En California (EE.UU) para un siniestro como el de Melipilla destinan 800 bomberos profesionales más grupos de élite... en Chile, 450 personas entre brigadistas de Conaf, personal militar, lugareños y bomberos. Aquí hay operarios temporales y sólo hacen vigilancia de la región del Coquimbo hasta Magallanes.
"Cuando llegué en 2010, teníamos un presupuesto total de $11 mil millones y cuando me vaya, en marzo, quedará en $17 mil millones. Y pasamos de 83 a 133 brigadas. Ese es un cambio muy importante".
Así retrata el director de Conaf, Eduardo Vial, la expansión del organismo -dependiente del Ministerio de Agricultura- a cargo de combatir los incendios forestales en nuestro país.
Sin embargo, esos avances no parecen ser suficientes ante la voracidad de los últimos incendios que han azotado las regiones V, VI, Metropolitana y IX.
Y así lo ratifican las cifras al comparar las unidades de emergencia en otros países con incendios tanto o más agresivos que los chilenos: Estados Unidos, Australia y Portugal, todos países OCDE.
En nuestro país, quienes combaten el fuego son operarios temporales (contratados entre octubre y marzo) y parten ganando $237 mil mensuales, los que -con horas extras- pueden subir hasta los $345 mil, dice el director de Conaf, al tiempo que destaca que "a diferencia de los temporeros (agrícolas), ellos aquí tienen comida, cama y vestimenta".
Sin embargo, la realidad chilena está a años luz de la extranjera, donde los bomberos forestales reciben $1.300.000 al mes apenas ingresan a la División Forestal de California (Cal Fire), de los $2.035.000 que les pagan a bomberos profesionales en el estado australiano de Nueva de Gales del Sur -el más poblado de ese país- e incluso de los $413.000 que obtienen sus pares en Portugal.
Pero la mayor distancia está en los recursos disponibles para combatir el fuego.
Por ejemplo, el de Melipilla -que hasta ayer había consumido 14.950 hectáreas- obligó a desplegar 10 brigadas de Conaf (120 personas), cinco brigadas militares (120 personas), 16 técnicos, 47 lugareños y bomberos de María Pinto, Cartagena, Curacaví e Isla Negra. En total, cerca de 450 personas.
Para ello se han dispuesto 4 helicópteros de Onemi, 2 aviones Dromader, dos skidder (maquinarias para mover árboles) y tres bulldozers de Onemi.
En California, hace cuatro meses se registró un incendio en el condado de Riverside (de características geográficas similares a Melipilla) que consumió 8.200 hectáreas. Movilizaron 834 bomberos profesionales y 30 grupos de élite, cada uno formado por 18 personas.
Todos ellos trabajaron con 9 helicópteros, 4 vehículos pesados, 9 camiones cisterna y 40 carros bombas.
No fue necesario que usaran los 23 aviones tanques o los 14 aeroplanos tácticos que disponen.
Según los números de Vial, Conaf tiene actualmente 1.538 brigadistas, más 70 observadores en torres. "Sumando a los bomberos y el personal del Ejército, hay unas 4.500 personas disponibles en todo el país para combatir los incendios desde la Región de Coquimbo hasta Magallanes (49 millones de hectáreas)". Para el resto del país, sólo se traslada gente si hay emergencias... pero no hay vigilancia.
En California son 4.700 los bomberos permanentes y 2.400 los temporales (contratados para el verano boreal) para atender 34 millones de hectáreas. En Australia, en tanto, hay 72 mil bomberos voluntarios para preocuparse de 80 millones de hectáreas, y en Portugal, 9.000 efectivos para custodiar 9 millones de hectáreas.
Pero la efectividad, dice el director de Conaf, "no se puede medir con la aritmética" y asegura que todos los años en Chile se registran 5.500 incendios -apenas 1.000 menos que el promedio californiano- y que las personas apenas se enteran de 40 o 50 de ellos. "Tenemos recursos suficientes para enfrentar el 96% de los incendios, aunque hay casos donde ni con 100 helicópteros podríamos manejar la situación y debemos esperar", dice.
Explica que "cuando un incendio supera las 200 hectáreas, Conaf establece una estructura encabezada por un jefe de incendios de Conaf. Hacemos un Punto Cero cerca del siniestro y cuando trabajamos con unidades externas -como el Ejército, brigadas privadas o bomberos- hacemos una «parrilla», en que le asignamos zonas a cada unidad".
"Como regla, hemos llegado al acuerdo con las brigadas privadas, que el primero que ve el humo va a apagarlo, independiente de si está dentro de su jurisdicción principal. Después llegarán los otros, pero lo principal es llegar pronto", explica .
La situación no es muy distinta del sistema que tienen en Australia, donde el protocolo establece que cuando los incendios llegan a la magnitud 3 -han superado al control de la unidad territorialmente asignada- los bomberos rurales de Nueva Gales asumen la jefatura y asignan las misiones.
En el caso de los bomberos portugueses, también les es conferida a ellos la jefatura. Aunque en este último caso, la norma establece que un equipo debe estar en el lugar del incendio como máximo 20 minutos después de que éste ha sido georreferenciado.
Según explica el director de Conaf, estas aeronaves -que pueden cargar hasta 4.500 litros de agua- se utilizaron en nuestro país pero sin buenos resultados. "Como los incendios aquí son entre los cerros, no pueden acercarse mucho, a riesgo de estrellarse, como pasó en los 80, y por eso tiran agua desde muy arriba, lo que al final se transforma en sólo una llovizna. Y, además, necesitan lagos grandes para reabastecerse y aquí no hay en todas partes".
Por eso, dice, "preferimos los helicópteros y Conaf ya tiene 9".
