Que el debut de un escritor chileno como Roberto Kruger (1983), rechazado por todas las editoriales del país, sea a través de una publicación en España y aparezca en el ranking de los libros más vendidos de Perú -sólo superado por "Cincuenta sombras de Grey"- no es un dato menor.

Más aún, si "El Plan Morgana", thriller definido por el propio autor como "ficción futurista", se centra en un megaconflicto entre Chile y Perú a días de que La Haya entregue su veredicto, en junio de este año.

En rigor, el asesinato del embajador peruano -que abre la novela- es sólo la excusa que termina movilizando a los países vecinos para asediar a Chile. Perú quiere recuperar su territorio; Bolivia, una salida al mar, y Argentina, la soberanía sobre la Patagonia.

Estos tres países idean un plan escalofriante: una bomba atómica lanzada desde una isla artificial. Todo esto, narrado por dos agentes de la inteligencia chilena: la criminóloga Sandra Calderón y el novato Manuel Manríquez. Para orientar a los españoles, el libro de 80 capítulos y 400 páginas incluye un mapa de la región en conflicto.

Todo esto provocó un pequeño revuelo "literario" en Lima durante su lanzamiento el verano pasado. Especialmente en la prestigiosa cadena de librerías Virrey -que junto a Minerva son las más importantes del país-, que importó la novela y que entrega el ranking para EFE de los libros más vendidos a nivel continental.

El diario La República calificó la novela de "provocadora", agregando que el libro no es tan exitoso, pero asegurando que "los que sí le han puesto la puntería al libro son oficiales del Ejército que comentan sobre la trama de Kruger en medio de las clases que reciben en la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas". En España lo han emparentado con las ficciones de John Le Carré o Tom Clancy por "cómo refleja los conflictos políticos de Latinoamérica y el enfrentamiento entre Chile y Perú".

La inspiración de las "bolsas plásticas" de Donayre

Fue en Chillán, mientras estudiaba para ser profesor de Educación General Básica, cuando se topó en internet con un video del ex comandante peruano Edwin Donayre, donde hablaba distendidamente sobre un posible conflicto limítrofe y donde proponía "sacar chilenos en bolsas plásticas". Un hecho que gatilló una tensión diplomática en diciembre de 2008.

Y aunque ya estaba intentando escribir un libro sobre la demanda en La Haya desde hace un año fue recién ahí que se iluminó y empezó a escribir entre la universidad y el supermercado, donde trabajaba para pagar sus estudios. "Mi teoría era: ¿Qué intenciones llevarían a un país a demandar a otro por problemas del pasado en pleno siglo XXI y por qué se atrevería a apostar el todo por el todo si siempre se ha considerado que es una nación que muestra bajo perfil en temas de armamento?".

Así estuvo escribiendo -e investigando- hasta el 2010 para dar con 400 páginas de "intriga, acción, suspenso, historia sudamericana y romance". "Presenté los textos a cinco editoriales multinacionales y a cuatro editoriales locales. Al cabo de 4 meses, me llegaron las cartas de rechazo de las cinco transnacionales. Eso me destrozó. De las locales nunca supe nada".

Sólo una editorial le explicó que la novela estaba "bien estructurada según el género thriller ", pero que había dos problemas. Primero, el tema era muy "lejano" en el tiempo. Segundo, no era "un autor conocido".

Justo cuando iba a publicarlo él mismo con su propio dinero llegó un email de la editorial Nowtitus de Madrid, especializada en ficción histórica y divulgación científica con más de una veintena de colecciones. "Ahí me acordé de que les había enviado los tres primeros capítulos, sin ninguna expectativa". Al final, pudo verlo publicado en noviembre del año pasado.

A fines de este año publicará en Puerto Rico la novela romántica "El gran leñador" y sigue esperando la respuesta para una segunda parte de "El Plan Morgana".

"En el norte de Chile se respira intranquilidad"

-¿Cómo se contrasta la realidad con tu novela de "ficción futurista"?

-Si hay algo que me ha descolocado ha sido encontrar que mi libro se ha cruzado con la realidad. O más bien, alineado. Muchos de los hechos que ocurrieron ya estaban escritos en la novela. Y ahora, con la insistencia de Bolivia de recurrir a La Haya, confirmo mis teorías.

-¿Qué te influenció a la hora de escribir?

-En mi caso, la ficción futurista está más bien inspirada en crear hipótesis según un comportamiento histórico y social. Sin embargo, uno de los ejes fue pensar por qué los países que siempre se han considerado de bajo perfil en temas de armas en la región, de repente alzan la voz como gigantes... Tal vez, tienen la mano escondida en la espalda, esperando el momento para lanzar la piedra.

-¿Crees que a través de la ficción se pueden tocar otros temas?

-La ficción da para mucho. El simple hecho de suponer ya es ficción. El punto es: cuando la ficción se convierte en realidad, ¿qué hacer? Todos los temas que actualmente llenan las agendas de los diplomáticos de La Haya están planteados en la novela. También, el miedo que nadie quiere reconocer. En el norte de Chile se respira intranquilidad. Pero nadie sabe qué hacer.

-¿Tuviste algún problema?

-Los peruanos respiran, duermen, conviven y se impregnan del tema de La Haya. Es tanta la rigurosidad que existe que el libro tuvo algunos problemas para ingresar al país y para estar en las librerías, pues el Ministerio de RR.EE. del Perú decretó que no podía entrar ningún texto que contuviera un mapa de insinuación política hasta después del fallo de La Haya. La librería tuvo que solicitar un permiso especial.

- En Chile la recepción ha sido regular. A última hora comenzará a despertar el interés, cuando nuevamente los canales de TV estén las 24 horas transmitiendo paso a paso lo que ocurra en la Corte Internacional de Justicia. Me sorprende, sí, que en el norte se venda mucho. Generalmente, paso una vez a la semana por una librería en Antofagasta y casi siempre está agotado. Eso me da un pronóstico.