fin de semana, ha pasado estas horas en Chile notablemente emocionado. Hace 12 años que no venía, desde que la revista británica Wallpaper que incluía imágenes del popular balneario, de Grecia y Brasil.

"Cuando mi hermana supo que iba a fotografiar a Pinilla, dio el medio grito y pidió fotos con él. Mi familia está muy emocionada", cuenta Nino.

Nació en San Antonio, donde estuvo hasta los 3 años, cuando sus padres decidieron emigrar a Canadá. De ahí su spanglish con el que cuenta sus anécdotas. "Hay tantas cosas tan lindas que recuerdo. Cuando viajaba de vacaciones, me quedaba dos meses en San Antonio con mis abuelos", dice con cierta nostalgia.

El sábado pasado, el alcalde, Fernando Rodríguez, le entregó las llaves de la ciudad. "Mi mamá lloró. Mi papá dijo que tenía la piel de gallina apenas se enteró", cuenta.

Nino ha fotografiado a la mayoría de las grandes personalidades del mundo del espectáculo: Brad Pitt, Christina Aguilera, Alicia Keys, Beyoncé, Gwyneth Paltrow, Jennifer López, Jay Z, Jessica Biel, Daniel Craig, Justin Timberlake, Keira Knightley... y la lista suma y sigue.

También Scarlett Johansson. "Es súper simpática y súper sexy... Pero medio machito. Me gusta porque es como un neoyorkino", revela riéndose.

Gisele Bundchen, sin embargo, es lejos su favorita. Su mejor amiga desde los 13 años. El es el fotógrafo que la acompaña por el mundo en cada una de sus campañas. De hecho, lo que pocos saben es que fue Nino quien le presentó a Leonardo DiCaprio (a petición del galán de Hollywood).

Abrazos, besos... y vino

Nino está en el país para presentar su exposición 'Desfilo por', que se inauguró el fin de semana y recorrerá los Mall Plaza del país hasta el 1 de agosto.

Cuenta que su diario de vida es Instagram: " Voy fotografiando todo. No lo necesito para mostrar mi trabajo profesional, para eso tengo website , agencia y todo. Es muy bueno para los que están empezando y quieren mostrarse. Eso sí, hay un poquito de abuso de filtros".

Según él, una de sus ventajas es que, a la hora de trabajar, es cariñoso y cálido.

"Me siento súper chileno. Como la gente americana es un poco fría, cuando llego les doy un abrazo, un beso y pido vino", señala.

"Me siento súper orgulloso de mi trabajo y poder mostrar lo feliz que soy, por eso varios amigos me han llamado por muchos años. Al principio, quizás quedan un poco shockeados. Ahí les grito a mis asistentes que suban la música para bailar y romper el hielo", asegura entre risas.

"Estudio las caras y sus ángulos, yo sé qué es lo que voy a hacer con cada persona, todos son distintos. Con la misma luz hago cosas diferentes con cada uno para mostrar lo mejor".

Aunque asegura que muy pocas veces tiene que lidiar con asuntos de divismo, sí se ha enfrentado con molestosos paparazzi. "Una vez estaba haciendo una portada con Joe Magliano y los paparazzi estaban ahí. Me molestó, porque publicaron las fotos antes de que salieran las mías", relata.

Todo con "ito"

Claro que no sólo trabaja con gente que el común calificaría como "linda". "La belleza es algo muy personal. La gente que dice que no es fotogénica, siempre resultan ser los que salen mejor".

Llegó a Nueva York con 18 años y 160 dólares en el bolsillo. "A esa edad sólo vives el momento, no planificas la jubilación", acota.

Sus padres, como buenos chilenos sobreprotectores, no aprobaban el cambio. "Mi mamá lloraba y mi papá me decía que estaba loco. Claro que sólo les dije que iba a ir a visitar Nueva York, no les dije cuánto llevaba ni cuánto me iba a quedar. Llegué y supe de inmediato que era donde tenía que estar".

A sus 41 años -que cumplió el viernes pasado- no es muy distinto. "Con mis hermanos nos reímos. Cuando llamo a mi madre se demora 10 minutos en cortarme el teléfono. Empieza «Que Dios te bendiga, cuídate, come manzanita, tomatito» y todo con «ito», súper chilena".

En su casa en Canadá siempre se habló español. "Las comidas son chilenas, comemos empanadas, pastel de choclo, todo. Desde chico, mi torta favorita es la de milhojas. Para el 18, mi mamá hace empanadas, tomamos vino chileno ¡Siempre hay vino en la casa! Mi mamá hace pan amasado y ahora todas mis hermanas cocinan comida chilena. Lo más importante, que nunca falten la palta ni el manjar. Tampoco el tomate con cebolla y el arroz con huevo".

Lo cierto es que no conoce muy bien Chile. Una vez hizo el intento de recorrerlo con su hermana Andrea, pero no resultó. "Fuimos a dedo cuando tenía 25. Llegamos hasta La Serena, porque mi hermana se enamoró de un chileno ¡Ahí quedó el viaje!". Su otra hermana conoció a su marido en una discoteque de San Antonio. Ahora tienen 4 hijos.

Sueña con dividir su tiempo entre EE.UU. y su país natal. "Quiero hacer un viaje para tomar fotos y hacer una especie de documental fotográfico de mi país. Cuando joven lo quería hacer, pero no tenía el dinero; ahora tengo el dinero, pero no tengo el tiempo", se lamenta.

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