Karen Doggenweiler y Consuelo Saavedra conocieron en su primer matrimonio el peso del fracaso. Salieron fortalecidas de los golpes de la vida y finalmente ganaron sabiduría y amor cuando fueron conquistadas por dos codiciados solterones. Les ha tocado luchar y ceder... esta vez les toca ceder y seguir luchando.
Ellas son rubias, famosas e inteligentes.
Lo eran aún antes de que apareciera el hombre de sus vidas.
Ambas son periodistas.
Las dos tuvieron un fracaso matrimonial antes de conocer el verdadero amor.
Se enamoraron cuando les tocó entrevistarlos.
Nacieron con ocho meses de diferencia, una bajo el signo Tauro y otra de Virgo.
En sus historias hay similitudes que quisimos conversarlas personalmente, pero la dirección de Comunicaciones de Televisión Nacional decidió protegerlas, porque "ambas son para TVN dos importantes rostros y conductoras" y están casadas con políticos que quieren llegar a La Moneda y que requieren ir de la mano con ellas. De modo que no autorizaron las entrevistas.
Fue así como nos sumergimos en sus "ya dichos" y silencios, para reconstruir en paralelo sus vidas, que entrarán en agitamiento máximo dentro de poco.
Bien lo sabe Karen, que durante cuatro meses pidió permiso sin sueldo en el canal para trabajar en la campaña de Marco Enríquez-Ominami el año 2009, y el hombre peleó firme la primera vuelta con un aporte no ponderado, pero sí reconocido, de su mujer.
Y ahora lo sabrá Consuelo, que alguna experiencia cercana al poder tuvo cuando su esposo fue ministro de Hacienda durante el gobierno de Michelle Bachelet... Respiró aliviada cuando concluyó el cargo. Ahora está inspirando de nuevo, juntando energía para salir a apoyarlo cuanto sea necesario si el precandidato sigue, como lo ha dicho, hasta el final.
Por muy desgastante que sea una campaña, parece que no hace mella en los hombres que van detrás del poder (sólo se envejecen cuando lo alcanzan). Así lo ha demostrado la historia, y el próximo año es posible que Karen vuelva a estar en campaña, porque, aunque Marco no se ha lanzado oficialmente, su partido, el PRO, llevará candidato a las presidenciales y en esa tienda la única carta posible es ME-O.
Esto último puede ser relevante para las carreras profesionales de una y otra en Televisión Nacional. Por el momento, Karen no tiene nada que negociar con la estación ya que su marido no se tira a la piscina. En cambio, Consuelo deberá fijar plazos, si es que lo de Andrés Velasco no tiene vuelta atrás. La dirección de TVN ha dicho que no va a tener en pantalla a sus rostros anclas en campaña, por una simple razón de lógica: perdería objetividad.
Viajando con una a Haití y con otra a Los Lagos
Rigurosa, seria, segura. La noche del miércoles Consuelo Saavedra, la periodista que en sus comienzos como entrevistadora política de la pantalla chica fue considerada la Raquel Correa en versión 2.0, apareció dando las noticias de TVN junto a Amaro Gómez-Pablo, como siempre. Informaron sobre los atentados incendiarios en el sur, y una nota mostraba a dos modestos campesinos afectados por las acciones de violentistas que dejaron panfletos pidiendo "libertad a los presos mapuches".
Media hora antes, Andrés Velasco, su marido, publicaba en Twitter: ''¿Hasta cuándo la violencia y la desigualdad en la Araucanía? Chile necesita un Nuevo Trato con los pueblos originarios. #Collipulli".
Marido y mujer no tienen por qué pensar ni decir lo mismo. Cada uno en lo suyo, cuando se trata de trabajo. Y esto lo ha demostrado la periodista ancla de TVN. Siendo su cónyuge ministro de Hacienda, Consuelo Saavedra viajó a reportear una gira relámpago del ministro de Defensa de entonces, José Goñi. Ocurrió en septiembre de 2007. Se trató de cinco días entre Bolivia, Ecuador, Perú y Haití en un avión FACh de guerra; vale decir, cero comodidades. En el vuelo, adelante iban Goñi, sus asesores y una delegación de las distintas ramas de las FFAA. Atrás, los periodistas.
La señora del ministro de Hacienda viajaba en la parte posterior de la nave (no siempre ocurre así; a veces, los periodistas "apitutados" o de mayor jerarquía tienen trato especial). Reporteó como uno más de los reporteros -y acaso más, porque es matea -, hizo esperas sentada en algún rincón del suelo y no ocupó lugar privilegiado durante las cenas de camaradería o con alguna autoridad local.
No era propiamente expansiva ni participaba de los grupos locuaces, la Consuelo; al contrario de Karen, a quien seguimos al sur de Chile dos años después. Fue en octubre de 2009, cuando la periodista-animadora de estelares y matinales de TVN estaba en plena campaña por la candidatura presidencial de su marido, Marco Enríquez-Ominami. En ese tiempo, ella actuaba convencida del lema de ME-O: "Yes, güi can". Tanto, que lo proyectaba y la gente parecía creerle. Se le tiraban al cuello, se fotografiaban con ella, y ella en el auto se tapaba las ojeras (se duerme poco en campaña), tuiteaba con su marido, conversaba con los periodistas como si fueran amigos de toda la vida, se reía y disfrutaba poniendo gracia y astucia al servicio de aquella causa en la Región de Los Lagos ... tanto, que escuchamos a muchos decir que el encanto de la Karen, a quien, por lo demás, eligieron "Reina Guachaca" tiempo después, fue decisivo (el ex embajador norteamericano Paul Simons reportó en su momento que Karen "eclipsa largamente a su marido en términos de reconocimiento y respeto", como reveló WikiLeaks).
A Consuelo nunca la elegirían "Reina Guachaca". Lo más probable es que no aspiraría al cetro ni lo disfrutaría, como le sucedió a Doggenweiler con su coronación. Tampoco tendría una manera de hacer puerta a puerta como Karen, a quien los pobladores la sentían como propia. Probablemente la mirarían con un poco más de distancia, pero quizás no tanta... porque saben que ella, al igual que Karen, ha tenido golpes en la vida que la ponen de igual a igual frente al dolor.
Una en las Ursulinas y otra en la Scuola
Consuelo Saavedra nació el 20 de abril de 1970, y Karen Doggenweiler el 27 de agosto de 1969. La primera estudió en las Ursulinas: "Fui a un colegio de monjas alemanas, lo que deja huellas en cualquiera. Además, soy la menor de siete hermanos. Siempre tuve una mirada más adulta, participé en panoramas de adultos y era mucho de entretenerme, de jugar, de hacer mis cosas sola" (dijo en una entrevista).
Karen estudió en la Scuola Italiana y tiene una única hermana, Susana.
Ambas crecieron en los barrios altos de Santiago, y se educaron con fe en la Iglesia Católica.
La política era tema en ambas familias. El padre de Consuelo, Sergio Saavedra Viollier, fue Intendente de Santiago y diputado DC. La esposa del dirigente socialista Carlos Altamirano, Paulina Viollier (ya fallecida) era prima del papá; una tía muy querida para la periodista. Por esas coincidencias de la vida, la madre de Paulina se llamaba Ema Velasco, igual que la hija menor de la conductora de TVN con Andrés Velasco.
Karen, en tanto, es hija de Silvia Lapuente Burgos, que se inscribió en la Juventud Socialista a los 15 años. Cuando le mostró el carné a su padre (el abuelo de Karen), éste le dijo: "¡Por Dios que vas a sufrir en el futuro! Esto es una lucha tremenda. Cada logro que hace el pueblo es a sangre y fuego".
Los padres de Consuelo y Karen se titularon como ingenieros; el primero siguió Ingeniería Civil y el segundo, Ingeniería Comercial.
Félix Doggenweiler Heim falleció hace cuatro años. Trabajó principalmente haciendo asesorías administrativas y de economía. Era muy escéptico del mundo político, al contrario de la madre de Karen.
El apellido Doggenweiler es suizo; no alemán. Sus orígenes están en el cantón más cercano al Ticino, al lago di Como. Por eso su padre la matriculó en la Scuola Italiana.
Con un año de diferencia, las dos entraron a estudiar Periodismo; Karen en la Universidad Gabriela Mistral y Consuelo en la Católica.
En 1991, Consuelo y Karen estaban en Televisión Nacional. Eran sus inicios en el periodismo. La primera emigró al Canal Rock&Pop, donde se gestaba una generación de jóvenes creativos e inquietos intelectualmente. Ahí se manifestó su carácter enérgico y apasionado en la discusión de ideas, y de la forma de hacer periodismo. Por esa época conoció a su primer marido, con quien tuvo un fugaz matrimonio que le provocó su primer gran golpe de adulta.
Karen también se casó con periodista en su primera vez. Tuvo entonces a su primera hija. Y en esa experiencia, no tan fugaz pero sí breve, conoció la violencia intrafamiliar que se oculta en los sectores altos.
Ambas son aplicadas y luchadoras.
Se afanaron en sus trabajos. Doggenweiler dejó el reporteo en los tribunales de justicia que hacía para el departamento de Prensa de TVN y, aprovechando sus talentos deportivos y artísticos (estudió ballet y practicaba patinaje), se encaminó hacia los programas deportivos y luego de espectáculos.
Consuelo, después de conducir el noticiario del canal Rock&Pop, volvió a TVN como lectora de noticias de "Medianoche".
Nuevo amor en el nuevo siglo
El año 2000 las encontró a ambas con otra mirada de la vida.
Consuelo había conocido el año anterior a un joven economista que la deslumbró. Fue en "Medianoche", cuando el entrevistado era el académico Andrés Velasco, radicado en Estados Unidos y que cada cierto tiempo viajaba a Chile. El salió flechado.
Saavedra ganó una beca para estudiar en Estados Unidos. Allá contactó a Velasco. Comenzaron a salir. Ella terminó su beca y debió regresar. El la llamaba al celular. Era difícil, para ambos, estar separados. Se habían enamorado hasta los huesos... ambos son huesudos.
El le ofreció matrimonio en un viaje a Estambul, frente al mar, con mantel largo y a la luz de las velas.
Por esa época, Karen conocía personalmente a Marco Enríquez Ominami. También el encuentro ocurre en una entrevista. Fue el 12 de junio de 2002, cuando el cineasta, que en esa época aparecía como uno de los solteros más atractivos, llegó invitado al "Buenos Días a Todos" para hablar de su película "La vida es una lotería". El quedó alucinado con su chispa. Ella lo encontró atractivo, pero sabía de su fama de coquetón por la vida. No estaba para juegos.
Mientras Marco intentaba una cita con Karen, Consuelo y Andrés consolidaban su romance.
Saavedra y Velasco se casaron el 4 de enero de 2003, en Maitencillo, dispuestos a salvar el dilema de los mundos físicos distintos donde tenían sus respectivos trabajos. El se tomó un año sabático en la universidad norteamericana donde es académico y se vino a Chile. Aprovechó para trabajar en la campaña de Michelle Bachelet. Cuando asumió la Presidencia de la República, lo nombró ministro de Hacienda.
Karen estaba en alza en su carrera televisiva, se asentaba como la animadora creíble y querida, cuando el futbolista Marcelo Salas se separó y ella, comentando el tema con su coanimador Jorge Hevia, festinó con ello. Un indignado Salas le salió al teléfono y, al aire en la transmisión, logró cortarla. Karen salió mal parada. Luego vinieron disputas con Krishna Navas y Bárbara Rebolledo, que la acusaron de aislar a Felipe Camiroaga, su pareja en varios programas televisivos, su amigo y quizás algo más. Pero a esas alturas, Enríquez Ominami ya había conseguido su objetivo con la ayuda de su primo Rafael Gumucio. La invitó a comer y comenzó una relación. Vapuleada públicamente, peleada con el ídolo masculino de la pantalla chica Felipe Camiroaga, se defendió con la siguiente frase: "Ahora tengo un súper macho a mi lado".
El "súper macho" corrió a Cachagua a pedirle matrimonio. El 7 de diciembre de 2003, en la Viña Tarapacá, se casaron en medio de una fiesta inolvidable, con invitados del mundo político y del espectáculo.
Sí. La vida, para Karen, parecía una lotería.
Nueve meses después nació su hija Manuela, y Marco alucinó y acogió también como propia a Fernanda, la hija que Karen tuvo en su primer matrimonio.
Consuelo tenía a Rosa, su primera hija. Y más tarde vino Ema (luego llegaría Gaspar). Ella también debe haber sentido en ese tiempo que la vida era una lotería y que esta vez se sacaba el premio gordo con su flaco galán.
Ambas seguían ascendiendo como profesionales y poniendo su empeño en consolidar sus respectivas familias.
El 7 de febrero de 2009, cuando Consuelo y Andrés culminaban sus vacaciones de verano comentando lo afortunados que eran, Ema cayó a la piscina, en Zapallar. La niña tenía dos años.
El mundo se les dio vuelta. Fueron días que habitaron entre la vida y la muerte, instalados en la Clínica Las Condes. Los chilenos compartieron la angustia y creció el cariño cuando vieron cómo la pareja salió fortalecida tras la recuperación de la niña..
Al año siguiente, Karen debutaba como aspirante a Primera Dama.
"Sí, soy muy amiga de la Consuelo. La quiero harto y además vivimos procesos parecidos: esto que ella haya tenido sus dos niñitas", comentó Karen por el año 2007. No imaginaba entonces que los procesos, con el tiempo, se volverían más parecidos aún, apechugando ellas al lado de sus maridos políticos.