Nacido en Punta Arenas, estudió Derecho en la "U" y se especializó en Harvard. Esta combinación, más su historial académico, son parte de su perfil.
Una de las primeras cosas que Julián López (48) cuenta a sus alumnos en la Universidad de Chile es que decidió ser abogado por la serie estadounidense «Petrocelli», sobre un jurista graduado de Harvard que abandonaba la gran ciudad para ir a litigar a Arizona y que a fines de los 70 la estación repetidora de TVN ponía al aire en Punta Arenas, donde vivía, una semana después que en el resto del país.
Al igual que su héroe de la infancia, López estudió leyes y fue a Harvard. Algo que a 35 años de haber emigrado desde el sur, lo tiene como el rostro judicial de Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano en el Caso Penta. Y uno de los artífices de la estrategia legal que es tema obligado de los abogados de la plaza: Colaborar en la indagación, aunque los antecedentes entregados dejaran en jaque a varios dirigentes de la UDI (como contrapunto, el líder gremialista Jovino Novoa ha negado irregularidades).
Aún no es posible saber si el camino elegido será exitoso. Pero quisimos conocer la mente legal del abogado que participó en esta definición: Con experiencia teórica en la nueva justicia criminal, la que le ha permitido formar a varios jueces, pero que algunos consideran demasiado academicista, sin muchos fallos a favor en su historial. Además, su experiencia en EE.UU. le permitió entender los riesgos de un sistema penal basado en la transparencia, lo que podría explicar la apuesta seguida por sus clientes de reconocer las anomalías (aunque siempre dándoles un contexto que minimice sus culpas).
En su curriculum tiene el haber participado en la querella contra el senador Jorge Lavandero por abuso sexual de menores; la defensa de la jueza Karen Atala; oponerse a la prohibición de la película «La última tentación de Cristo»; representar al directorio de la firma en el Caso La Polar, y, más recientemente, al gerente general de las Cascadas, Aldo Motta.
A finales de los 80 López conoció en la Universidad de Chile a su actual socio, el abogado Davor Harasic. Este último, habría quedado impresionado con la agudeza del puntarenense: Decidió invitarlo a ser su ayudante en la cátedra de Derecho Procesal Civil.
"Es muy minucioso, conoce todos los hechos y las pruebas con que cuenta antes de ponerse a revisar la legislación que es aplicable y sacar conclusiones", ha comentado Harasic de su actual socio.
López ganó notoriedad académica en 2002, cuando publicó un libro considerado por muchos como la Biblia del sistema judicial actual: Derecho Procesal Penal Chileno, escrito junto María Inés Horvitz. La abogada del Consejo de Defensa del Estado no quiso referirse a su experiencia de haber trabajado con López; argumentó que tuvo un problema con él del que no quiere hablar ni tampoco que se sepa.
Según wikibello.cl -hecha por alumnos de Derecho de la Chile- la dupla terminó tras varios líos, "entre ellos porque un connotado procesalista argentino prologó el libro y ni pescó al profesor, ante lo cual su ego no dio para más", se lee.
El texto se transformó en un trampolín académico para López, ámbito donde da capacitaciones a fiscales, defensores y también a los propios jueces, en la Academia Judicial. Un abogado de la plaza comenta que "muchos magistrados lo admiran y respetan, intelectualmente hablando, porque él les ha hecho clases. Cuando ha enfrentado un caso en el que un juez ha sido su alumno se nota mucho la diferencia. No es un trato reverencial, pero sí distinto, más deferente quizás".
Eso, para algunos, explicaría por qué es él la cara visible del Caso Penta y no sus otros tres socios, Davor Harasic, José Ignacio Escobar e Iván Harasic Cerri.
Otros abogados apuntan como un déficit de López su excesivo academicismo, y con pocos fallos emblemáticos a su favor. "En este trabajo hay que ser efectivo, y eso no es tan claro en López", matiza un destacado jurista.
En 1996 el abogado realizó un máster en Derecho en Harvard. Allí conoció en profundidad el sistema judicial estadounidense, en aquella época mucho más transparente que el chileno.
"Se formó en el extranjero en temas de derecho procesal y litigación, cuando todavía los juicios se llevaban de manera escrita", destaca uno de sus pares.
Un profesional que ha trabajado con él sintetiza esta influencia: Muchos abogados de la vieja escuela toman sólo algunos de los hechos en cuestión-dejando otros en el camino- y sobre ellos construyen una defensa, que puede ser vulnerable si salen a la luz datos no considerados. Pero, explica esta fuente, quienes saben lo inmanejables que pueden ser los sistemas basados en la transparencia, abogan por un diagnóstico que tome todos los antecedentes (ahí es clave la confianza entre las partes) para estructurar una estrategia legal que no termine haciendo agua ante sorpresas de la investigación.
Es es algo que ha hecho con Lavín y Délano: "Mis representados admiten que han cometido errores, el principal de los cuales es no haber implementado medidas de control que evitaran que en algunas de sus sociedades de inversión imperara una estructura de malas prácticas que nunca debió existir", comentó luego de que se conocieran los testimonios.
La declaración refleja que la estrategia de defensa apunta a transparentar todo lo que el Grupo Penta hacía -o al menos, a dar una explicación frente a las acusaciones del ex asesor Hugo Bravo y los antecedentes que sumó el fiscal Gajardo-, incluso sacrificando la relación con los políticos beneficiados con sus aportes.
Pero eso también estaría generando inquietud entre sus cercanos, pues no todos ven con buenos ojos esta estrategia, la cual ha mantenido a los Carlos con una alta exposición mediática y judicial. El primer test para evaluar este camino será el 4 de marzo: Ahí Délano y Lavín se sentarán ante el juez, y se verá la dureza de las posibles medidas cautelares que pida la fiscalía en la formalización. Estas podrían ir desde simple arraigo a prisión preventiva.