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La cara feliz del presidente de la FECh, que dirige a los universitarios indignados

Pro aborto, ateo e izquierdista autónomo, argumenta su postura y dice que "es extraordinariamente positivo lo que está pasando en Chile".  

por:  Lilian Olivares Fotos: Claudio Cortés
sábado, 29 de junio de 2013
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Desde su casa, en un edificio de departamentos típico de Pocuro, caminamos hasta el café Vivaldi, en El Vergel con Roberto del Río. Un café pequeño, de barrio acomodado, donde lo grande lo hacen los detalles, como un letrero con una frase escrita con tiza, de W. Shakespeare, que dice: "No basta levantar al débil; hay que sostenerlo después".

A Andrés Fielbaum (26) le gusta ese café, que ofrece medialunas y pasteles recién hechos; pero no la cita escogida para esta semana por su dueña. "Mas que débil, yo diría que al desprotegido o explotado no hay que levantarlo; lo que hay que hacer es organizarlo. Esa idea de que el fuerte va a levantar al débil me parece que tiene un dejo paternalista, y no se supera con sostenerlo después, porque en el fondo lo que queremos es que como sociedad seamos capaces colectivamente de sostenernos entre nosotros".

El presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile está ahora en su otro terreno; el más personal. En un escenario distinto al que en los últimos meses lo muestran casi a diario los noticiarios de televisión, en medio de las movilizaciones, de las tomas, al lado del ministro del Interior y del rector de la Universidad de Chile discutiendo el ingreso de carabineros a la Casa Central de la U detrás de encapuchados que arrojan bombas molotov.

La noche del miércoles al jueves durmió una hora. Anduvo en las tomas y observó el desalojo en dos colegios. Fue el hito más importante de estos días para él, porque las primarias de mañana, que marcan la agenda del país, no están en la suya. El presidente de la FECh no irá a votar.

El anda en bici, aunque tiene auto

Dice que son pocos los Fielbaum en Chile, y todos parientes.

De madre sicóloga y padre ingeniero comercial que trabaja en una óptica y hace clases en la Universidad Central, vive con su hermano mayor (28) y su mamá.

-Se separaron hace 8 años. Yo tenía 19, estaba pasando a segundo en la universidad, suficiente edad para poder asumir que es parte de la vida, nomás. Mi mamá se mantiene muy bien, es muy alegre y jovial. Con mi papá hablamos de política y fútbol, podemos estar conversando horas y horas.

El padre votará por Bachelet y la mamá, es posible que por Allamand.

Andrés congeló este año sus estudios en la Universidad de Chile. En 2014, cuando deje la presidencia de la Federación de Estudiantes, piensa terminar su tesis conjunta del pregrado y postgrado, y titularse de ingeniero civil matemático con magíster en Transporte.

-¿En qué te transportas?

-En bici o en micro.

-¿Tienes auto?

-Tengo uno, pero es muy caro moverse en auto. Lo uso de repente para ir a la playa con amigos; entre varios, ahí vale la pena.

En el colegio Pedro de Valdivia

Creció en una casa en Las Condes, cerca de Estoril, y fue al Colegio Hebreo al principio, pero en 1995 lo cambiaron al Pedro de Valdivia.

-Siempre digo que la demostración del lucro en la educación es un conocido también en los colegios caros. En mi colegio uno no puede quejarse de los puntajes PSU, pero jamás hubo una indicación más allá, que no fuera iniciativa individual de algún profesor. Lo que les interesaba era sacar los mejores puntajes posibles...

-¿Por eso te habrán puesto ahí tus papás?

-No, el colegio se fundó el 95 y yo entré el 97; estaba partiendo recién. El colegio me permitió efectivamente entrar a la universidad, pero en forma integral yo creo que tiene muchísimas patas flacas. Y en la Universidad Pedro Valdivia demuestra también el verdadero interés de sus dueños, que son los mismos. El dueño principal es Angel Maulén, democratacristiano que fue subsecretario de Educación de Frei.

-¿Qué notas sacaste ahí?

-Fui el segundo de mi generación. Sacaba buenas notas. Pero en la universidad era más mateo; estudiaba mucho antes de entrar a la política.

-¿Fuiste a alguna marcha siendo secundario?

-Me acuerdo de haber ido a una marcha contra la guerra de Irak y a otra contra el APEC. Mi vida política empezó en la universidad. En el Pedro de Valdivia el eje estaba bastante corrido a la derecha. De hecho, en mi curso yo era de los más a la izquierda. Y siempre estuve a favor del aborto.

-¿Por qué a favor del aborto? -Por un lado, por respeto a la autonomía de la mujer. En un país donde prácticamente todas las decisiones políticas las toman los hombres, pensar en un espacio democrático para resolver realmente considerando lo que le pasa a la mujer es ingenuo. Y, por otro lado, en términos incluso de política pública, el aborto, siendo ilegal, se hace igual pero en mucho peores condiciones, con riesgo para la guagua y para la madre. Siempre he creído que el aborto debiera autorizarse hasta los tres meses de gestación.

Su foto en la revista "Bello Público"

Dice que pesaba 20 kilos más cuando el 2005 entró a la universidad.

-Ese año participé mucho en las movilizaciones contra la implementación del crédito con aval del Estado.

También recuerda que en la contraportada del número 2 o 3 de la revista "Bello Público" publicaron fotos de esas movilizaciones y aparece él. Claro que no se le notan los kilos extra, tapado por sus compañeros y un lienzo.

-¿En qué momento te empezó a entusiasmar la política en la universidad?

-La única militancia que he tenido es en la Izquierda Autónoma. Cuando era mechón, recuerdo que nosotros estábamos protestando y Ricardo Lagos diciendo "no puedo creer que haya gente tan egoísta que protesta porque otras personas van a tener crédito". Pero él le estaba mintiendo al país, porque el crédito no era sólo para las universidades privadas, sino para todas. Las pocas federaciones de universidades privadas también criticaban el CAE. Cuando vi una mentira tan evidente de Lagos, ahí fue cuando marqué un quiebre definitivo con la Concertación.

-¿Cómo es que te incorporas a la Izquierda Autónoma?

-En el momento más álgido de las movilizaciones, cuando yo estaba a cargo de conducir la facultad de Ingeniería, la más grande de Chile entiendo, con cinco mil estudiantes, me di cuenta de que para un proceso tan importante no me bastaba con la reflexión propia, sino que necesitaba un grupo que estuviera pensando políticas transversalmente. Ahí decidí entrar a la Izquierda Autónoma.

El colectivo político se creó en la organización estudiantil. Sus liderazgos más famosos son Gabriel Boric y Francisco Figueroa, que fue vicepresidente de la FECh en 2011, junto a Daniela López, ex líder de los estudiantes de la Universidad Central. Los tres son hoy candidatos al Parlamento.

Andrés Fielbaum define en ese colectivo de izquierda dos rasgos distintivos:

-Por una parte, una convicción de que es necesario reimaginar la izquierda para el siglo XXI, entender que los viejos idearios fracasaron y que ese fracaso no significa que uno tenga que renegar de ellos, sino que mirarlos bien críticamente, para pensar qué queremos para el siglo 21. Por otro lado, una vocación muy fuerte de ser capaces de vincular lo social y lo político, en el entendido de que históricamente los movimientos sociales han estado muy desanclados de lo que ocurre en la política formal, y al revés también.

-El anclaje de lo político con lo social lo han hecho el FPMR y también la UDI, de distinta forma, obviamente...

Se ríe y contesta:

-El antecedente que uno efectivamente reconoce como el antecesor directo de la Izquierda Autónoma es la Zurda de los años 90, que tuvo importancia en varias luchas estudiantiles y de pobladores. Y la Zurda tiene cierta reminiscencia de alguna parte del MIR, pero eso ya es una vinculación mucho más indirecta. El Frente está más ligado al PC.

-¿Cuál es el fondo de la postura de ustedes?

-O sea, nosotros creemos que los partidos políticos tienen una función bien importante, que hoy día no la están cumpliendo porque supuestamente representan a sectores sociales con intereses ideológicos más o menos comunes, y hoy ningún partido en Chile, de la Concertación ni de la derecha, tiene un anclaje social real. Básicamente ellos dialogan entre sí mismos y con el empresariado. Pero esta idea antigua, por ejemplo, de que el Partido Radical con la Democracia Cristiana se disputaban a la clase media, esa cuestión ya no existe. No hay vinculación real entre sectores sociales y partidos políticos, por eso esta idea de la vinculación entre lo social y lo político es más urgente hoy que antes. Pero, en particular en ese punto, buscamos que los movimientos sociales tengan capacidad de autorrepresentarse, ser propositivos y que no estén en función de objetivos de un partido específico porque eso, en la práctica, a largo plazo termina replicando prácticas antidemocráticas.

-¿Y cómo fue tu rito de iniciación como militante de ese colectivo?

-El rito es que a uno lo meten a Google: izquierdaautonoma@googlegroups.com Y ahí escribieron: Le damos la bienvenida a Andrés Fielbaum, de Beaucheff.

Con la alcaldesa de Providencia

La noche del miércoles al jueves transitó entre el colegio Tajamar y el Liceo 7 de Niñas, en Providencia. En el Liceo 7 se encontró con la alcaldesa Josefa Errázuriz. "Ella estaba preocupada también por los desalojos. Conversamos de eso, de lo intransigente que fue el gobierno al no escuchar la propuesta de locales alternativos de votación. Estábamos de acuerdo en eso".

-¿Qué opinas de que un colegio permanezca tomado por meses, en un país donde no estamos viviendo en Irak, ni en España con su tremenda cesantía, ni en Argentina con su corrupción?

-Pero estamos viviendo en Chile, donde tenemos los aranceles más caros del mundo en comparación con los sueldos que tenemos.

-¿Y en qué cambiaría eso si los colegios hubieran seguido tomados durante las primarias, o si se retoman?

-Nosotros apoyábamos la decisión de los secundarios, pero sí nos parecía un contrasentido reprimir, en nombre de la democracia que supuestamente representan las primarias, a los estudiantes que se están movilizando, cuando justamente si uno mira el sentido más estricto, la movilización es lo más democrático que le ha pasado a Chile. La democracia no es que haya más o menos votaciones. Significa que son los intereses de la mayoría los que se ponen en juego a la hora de tomar decisiones políticas. Eso es en el fondo un gobierno de la mayoría.

-Se supone que cuando uno vota es porque va a elegir a las personas que quiere que la representen en esa esfera, porque las personas tienen sus otras pegas que no son gobernar.

-Pero aquí no estamos hablando de que deje de existir una institucionalidad política. Cuando yo digo eso es porque muchísimos temas que afectan directamente a la mayoría de los chilenos estuvieron siempre fuera de la discusión pública, hasta que vinieron las movilizaciones. O sea, nuestras movilizaciones permitieron que efectivamente entraran a la cancha de la política formal los intereses de la mayoría de la sociedad. En un país donde la institucionalidad política se mira al ombligo y está tan desconectada de lo que pasa en el resto del país, las movilizaciones son, por lejos, lo más democrático que ha ocurrido, porque permiten que efectivamente se empiecen a discutir temas que a la mayoría del país le importan y le afectan. En Chile tenemos naturalizado el país en el que vivimos, pero el neoliberalismo se instaló acá como en ninguna otra parte del mundo.

-¿Y por quién vas a votar?

-En las elecciones parlamentarias voy a votar por Pancho Figueroa.

-¿Y en las primarias?

-No voy a votar en unas elecciones que son de la misma derecha y de la misma Concertación que no sólo han construido el modelo contra el cual nos movilizamos, sino que lo construyeron a costa de los intereses de la mayoría de Chile, con muchos militantes enriqueciéndose, llenos de conflictos de intereses, y más aún en particular la Concertación, que ha tenido una tradición de montarse encima de los movimientos sociales para desactivarlos.

-Convengamos en que una cosa es la movilización y otra la acción de encapuchados y violentistas que lo único que quieren es hacer daño.

-Pero esa no es una excusa para desmontar los movimientos sociales.

-¿No sientes el peso de la responsabilidad, al llamar a la gente a pedir y pedir y después ellos saquean la calle? ¿No te asusta?

-Evidentemente entendemos que la FECh tiene una gran responsabilidad, pero creo que estamos viviendo un proceso social bien intenso, bien interesante, que va a significar hartos años de movilizaciones, de disputas, de transformaciones, y eso va a tener momentos en los cuales uno sienta que se equivocó o que el movimiento social está retrocediendo. Pero me parece que es tremendamente positivo lo que está ocurriendo hoy en Chile, donde la gran mayoría de la gente vuelve a organizarse y vuelve a entender que este país tan neoliberal no es una decisión divina, sino una decisión política que se puede revertir y que debe revertirse para tener un país mas justo y democrático, y más feliz.

-Tú no eres desconfiado, como suelen serlo los activistas...

-Uno anda más feliz por la vida cuando confía en la gente, que cuando desconfía.

-¿Y tú andas feliz?

-¿Por la vida? Sí.

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