Política
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Sólo cuatro candidatos presidenciales tienen guardaespaldas: La adrenalina de un trabajo "en permanente tensión"

Carabineros está a cargo de proteger a Michelle Bachelet, Evelyn Matthei, Franco Parisi y Marco Enríquez-Ominami. Se trata de escoltas especialmente entrenados, que aplican técnicas de judo para reducir a un eventual atacante. Cualquier distracción puede resultar fatal.

por:  Fernando Duarte M.
viernes, 11 de octubre de 2013
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Es un trabajo estresante, "en permanente tensión". Tienen a su cargo el custodiar la vida de los candidatos presidenciales.

Un golpe, un escupo, un disparo... deben estar atentos a cualquier amenaza.

El jefe del Departamento de Protección de Personas Importantes (PPI) de Carabineros, coronel Pedro Ortiz , relató a "La Segunda" el modo en que los escoltas son entrenados... y la forma en que desempeñan un trabajo "altamente estresante", sobre todo a casi un mes de las elecciones de noviembre, cuando los aspirantes a La Moneda aumentan sus actividades en terreno.

Conectados uno a otros a través de audífonos, de gafas y trajes oscuros, los guardaespaldas de la institución suelen tener más de 1,80 metros de estatura. "El equilibrio psicológico, en todo caso, es lo más importante", apunta Ortiz.

La labor de los escoltas -a diferencia del memorable rol de Kevin Costner en la película "The bodyguard"- es sigilosa, sin la parafernalia que suele mostrar Hollywood, con golpes de puño y disparos en medio de la multitud. "Deben ser personas muy reservadas, incluso con sus familias", comenta el coronel, quien formó parte de los equipos de seguridad de los ex Presidentes Eduardo Frei y Ricardo Lagos, además de Sebastián Piñera.

Ortiz agrega que para evitar situaciones como las vividas por Bachelet y Longueira -quienes fueron atacados con un escupitajo y un huevo, respectivamente- es necesario realizar una minuciosa labor de inteligencia: "Durante 24 horas se monitorea la comuna que va a visitar el candidato. Si hay manifestaciones, se evita acercarse a esos lugares (...) Nosotros, en todo caso, sólo hacemos recomendaciones. Las decisiones finales dependen de los comandos".

La comunicación (tanto verbal como de señas) es vital. Hay veces en que es necesario entenderse con sólo una mirada: "Tenemos que estar atento a cada persona que se acerca. El movimiento de las manos y su velocidad pueden determinar sus intenciones. Si quieren atacar hay que reducirlos, no con golpes, sino que con llaves de aikido o judo", cuenta un sargento de Carabineros que trabajó como escolta de dos generales directores de la institución: Alejandro Bernales y Eduardo Gordon.

-¿Y si el ataque se concreta?

-Se tienen segundos para reaccionar. No hay tiempo para consultar con un superior. Es uno quien debe decidir si deja pasar a una persona, la retiene, o cubres a quien estás escoltando.

En todo caso, aclara, "uno no puede vivir todo el día pensando en que todo el mundo quiere hacerle algo malo a tu protegido".

Hoy la policía uniformada está a cargo de la seguridad de 4 de los 9 presidenciables: Michelle Bachelet, Evelyn Matthei, Marco Enríquez-Ominami y Franco Parisi poseen protección. "Por el perfil de riesgo y las potenciales amenazas se asignan distintas cantidades de escoltas", explica Ortiz.

Así, los equipos que acompañan a los candidatos fluctúan entre 2 y 12 personas. La ex Presidenta Bachelet es la que tiene mayor cantidad de guardaespaldas... y Parisi el que menos. Los otros comandos, añade Ortiz, no han solicitado protección. Y asegura que en los próximos días les ofrecerán el servicio a los demás.

Sin perjuicio de su tamaño, los equipos de PPI trabajan siempre de la misma manera, con estructuras visibles e invisibles en cada salida a terreno, además de tres anillos de seguridad: "El primero está formado por los carabineros de uniforme, el segundo por el equipo de avanzada, y el tercero es el grupo que trabaja directamente con el candidato".

De los 120 escoltas que posee la institución, 22 son mujeres. Y nada queda al azar: "Nosotros incluso calculamos los tiempos de traslado en caso de que haya un terremoto y debamos huir del lugar", cuenta Ortiz.

El estándar de formación que Carabineros ha alcanzado desde 1990 ha permitido que funcionarios del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y Gendarmería postulen a su academia de escoltas. Setenta policías extranjeros, de países latinoamericanos y el Medio Oriente, han realizado el curso.

¿Y la PDI?

La policía uniformada, en todo caso, no es la única que forma escoltas. La PDI también creó el Departamento de Protección de Personas Importantes (PPI). Si bien antes de eso era una sección de la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales (BIPE) la encargada del tema, la institución estableció una unidad aparte el año 2004.

El subcomisario Patricio Gómez , jefe subrogante de los PPI, dice que para empezar a ser escolta son necesarios una hoja de vida intachable y dos semanas de intensivo entrenamiento: "Nos hacemos cargo de la seguridad de autoridades como el presidente del Senado, la Cámara de Diputados, ministros del Poder Judicial y autoridades del Ministerio Público".

Al igual que sus pares uniformados, en la PDI los detectives reciben instrucción en defensa personal, conducción de diversos tipos de vehículos y prácticas de tiro. "Si debemos usar armas va a ser en situación extrema, así que practicamos en distintos escenarios, ya sea en posición de reposo, en movimiento o hasta de noche con una linterna", relata el subcomisario.

Tras 9 años de trabajo, hoy la PDI está trabajando para obtener la certificación de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

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