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La difícil restauración del ex Club Fernández Concha

Raspando con cepillos de dientes, equipo logró sacar 7 capas de pintura de la fachada, hasta dar con el color original.  

por:  Martín Romero E., La Segunda
lunes, 30 de junio de 2014
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Con lija en mano, y mucha paciencia, Héctor Puelma limpia la superficie de la enorme puerta que tiene acostada encima de la mesa.

Carpintero de oficio, Puelma (73 años) es experto en restauración de maderas y, como tal, es parte del equipo que está trabajando en la recuperación del ex Club Fernández Concha. Se trata de esa antigua casona ubicada en la calle Compañía -entre Teatinos y Morandé-, que fue construida en 1860 por el arquitecto Lucien Hénault, el mismo autor de la iglesia de La Gratitud Nacional y del Palacio Pereira, y que en un momento fue sede del Partido Nacional, entre otros usos.

La puerta en la que se ocupa don Hernán es una de las dos que constituyen la entrada principal del palacete, que hoy luce provisoriamente enrejada.

"Es un proceso largo y cuidadoso, ya que son puertas únicas que tienen casi 140 años. Son de cedro y provienen de un árbol de 40 metros de alto que sólo se encontraba en el Tíbet y en El Líbano", explica Puelma, quien trabaja al interior de la remodelación. Para mover las pesadas puertas (mide 3,86 metros de alto por 1,57 de ancho), se necesitan seis hombres.

Este es parte del duro trabajo que ha conllevado la restauración del club y del inmueble continuo, la Casa Goycolea (construida en 1900) que partió en 2009 y cuya primera etapa está concluyendo a un costo de $1.500 millones.

Hasta el momento se han reforzado las estructuras de ambos inmuebles (que corren en paralelo a calle Compañía) severamente dañadas por el 27/F y se han recuperado los colores originales de las fachadas. También se rehicieron las ventanas del primer piso que dan hacia la calle y se eliminaron las cortinas metálicas que estaban en la primera planta.

"Desde el punto de vista conceptual, la principal dificultad fue hacer entender lo que nosotros proponíamos: limpiar las fachadas, no volver a pintar encima, tendencia que en Europa está extendida, pero en Chile no tanto", explica el arquitecto Ignacio Lampaya, de la empresa española Moguerza que se dedica al rescate patrimonial.

"En el proyecto original estaba especificada una nueva capa de pintura por sobre las que ya existían, pero nosotros, previendo que debajo de todo existía una capa original, elegimos recuperar. Empezamos una limpieza con cepillos de dientes y empezaron a salir las 7 capas de pinturas que tenían las paredes. Al final, encontramos que los colores originales eran ocre (para el Club Fernández Concha) y rojizo (Casa Goycolea)", agrega.

Segunda fase

Según explica el constructor Santiago Urzúa, representante de la sociedad propietaria de los inmuebles, la idea es comenzar la segunda fase lo antes posible.

Básicamente, lo que se hará es reforzar estructuralmente el interior (paredes y techos) de ambas casonas. "Estamos esperando el financiamiento para comenzar. Ya estamos postulando a algunos fondos a través de la Ley de Donaciones Culturales. Cuando tengamos el dinero esperamos demorarnos un año en los trabajos", explica Urzúa.

La tercera etapa y final es la refacción de ambos patios traseros y la realización de un paseo peatonal que conecte, a través del pasaje Sótero del Río, las calles Compañía y Catedral. La idea, a dos años plazo, es convertir ambas casonas en un centro comercial y cultural. Todo, con un costo cercano a los $4 mil millones.

Santiago Urzúa: : "Los trabajos son muy caros"

$20 millones es lo que deben pagar anualmente los propietarios por concepto de contribuciones de la Casa Goycolea. El Club Fernández Concha, al ser Monumento Nacional, está exento.

Sin embargo, el gasto no deja de ser menor teniendo en cuenta la alta inversión en la restauración patrimonial. "Son trabajos caros en general, además hay imprevistos que generan más costos: por ejemplo, tuvimos que contratar un arqueólogo por unos hallazgos que hicimos en el zaguán de la Casa Goycolea, una especie de canal de ladrillos hecho en la década del 20", señala Urzúa.

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