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Patricia Pérez, la Ministra meritocrática: "Como dice Sun Tzu, no hay malos soldados; hay malos generales"

Su proceso de selección: "Felipe Bulnes me contó que llamó a algunos académicos y se le fue repitiendo mi nombre". Su trabajo previo: "Me tocó representar a muchas víctimas, y también a mujeres imputadas de delitos. Mujeres víctimas de violencia intrafamiliar que agredían a su pareja o a veces llegaban a matarlo".

por:  Lilian Olivares/La Segunda
sábado, 09 de febrero de 2013
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Camina apresurada con sus tacos altos rojos y su vestido de gasa en tono pastel, con el tronco más adelante que las extremidades, como si su mente quisiera ganarle al cuerpo.

Aún no termina de instalar sus cuadros en la oficina que desde el 18 de diciembre ocupa en el edificio de Justicia: la de Ministra.

El lunes cumple dos meses en el cargo. Es la cuarta mujer que lo ha ostentado, en la larga historia de esa cartera con 175 años de existencia. Primero fue la militante radical Adriana Olguín de Baltra, en los tiempos de Gabriel González Videla; luego, la independiente Mónica Madariaga en la época de Augusto Pinochet; y la democratacristiana Soledad Alvear durante el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle.

-¿Qué ve en común en esas tres mujeres que la precedieron?

-Que han liderado con fuerza, convicción y decisión un ministerio que tiene un abanico de materias, en un área dominada por hombres y en una secretaría de Estado que hoy abarca desde la Superintendencia de Quiebras, pasando por el Servicio Médico legal, las corporaciones de asistencia judicial, el Registro Civil, el Sename y Gendarmería... cerca de 25 mil funcionarios.

Patricia Carolina Pérez Goldberg, 38 años, es una fiel exponente de la meritocracia.

El día en que conoció a Felipe Bulnes

Hija de un carabinero que se pensionó como comandante después de sufrir un accidente vascular en una pierna, y de una dueña de casa que le dio 5 descendientes a su marido, creció en los cerros de Valparaíso.

Todos los Pérez Goldberg llegaron a ser profesionales: Ella, la mayor, estudió Derecho en la Universidad de Valparaíso; le sigue una profesora de Filosofía, luego una de Educación Diferencial, un submarinista y el menor es dentista.

Patricia es la primera y única abogada de la familia.

Llegó a esa secretaría de Estado el 11 de marzo de 2010, como Subsecretaria del Ministro Felipe Bulnes.

-No nos conocíamos de antes. Cuando se estaban configurando los posibles integrantes del gabinete, él me contactó y entré a un proceso de entrevistas en el que conversamos largamente. Esto ocurrió en febrero de ese año.

-¿Sobre qué temas versó la conversación?

- Sobre el sistema penal, la modernización de la justicia, el trabajo de las corporaciones... los desafíos que se venían en el sector. Tuvimos una muy buena relación desde el principio. Y después el Presidente de la República me invitó a formar parte del gabinete.

-¿Cómo fue eso?

-Fue uno de los momentos más emocionantes que me ha tocado vivir.

Se encontraba en su oficina, en la defensoría penal pública de la V Región. Estaba preparando un informe sobre jurisprudencia, cuando de repente sonó su celular y le dijeron: "La llama el Presidente electo". Escuchó la voz de Sebastián Piñera: "Patricia, la llamo para invitarla a sumarse al gabinete como Subsecretaria de Justicia".

En ese momento aquilató todos los desafíos que se le venían adelante, junto a un ministro como Felipe Bulnes, de quien había escuchado hablar sobre su inteligencia y su capacidad profesional. Ella midió sus fortalezas: conocía muy de cerca la materia, porque había actuado como querellante y también en la defensoría, pero también manejó materias civiles, especialmente derecho de familia.

-Me tocó representar a muchas víctimas, y también a mujeres imputadas de delitos. Mujeres víctimas de violencia intrafamiliar que agredían a su pareja o a veces llegaban a matarlo.

-¿Y cómo fue que Felipe Bulnes (hoy embajador en Estados Unidos) llegó a usted?

-Le hice la misma pregunta. Y me contestó que yo tenía un perfil deseable, puesto que estaba interesado en una persona que conociera los temas de justicia desde el servicio público y particularmente en materias penales. Me contó que llamó a algunos académicos y se le fue repitiendo mi nombre.

Lo que aprendió de Teodoro Ribera

Quienes la han visto trabajar en estos casi dos meses en el cargo dicen que es como una hormiguita, y que no deja nada sin revisar. Que continuó con las tareas que tenía como Subsecretaria, y absorbió las nuevas. Hay una razón:

-Estuve un mes sola, sin Subsecretario. Pero lo cierto es que acá el equipo es muy bueno. El sistema siguió funcionando.

Alude a la abrupta partida de su antecesor, el ex ministro Teodoro Rivera, quien renunció luego de la polémica que se desató por su vinculación con un profesional formalizado por cohecho y lavado de activos, en el marco de las investigaciones por el caso de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) de universidades.

-¿Cómo se llevaba con Teodoro Ribera?

-Muy bien.

-¿A usted le cuesta delegar tareas?

-No, para nada; todo lo contrario. Me encanta el trabajo en equipo y creo que es muy importante tener la confianza en las personas, para que tomen decisiones. Yo creo que un buen trabajo supone la confianza y la capacidad de saber delegar. He tenido una ventaja muy grande, porque siempre he trabajado, desde chica. Entonces, he tenido la posibilidad de conocer distintos tipos de liderazgo. Creo que un elemento que he podido rescatar es que de cada uno de mis jefes he podido sacar distintas enseñanzas y he tratado de aplicarlas a lo largo de mi vida.

-¿Qué aprendió de Teodoro Ribera?

-Tiene mucho sentido del humor, y es una persona que privilegia mucho a su familia, su núcleo.

Sus redes políticas

Se define como independiente, pero acota que "comparto plenamente el ideario del Presidente de la República, cuyo eje central es la confianza en las personas, finalmente, pero también las libertades que necesitan para poder avanzar en todos los planos de la vida".

-¿Cómo ha suplido su falta de redes políticas, que es un área que debe manejar bien un ministro?.

-He tenido la oportunidad de asistir permanentemente al Congreso desde que llegué al Ministerio, compartir con parlamentarios de todos los sectores políticos. Y haber participado en distintas políticas públicas como operador directo me ha permitido tener una herramienta no sólo teórica, sino también práctica. He forjado lazos personales y profesionales con los parlamentarios. No he tenido ninguna dificultad; todo lo contrario.

Menciona a los senadores Francisco Chahuán, a quien conoce desde la Universidad; Lily Pérez, "a quien quiero mucho"; Hernán Larraín, con quien "he cultivado lazos muy cercanos", Alberto Espina, "que nos colaboró mucho con el plan de once medidas para la reinserción juvenil"; a Soledad Alvear, a quien aprecia y quiere, y al senador Walker... "nos han colaborado mucho con las penas sustitutivas".

Negociación por nuevos cargos

-¿De qué manera ha enfrentado la negociación política que demanda el nombramiento que viene, de un nuevo ministro para la Corte Suprema?

-Para mí es un ambiente que me resulta muy cómodo. Y obviamente esa materia, como muchas otras, supone conversar, dialogar, llegar a acuerdos. Finalmente eso es lo que el país necesita, porque es importante encontrar canales de comunicación y hacer que los temas avancen. Y eso se aplica a todas las materias.

-¿De alguna manera siente que ha ejercido como puente entre el Gobierno y el Ministerio Público en sus demandas por mejores recursos, dado que su marido es jefe regional de la Fiscalía de la V Región?

-A ver, los temas que tienen que ver con el Ministerio Público, y particularmente su fortalecimiento, son una materia que fue anunciada desde el primer momento por este Gobierno. A diferencia de la administración anterior, que se conversaba el tema pero nunca se concretaba, este Gobierno hizo un proyecto de ley.

-Volviendo a las negociaciones políticas, vienen varios nombramientos en el Tribunal Constitucinal, también...

-Esos son temas que hay que verlos, porque también hay participación del Ministerio Secretaría General de la Presidencia.

Ella evidencia estar más pendiente de temas como el Sename y la protección de la infancia. "Desde el año 91 que el Comité de Derechos del Niño viene diciendo al Estado que tiene que tener dos servicios especializados: uno que se encargue de quienes estén vulnerados en sus derechos, que depende del Ministerio de Desarrollo Social, y otro que es el Servicio Nacional de Responsabilidad Penal Adolescente, que va a estar orientado a la reducción de la reincidencia. Lo plasmamos en un proyecto de ley que hoy estamos tramitando en el Congreso, en la Comisión de Constitución. Son temas de la máxima relevancia, que estuvieron dejados a la deriva durante muchos años", dice.

Su énfasis está puesto también en el trabajo con mujeres recluidas, a quienes están capacitando.

-Estamos desarrollando un trabajo conjunto con los ministros Matthei, Longueira, Schmidt y Lavín, en un proyecto que se llama "emprender en libertad". El trabajo que uno haga con ellas es una apuesta muy potente en seguridad ciudadana. Capacitándolas, se forma un círculo positivo que evita que los hijos caigan en la droga y en la delincuencia.

"El gran mérito es tener hitos muy claros"

-¿Qué huella le gustaría dejar en el Ministerio de Justicia?

-Yo creo en el trabajo en equipo más que en la contribución de una persona puntual. Lo digo con mucha tranquilidad, porque la diferencia no la marca una persona en particular; la diferencia la hacen ideas claras trabajadas en equipo. En ese sentido, el Presidente ha tenido ideas muy claras, y la misión de todos los que estamos colaborando con él es ponerlas en práctica. El gran mérito acá es tener hitos muy claros. En ese sentido, no es la obra de un ministro, sino de un gobierno entero que está movilizado para hacer que esas cosas pasen. El tema de la mujer, por ejemplo, está absolutamente transversalizado en todos los ministros.

Recuerda que su larga experiencia en el mundo laboral le ha permitido tener jefas y jefes, de todos los cuales ha aprendido algo.

-¿Mejor tener jefes o jefas?

-No, no pasa por el sexo. Yo creo que tiene que ver con la capacidad del líder de ver el potencial de las personas que trabajan con él. Como dice Sun Tzu en "El Arte de la Guerra", no hay malos soldados; hay malos generales. Cada persona tiene un potencial y el líder tiene que ayudar a desarrollarlo para ponerlo al servicio de la obra colectiva.

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