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Nicolas Collins: El gurú electrónico que enseña a "hackear" instrumentos

Amigo de John Cage, discípulo de Alvin Lucier y David Tudor, desde los setenta que está experimentando con nuevos sonidos sacados de insólitos instrumentos de viento, guitarras o cajas de efectos.

por:  Juan Carlos Ramírez F./La Segunda
jueves, 17 de abril de 2014

Para ser uno de los artistas electrónicos más influyentes del mundo y haber vendido miles de ejemplares del libro "Handmade Electronic Music", Nicolas Collins no pierde el humor. Tampoco el sentido de la aventura. "Mi castellano es terrible. Corríjame si me equivoco, por favor", dice antes de reconocer que experimentar con los sonidos "no es suficiente" y que a veces las obras que, supuestamente, marcan un quiebre, "son un poquito aburridas".

Compinche de John Cage y alumno aventajado de David Tudor y Alvin Lucier -dos referentes universales de la música más vanguardista del siglo XX-, Collins empezó en los setenta a modificar instrumentos y objetos para dotarlos de sonidos nuevos. Su filosofía de trabajo consiste no sólo en redescubrir la relación física con el sonido, sino también gozar la experiencia de descubrir nuevos elementos musicales. Sus grabaciones, disponibles en su muy completa web -www.nicolascollins.com-, son justamente eso: sonidos nunca antes escuchados, notas sostenidas, loops, ruidismo y paisajes intrigantes.

Eso es lo que intenta transmitir en sus talleres, donde recorre el mundo haciendo cursos como "Introducción a la música, Ciencia y Tecnología" o "Síntesis y procesamiento digital de sonido". En Chile estuvo toda la semana como parte del programa Escuela Internacional de Profesores Visitantes, organizado por el Instituto de Música de la UC.

"El problema con la electrónica es que el contacto con el sonido es indirecto. Es como dibujar sin lápiz o tocar rock sin guitarra eléctrica. Se perdió el «medio». Y a mí me gustaba la idea de trabajar esos sonidos electrónicos usando instrumentos, tal como si se tocara folclore", explica.

-¿Su idea es recuperar el concepto de mediador en la música electrónica?

-Sí. Me interesa trabajar con algo que podemos llamar la basura de la tecnología: baterías, circuitos integrados, cosas de automóviles... cosas muy baratas y populares de construir. Mis primeras obras en los setenta ya sonaban así. ¡Lo que me intriga es que esos sonidos sigan vigentes ahora que estoy viejo! Es una forma de nostalgia, de retromanía.

Que Collins use el concepto "retromanía" -patentado por el crítico Simon Reynolds para referirse al eterno reciclaje de los ´80 y ´60 en el pop contemporáneo- demuestra no sólo que está actualizado con otros fenómenos, sino que también tiene distancia a su especialidad: la escena electroacústica.

-¿Siente que la música se ha vuelto más cerebral que intuitiva?

-Lo que pasa es que en la academia hay mucha teorización, volviendo los conciertos aburridos y olvidando que la improvisación es una aventura, un experimento. Da lo mismo si es un violín o un circuito eléctrico.

 

"No había mucha música experimental cuando joven"

 

Nacido y criado en Nueva York, Collins tempranamente se interesó en las posibilidades de la electrónica como un instrumento más. Al mismo tiempo que disfrutaba el ambiente avant-garde o el "Bitches brew", disco de Miles Davis que fundó el jazz rock.

Aunque él no es idealista de esa época y reconoce que "no había mucha música experimental en la radio cuando era joven".

A pesar de que sus primeros registros discográficos datan de los ´80 con discos como "Going Out With Slow Smoke" o "Let The State Make The Selection", en los ´70 se convirtió en pionero en el uso de computadores -construyendo circuitos y programando- y la creación de insólitos instrumentos hechos a mano. De hecho, se le considera pionero en el concepto DIY (Do it yourself: hazlo tu mismo) al mismo nivel que las bandas punk.

Tras ser el director artístico visitante de la Fundación Steim (Amsterdam) y compositor residente en la DAAD en Berlín en los noventa, ahora es el editor de la revista Leonardo Music Journal y profesor del Departamento de Sonido en el School of the Art Institute de Chicago. Desde allí ha recorrido el mundo entero con sus espectáculos.

Por ejemplo, en su intervención en el festival Tsonami de Valparaíso del año pasado dirigió una obra compuesta por Alvin Lucier, "Music for solo performer". Una obra que usa las ondas cerebrales de una persona en estado de reposo que activan percusiones.

"A mí me interesa que los estudiantes de bellas artes utilicen los sonidos como un elemento más. Convertir la experiencia en algo más orgánico. Después de trabajar tanto con máquinas a fines de los años noventa sentí una especie de resaca y sentí que era mejor volver a la idea de los setenta de trabajar el sonido como descubrimiento", explica.

 

Hágalo usted mismo

 

Todo su experiencia está condensada en su libro "Handmade electronic music" ("Música electrónica hecha a mano), cuyo subtítulo es revelador: "The art of hardware hacking", literalmente "El arte de piratear el equipo", disponible en Amazon.

-Gracias a ese libro he viajado por todos los países. Ahí están mis dos influencias. Primero, mi obsesión por los sintetizadores analógicos, pero también mi interés por los aspectos físicos del sonido. Ok, me gusta mucho mi computador y puedo hacer muchas cosas que no podía antes, pero no puedo imitar el... «esfuerzo». ¿Es esa la palabra?"

-¿La fuerza, el poderío del sonido?

Eso es! La corporalidad del sonido era imposible en el computador. La idea es recuperar esa vibración construyendo instrumentos.

-¿Cómo nació el libro?

-Para mis alumnos en Chicago usaba un pdf con notas, apuntes y dibujos muy feos. Un estudiante se lo mostró a un editor, que me dijo: "Nos gustaría que fuera un libro". Y yo les dije: "Es imposible, no es un texto académico". Pero ellos me dijeron: "Why not?". Pero ahora va en su segunda edición y a la gente le gusta.

-¿Por qué cree que pasa?

-Porque entrega herramientas para que las personas escriban música o diseñen sonido. No tiene una ideología ni empujo al oyente hacia cierto estilo. Si un joven hace tecno acá puede encontrar conexiones con las vanguardias. Es una ventana a un mundo secreto y desconocido.

-Jacques Attali decía que luego de la era de la música comercial, las personas empezarían a componer su propia música...

- ¡Oh, su libro "Noise" es muy bueno! Y tiene toda la razón. Además hay una evolución muy interesante. Hay gente que parte con la guitarra, luego le agrega pedales de efectos y después suelta la guitarra y empieza a usar los efectos con otros objetos hasta adaptarlos creativamente.

-¿Cree que el mercado y los rankings importarán menos en la música popular?

-Hay cruces interesantes entre el pop, la electrónica y la improvisación. Además de las escenas locales que se van mezclando. Con la web todas las personas están empezando a escuchar lo mismo, pero de todas formas existen elementos locales. En Corea escucho una música diferente que en Chile, aunque aún no sabría bien precisarla. Aún no tengo una visión completa, pero siento que en ciudades como la tuya se están cocinando sonidos nuevos.

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