Unos 750 mil turistas recorren nuestra metrópoli anualmente, y nos observan... La siguiente crónica es un balde de agua fría para todos aquellos que juran de guata que conocen bien la capital. Estuvimos con ingleses, españoles y argentinos... en un país donde "es mal visto pronunciar la ' sh '".
Se trata de un ejercicio que vale la pena hacer.
Recorrer la ciudad en la que uno vive -en mi caso Santiago- y disfrutarla como si se visitara por vez primera. Desempolvar la capacidad de asombro y salir a la calle con ojos de forastero, descubriendo rincones, perdiéndose por circuitos alternativos, enterándose de la historia que hay tras edificios y monumentos.
Como cuando uno va a Nueva York, Buenos Aires o Madrid: hay que prepararse, averiguar "picadas" para ir a comer y pedir "datos" para ir de shopping ... ¿y el mejor teatro?, ¿y son caros los taxis?, ¿es peligroso el Metro?
Esta semana recorrí Santiago de Chile siguiendo las rutas marcadas en los mapas turísticos. Y me subí también al famoso busecito rojo que da vueltas por la ciudad, transportando noruegos, brasileros, chinos, alemanes, ingleses... en fin. La experiencia fue extraña, sorprendente, divertida... y también triste, a ratos.
El siguiente es el relato de mi periplo por Santiago city, como si yo fuese originario de lejanas latitudes.
"¡Tírense un billetito!"
El año pasado fueron 3 millones los extranjeros que arribaron a nuestro país -un 11% más que el 2010-... y de ellos, un 40% estuvo en Santiago. Según datos oficiales, los cuatro lugares más visitados son el Palacio de La Moneda, el Parque Metropolitano, el cerro Santa Lucía y la Plaza de Armas. La permanencia promedio de un turista extranjero en Santiago es de una semana (7,8 días).
El lunes por la tarde contraté el servicio «Turistik». Gran parte del trayecto, que comienza en el Parque Arauco, me fui sentado en el segundo piso del bus, al aire libre, junto a una pareja de londinenses. El día lucía nublado, frío. Yo iba de chaleco... ellos con manga corta. ¿Primera parada? Alonso de Córdova... "un kilómetro de tiendas exclusivas, galerías de arte y cafés de primer nivel", según relata el audio-guía. Así, visto desde las alturas del bus, es cierto: el barrio es demasiado cuico, limpio, de amplias veredas, mucho césped, señoras de cartera bajando de 4x4 y vitrinas minimalistas, sobreiluminadas.
Luego vino lo insólito: "A su derecha pueden ver la torre Santa María, que hasta 1994 fue el edificio más alto de la ciudad". Los pasajeros del bus, sin embargo, sacan fotos por las barandas y ventanas de la izquierda... querían inmortalizar la torre del Costanera Center, "invisible" aún para los guías, pero indispensable para los visitantes. Tom, el inglés al que metí conversa, admitió entonces que "jamás imaginé que tenían ustedes edificios tan altos". Supiera Tom que los santiaguinos estamos chatos con la torrecita de Babel esa.
Ninguno de los gringos se tentó con las tiendas de lapislázuli en Bellavista. En un paradero recojo las reacciones de dos "nativos" ante la presencia de nuestro bus. El primero, un obrero de la construcción, gritó "¡Tírense un billetito!"... a lo que una sueca de los primeros asientos respondió con una sonrisa.
Luego vino la declaración que me hizo una colegiala, de jumper, mirándome a los ojos:
-¡¡¡Gringuito rico!!!
" What did she say? ", me preguntó Rachel, la polola de Tom.
Y yo -ruborizado aún por el piropo- mentí: " I didn't understand, sorry ".
El audio-guía entonces anuncia el ingreso al sector de La Chimba y el Mercado Central: "Aquí se encuentra uno de los lugares más populares de la ciudad, que antes se llamaba Club Democrático, pero que por su aspecto descuidado el entonces Presidente Arturo Alessandri Palma bautizó como 'La Piojera'".
De pronto, el penetrante olor a orina del exterior inunda el bus. Un par de perros callejeros le ladra a los neumáticos. Estamos en plena calle Puente. ¿Qué opinan los turistas? Dicen que es " charming " (encantador), que la suciedad tiene algo de "entrañable", que es "pintoresco" y "parte de la cultura local".
Yo lo encuentro heavy .
Raudos, atravesamos el centro y subimos por la Alameda. Una guía argentina que va con nosotros le explica al grupo que "en Chile es mal visto pronunciar la 'sh'... acá dicen 'chow' en vez de 'show', y le dicen 'chucha' a Xuxa. Hablar con la 'sh' es más propio de las clases sociales más bajas".
Entonces aparece la iglesia y convento de San Francisco, monumento nacional y arquitectónico, el más antiguo existente en el país... de la época de la Colonia. Verlo... es como para tomarse la cabeza a dos manos: luce todo rayado, con grafitis de garabatos y consignas políticas. La escena es patética. Me dan ganas de ponerme a saltar y bailar para llamar la atención de los turistas. Para que no se den cuenta del escándalo. ¡Es indignante!
"Se recomienda caminar sin elementos ostentosos"
¿Sabían ustedes que don Ricardo Lyon fue alcalde de Providencia?, ¿y que la avenida Los Leones se llama así porque así se llamaba su fundo?, ¿y que las estatuas de dos leones que hay en Los Leones con Providencia son una réplica de los leones que había en la entrada de ese fundo? Datos histórico-freaks que aprendí en mi viajecito.
En Providencia me bajé para acompañar a un par de españoles al centro de información turística del Sernatur. Querían pedir un mapa y almorzar. Mientras cruzan "11 de Septiembre" -un nombre "incomprensible" para una calle, "por sus connotaciones históricas", según Antonio, de Zaragoza- se dan cuenta de que la cordillera está nevada. Entonces se detienen en mitad de la calzada a tomar fotos. "¡Es impactante!", dicen, mientras disparan la Canon que llevan colgada al cuello.
Rosario, de Barcelona, lo explica: "Es asombroso lo bien ubicada que está la ciudad, a los pies de las montañas. Ustedes, quizás, estén acostumbrados, pero es de no creer". Visto así, me detengo yo también a mirar el paisaje. Y es cierto: sin los Andes ahí, Santiago sería mucho menos bacán.
Llegamos a la oficina de turismo. El mapa que nos regalan dice, textual, que "a nivel Sudamericano, Santiago es una de las capitales más tranquilas". Pero a renglón seguido, y por si las moscas -me acordé de esos letreros de "el local no se hace responsable de los robos"- añade: "No obstante, se recomienda caminar sin elementos ostentosos y no descuidar bolsos ni billeteras". Antonio, en tono de broma, comenta: "En España son famosos los chilenos carteristas... ¿acá también se roban entre ustedes? Pensé tenían algo contra de los europeos".
Harto fome la talla.
En el mapa -que trae el logotipo del Gobierno- ya figura el centro comercial Costanera Center... y se explica que "existe una amplia red interconectada de transporte, que permite acceder a todos los sectores de la ciudad". Sí, se refieren al Transantiago. Sin embargo, el folleto "recomienda" el uso de radiotaxis. Buen consejo.
Una de las cosas más feas que tiene Santiago son los cables del tendido eléctrico a la vista. Las postales que se venden en kioscos y tiendas turísticas están, casi en su mayoría, photoshopeadas... precisamente para borrar tanto alambrado. De eso se da cuenta uno andando a pie, no en bus. Es ahí cuando uno, de verdad, conoce las ciudades.
Un tesoro imperdible
Yo, por ejemplo, encontré así un verdadero "tesoro" en pleno centro. La 'Capilla de ánimas', en Teatinos 769, casi llegando a San Pablo... un lugar misterioso, con una historia que pone los pelos de punta, muy poco conocida. No la voy a contar aquí para que vayan, y también la descubran.
Llama asimismo la atención la fuerte influencia del catolicismo en nuestra ciudad. "Hay imágenes de la Virgen y nombres de santo en cada esquina", hace notar Miriam, una argentina de Mendoza, justo en la esquina de... San Antonio con Monjitas. La guía que los acompaña recuerda que la religión oficial del nuestro país fue la católica "hasta hace muy poco... recién en 1925 se separó el Estado de la Iglesia".
La torre Entel también es mención obligada para los visitantes, al igual que la foto con el carabinero de guardia (e inmóvil) en la puerta de La Moneda que, con santa paciencia, acepta bromas y morisquetas de los niños que intentan distraerlo.
En los puntos de información turística de la Municipalidad de Santiago -en plena Plaza de Armas- y en el ubicado en los pies del San Cristóbal, hice algunas preguntas en inglés. Dije que era de Massachusetts y que necesitaba llegar al "pueblillo de los Dominicos". En ambos sitios, chapuceando un spanglish MUY divertido, lograron hacerse entender. La amabilidad, en definitiva, es idioma universal.
Donde nunca me respondieron fue en el teléfono del Sernatur (7318336, para que hagan la prueba): la línea tiene grabada una canción... pero nadie atento a contestar los llamados. Quienes sí están muy atentas son las gitanas que con sus faldas merodean las faldas del cerro Santa Lucía: apenas ven a un turista se tiran de hacha a ofrecerles ramitas de romero... y engatuzarlos para que terminen leyéndose las manos... y abriendo la billetera.
Es bonito Santiago. Tiene un encanto muy especial. Es una ciudad agradable para el visitante. Tranquilos: no publicaré aquí el cliché de que "ya verás como quieren en Chile...". Si bien nos falta mucho potencial que explotar, la materia prima es de lujo... somos los santiaguinos los que, en definitiva, hacemos acogedora esta caótica metrópolis del fin de mundo.
Test: ¿Conoce Santiago?A continuación... póngase a prueba: recopilamos una serie de preguntas de cultura general sobre Santiago.
Las respuestas bien podría entregarlas un turista que acaba de visitar la capital... pues la información necesaria para contestar se incluye en los speechs de los guías.
¿Qué colores posee la bandera de la ciudad?
¿Qué ministerio ocupa actualmente las dependencias del antiguo Hotel Carrera?
¿Qué es el 'Cristo de Mayo'?
¿Cuántas comunas conforman la provincia de Santiago?
¿Qué animal figura en el escudo de la ciudad?
¿Cuánto mide la Virgen del cerro San Cristóbal?
¿En qué calle está ubicada la "Casa Colorada"?
¿Qué año se inauguró el Museo Nacional de Bellas Artes?
¿Cómo le llamaban los indígenas al cerro Santa Lucía?
¿Cuándo fue la última vez que visitó un museo?
Respuestas: 1. Amarillo y azul / 2. Relaciones Exteriores / 3. Parte de una leyenda de la Quintrala, es el "Crucifijo del Señor de la Agonía", venerada obra de arte sacro colonial, conservada en la iglesia de San Agustín / 4. 32 / 5. Un león / 6. 14 metros / 7. En calle Merced / 8. 1910 / 9. Cerro Huelén.
