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La "nueva" Comunidad Ecológica y su obstinada lucha contra los cambios al plan regulador de Peñalolén

Tienen lista de espera para nuevos copropietarios.  

por:  Irina Barrientos R./La Segunda
viernes, 09 de diciembre de 2011
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Han sido días de contradicciones para los miembros de la tradicional "Comunidad Ecológica" de Peñalolén.

La semana pasada celebraron con bombos y platillos -en una fiesta abierta a la comunidad- el aniversario número 31 desde su nacimiento, cuando sólo cinco familias llegaron a esta zona precordillerana para vivir en contacto directo con la naturaleza, lejos del ruido, sin luz eléctrica, agua potable ni pavimento.

Estaban solos, en kilómetros a la redonda.

Un panorama muy distinto al actual, y que podría cambiar aún más por lo que se ha convertido en su gran pesadilla: la posibilidad de que un cambio al plan regulador de Peñalolén -el cual se plebiscitará el domingo en toda la comuna- permita "la construcción de condominios hasta el corazón de la Comunidad".

La situación ha hecho que se opongan frontalmente a la iniciativa, trenzándose incluso en una dura disputa con el alcalde Claudio Orrego, quien defiende el cambio.

Y ya no son sólo algunas almas solitarias las que luchan por sus ideas. A estas alturas la Comunidad alberga a cerca de 380 familias en 24 parcelas emplazadas en 215 hectáreas, las que desde hace semanas han empapelado el sector -incluidos árboles- con afiches llamando a rechazar el plebiscito que se constituye como la primera consulta comunal vinculante del país.

Todos los inscritos en los registros electorales de la comuna tienen obligatoriedad de votar y el Ejército estará a cargo de los 10 locales de votación.

"Luchamos para mantener una baja densidad en esta zona y por eso nuestros terrenos siguen siendo uno de los más baratos de la comuna. Peleamos durante mucho tiempo hasta lograr que el año 1999 se nos aprobara un seccional donde se nos permitía tener sólo 50 habitantes por hectárea. Por el valor patrimonial y ecológico hemos sido reconocidos. Este es un oasis dentro de la ciudad", dice la presidenta de la junta de vecinos de la comunidad, Jossie Escárate .

De hecho, los terrenos de la comunidad valen apenas 1,1 UF el metro cuadrado (menos de $25 mil) y sus habitantes dicen que viven en un sector "ru-urbano" donde -por ejemplo- sólo la calle principal está pavimentada. Tampoco cuentan con alumbrado público, aunque ya ha llegado la luz eléctrica a las casas y una que otra tiene televisión satelital.

Hace sólo 5 años instalaron un sistema de alcantarillado que consiste en reciclar las aguas servidas y utilizar los desechos para transformarlos en humus (abono).

El temor, dice Escárate, es que el cambio del plan regulador subirá la densidad del sector, ya que se destinarán al menos 11 de sus hectáreas a la construcción de viviendas sociales destinadas en su mayoría a pobladores de la toma de Peñalolén.

Pero no es que tengan resquemores sociales, dice la dirigenta.

"Estamos de acuerdo en que ellos compren terrenos en esa franja ya definida y vivan en la comunidad ecológica, aunque respetando lo mismo que nosotros respetamos. A lo que sí nos oponemos a que esa franja sea finalmente para las inmobiliarias y ellas levanten condominios", agrega.

A su juicio, con una posible reventa de los terrenos (por la especulación que podría desatar la mayor densidad permitida), el riesgo es que "a la larga el sector se convierta en una pequeña isla rodeada de cemento, con lo cual el barrio perderá su identidad, sus áreas verdes y el entorno natural que lo caracteriza".

Terrenos baratos y sin alumbrado público

Es que su estilo de vida es lo que más cuidan. Una de las reglas de la comunidad es que en cada terreno de más de 2 mil metros cuadrados sólo se puede construir una vivienda. Aunque han tenido unos pocos casos en que se han construido dos o tres.

En la comunidad casi nadie tiene una propiedad individual, según dice la presidenta de la junta de vecinos. "Vivimos en un régimen de copropiedad, nadie es dueño de su terreno completamente, porque en realidad todos somos copropietarios de las parcelas".

Y como el terreno es de todos, para tomar algunas decisiones hay que consultar a la comunidad. Por ejemplo, talar un árbol no es decisión personal y así lo saben algunos propietarios que tras haberlo hecho han recibido amonestación de sus vecinos.

Otra particularidad es que cada copropietario paga "derechos de agua" cuyo suministro pertenece a la Asociación de Canalistas Lo Hermida, que se alimenta de la Quebrada de Macul. En los meses de invierno es posible beberla sin ningún tratamiento, pero durante el verano deben clorarla en sus propias casas ya que algunos "veraneantes" se bañan en la quebrada y la contaminan.

Hay lista de espera para irse a vivir al lugar

La Comunidad ganó fama desde sus inicios porque prácticamente se pobló de actores y personajes ligados al ámbito artístico y cultural: Héctor Noguera (que construyó un teatro), Malucha Pinto, Aline Kupenheim, Sebastián Dahm y el periodista Alejandro Guillier, entre otros.

Y los interesados cada vez son más numerosos. "Hay una lista de espera y al correo de la comunidad todos los días llegan mails de personas interesadas en venirse a vivir acá", cuentan en la junta de vecinos.

"Todos quienes hemos llegado hasta acá amamos la naturaleza, vivir lejos del cemento y del ruido. Acá podemos tener un huerto, aire limpio, silencio... Este lugar es de una tranquilidad y una paz increíble", dice uno de los más antiguos vecinos, Alvaro Godoy.

El actor Sebastián Dahm llegó el año 94. Recuerda que "los senderos eran naturales, no había fronteras ni cercos y conocía a todo el mundo. ¿Ahora? Creo que con suerte conozco al 10% de los vecinos. Todo era tierra y espinos. Era como vivir en el fin del mundo... pero ahora creo que el fin del mundo está un poquito más allá", dice con nostalgia.

Aunque, con satisfacción, rescata: "Como no hay luz en las calles, todavía puedo ver las estrellas en mi casa y eso es impagable. No me iría por ningún motivo de aquí, este es mi terruño".

 Alcalde: "Debo proteger a las distintas comunidades"

"Sería un milagro que las inmobiliarias se interesaran por estos terrenos (colindantes a la Comunidad Ecológica) para hacer condominios, porque la gente que compra casas de 3 mil o 4 mil UF no quiere vivir al lado de viviendas sociales".

Así respondió el alcalde de Peñalolén, Claudio Orrego, a los temores que tienen los vecinos de la comunidad que se levanten edificaciones urbanas en sus terrenos.

Junto con defender el nuevo plan regulador -"porque (desde 1989, cuando se modificó ese instrumento por última vez) la comuna ha cambiado de manera sustancial y por lo tanto es urgente actualizarlo"-, señaló que parte de los terrenos del sector donde se emplaza la comunidad "ya tienen promesa de compraventa de sus dueños a los pobladores para la construcción de viviendas sociales. Se trata de 2 de 7 terrenos ubicados en la franja de 11 hectáreas que se quiere modificar... Los dueños de los otros 5 terrenos están en conversaciones con el Serviu para levantar allí casas para los pobladores".

"Aquí hay una postura legítima, pero el rol del alcalde es proteger las diferentes comunidades", recalcó.

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