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Cómo cambió el mundo en dos décadas desde la primera Cumbre Ambiental

Este miércoles comenzó Río + 20, que intentará concordar una estrategia global para la economía sustentable.

por:  La Segunda
miércoles, 20 de junio de 2012

En 1992, cuando la Cumbre de la Tierra se llevó a cabo en Río de Janeiro, la Guerra Fría acababa de terminar y Europa estaba en proceso de firmar el Tratado de Maastricht, que significó la base de una nueva Unión Europea. Al mismo tiempo, la agenda ambiental cobró fuerza y se convirtió en un polémico tema de conversación.

En Río+20, esta semana, el debate ambiental es visto con una urgencia aún mayor, pues el mundo enfrenta un aumento de las temperaturas globales y la pérdida de los recursos naturales.

La Cumbre de la Tierra de 1992 fue la conferencia más grande de su tipo y contó con las delegaciones de 178 países. Los organizadores de Río+20 se abocaron a atraer a delegaciones de 183 países y lograr un resultado igual de "histórico". Esto, a pesar de grandes ausencias como la de la canciller de Alemania, Angela Merkel, o el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. La cumbre, además, se lleva a cabo en un ambiente de escepticismo global, tras una serie de fracasos de las conferencias de la ONU sobre el cambio climático.

Río+20 tiene como objetivo establecer cómo se conseguirá el desarrollo sostenible durante las próximas décadas, en temas relacionados con la economía verde y el acceso al agua, a la seguridad alimenticia y al suministro de energía.

Uno de los debates se centra en lograr un acuerdo sobre los Objetivos de Desarrollo Sustentable: un conjunto de metas medioambientales para la próxima década, que junto con los acuerdos y protocolos buscan la creación de un modelo económico-social más ecológico.

La Cumbre de la Tierra de 1992 finalizó con un documento de gran importancia simbólica, la Declaración de Río -el equivalente a la Declaración Universal de los Derechos Humanos para el medio ambiente-, sin embargo, no era lo suficientemente fuerte como para establecer compromisos formales, en los que los países ricos se comprometieran a pagar por los programas ambientales.

Los objetivos de reducción de CO2 también fueron vagos y no lograron cumplirse.

Quienes participan en Río+20 se enfrentan al desafío de producir un documento final con objetivos concretos y un impacto duradero, pues no existe un consenso internacional sobre temas importantes, como las emisiones de efecto invernadero. Hasta ahora, las negociaciones para reemplazar el Protocolo de Kyoto, que expira en 2012, están estancadas. (BBC)

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