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La historia del apasionado piloto a quien acechaba la muerte

Ricardo Schafer, quien falleció ayer en Viña del Mar, fue uno de los mejores aviadores que tuvo Carabineros. "Mi señora me conoció en esto, sé que pasa susto... pero es parte de la vida", contó tras el accidente del CASA 212.

por:  La Segunda
martes, 10 de septiembre de 2013

El coronel (r) Ricardo Schafer.


"Volar es mi pasión y lo haré hasta que las velas no ardan".

La frase era del coronel (r) de Carabineros Ricardo Schafer Graf , y lo retrataba de pies a cabeza.

La cita, además, cobra un sentido premonitorio: Las velas dejaron de arder a eso de las 09:45 del lunes pasado cuando el piloto, y un acompañante, murieron tras estrellarse contra unos cables de alta tensión y varios árboles, debido a la densa neblina en Viña del Mar.

Fueron 44 años como aviador, la mayoría al servicio de Carabineros. Ingresó a la institución en 1970 y llegó a ser jefe de la Prefectura Aeropolicial. Fue uno de los primeros en ser habilitados para pilotar los jets Citation, de los más modernos que posee la policía uniformada. Fue además instructor de varias generaciones de aeronautas.

Schafer vivió ligado al concepto de "volar" desde pequeño. Su padre fue fundador del Club Aéreo de Chillán.

A pesar de toda esta experiencia, la preocupación de su familia -su mujer y tres hijos- siempre estuvo presente. "Mi señora me conoció en esto, sé que pasa susto... pero es parte de la vida", confesó él hace algunos años.

Su carrera también lo ligó íntimamente a dos generales directores de Carabineros: Fue compañero de curso de Alejandro Bernales -quien también falleció en una tragedia aérea- y ofició como el último edecán de Rodolfo Stange, en 1995.

Una vez terminada su carrera en la policía, Schafer se dedicó al pilotaje comercial. En esa época, cuentan hoy sus cercanos, se hicieron frecuentes los viajes a la isla Juan Fernández, una de las pistas más difíciles del país.

El 2 de septiembre de 2011 fue el último piloto en aterrizar ahí, minutos antes de que el avión Casa 212 de la FACh se estrellara en el mar con 21 pasajeros a bordo. "También tuve un intento frustrado para aterrizar", contó en aquella oportunidad.

Ese día pilotaba el mismo avión Dornier 228 que el lunes lo condujo a la muerte. "Volamos juntos, siempre trabajó en lugares difíciles, sobre todo en el sur. Si había que hacer vuelos difíciles para trasladar a personas enfermas o de urgencia, él siempre estaba disponible", contó a "La Segunda" el general (r) de Carabineros Raúl Retamal, quien era amigo de Schafer. "Fue un gran camarada, de esos que se quedaban a conversar en la losa de los aeródromos", recuerda Retamal.

Hace pocos años, Schafer realizó uno de los viajes más inolvidables de su carrera. Fue a buscar un avión a Noruega y, según él mismo relató, "fue una experiencia maravillosa, en donde compartí con esquimales en el Polo. Me demoré un mes en llegar e hice unas 20 escalas, en Groenlandia, Canadá, Estados Unidos, las Islas Caimán y Panamá, entre otros". En ese último país, Schafer se detuvo en el mismo lugar en que Bernales perdió la vida en mayo de 2008, para recordarlo.

A sus más cercanos, este apasionado piloto contó antes de morir que tenía el ambicioso proyecto de convertir el aeródromo de Chillán en aeropuerto.

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