Economía
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El silencioso boom de la producción editorial en Chile

A pesar de la fuerte competencia de internet y de los medios audiovisuales, han aumentado las empresas que producen libros de catálogo, con alternativas temáticas y de autores, respecto de la oferta de las grandes cadenas multinacionales.  

por:  Hugo Traslaviña
sábado, 10 de enero de 2015
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Los negros pronósticos que acechan al libro, sobre todo los que provienen del cerco tecnológico, no han tenido eco en la realidad chilena. Aquí este medio impreso sigue gozando de buena salud e, incluso, la oferta de títulos ha ido en aumento, duplicándose en la última década. Es más, el negocio de edición y ventas al detalle de libros ha subido en los últimos años.

Según datos proporcionados por el Servicio de Impuestos Internos, mientras en 2010 los establecimientos de venta al por menor de libros (librerías) sumaban 675 en el país. En 2013, la cifra subió a 813, registrando un incremento no despreciable del 20,4%. En tanto, el número de empresas (en su mayoría pequeñas) dedicadas a edición de libros pasó de 1.023 a 1.098 en los mismos años. Sólo en 2013, iniciaron actividades en este rubro 77 nuevas editoriales.

Sin embargo, se observa una leve baja en el número de empresas dedicadas a imprimir libros, de 2.735 a 2.463, en 2010 y 2013, respectivamente. Pero así como algunas mueren, otras nacen, porque en 2013 iniciaron actividades otras 61 imprentas, también en su mayoría pequeñas.

En el ámbito de los puntos de ventas, o sea librerías (dedicadas a vender libros, no artículos de oficina ni útiles escolares), persiste una alta concentración primero geográfica, porque el 54% se ubica en Santiago, el 10% en la V Región y el 8,9% en la Región de Los Lagos; y segundo de propiedad, porque dos grandes cadenas, Feria Chilena del Libro y Antártica son las que a su vez concentran gran parte del mercado. Otro actor relevante en las ventas minoristas era Feria Mix, pero quebró el año pasado.

En tanto, una librería de prestigio que enfrentó serios problemas el año pasado fue Ulises, que tuvo que cerrar dos locales (Parque Arauco y Andrés de Fuenzalida), manteniendo los puntos de ventas en el barrio Lastarria, Los Dominicos y Universidad Diego Portales. El cierre del local del Parque Arauco se produjo por cambios en las condiciones de arriendo del local, lo que arrastró a la empresa a una crisis que finalmente la obligó a liquidar el local en Providencia.

En este contexto, la pregunta clave es cómo en un mercado estrecho y aparentemente en retroceso como el chileno, se crean nuevas casas editoriales y se imprimen más tomos que hace 10 años. Esto sin contar las importaciones de libros que hoy representan el 70% del mercado local.

Editoriales de nicho


El presidente de la Cámara Chilena del Libro, Julio Sau, dijo a La Segunda que en los últimos años ha ido creciendo el número de editoriales de nicho, es decir, pequeñas, pero que han desarrollado una variada oferta de contenidos, más allá de las tendencias de las grandes casas editoriales que por lo general trabajan con best seller y autores de reconocida trayectoria. Así y todo, Sau expresa su preocupación por la falta de una política adecuada para el fomento de la lectura y del libro, sobre todo dirigida a los niños y a los jóvenes.

"Por ejemplo, tenemos una enorme cantidad de universidades y de estudiantes universitarios en el país y, sin embargo, la demanda de libros proveniente de este sector es muy baja, lo cual revela que en un ámbito que se supone más ilustrado, no hay mucho interés en el libro", se queja Julio Sau.

El dirigente gremial admite que uno de los grandes problemas que impide la masificación del libro es el precio. Dado que el 70% de los que se venden en el país son importados, dice que junto con sumar el IVA (19%), se deben agregar los costos de internación, con lo cual se estima un sobrecosto del 25%. Si a esto se añade el hecho de que por lo general se importa un reducido número de ejemplares por título (porque se prevé que se venderán pocos), el costo unitario sube. Dice que otro sería el precio, en este caso menor, si se importaran grandes partidas de un mismo título.

Así y todo, según Julio Sau, el precio promedio de un libro en el país, que ronda los $8.000, es comparativamente inferior al de otros bienes que son de consumo habitual, tales como una corbata, una botella de licor, una camisa o el menú en un restorán. "Y sin embargo, nadie alega que estos productos son caros". Concluye que comparativamente con otros bienes, el libro no goza de prestigio y que a pesar de que Chile ha tenido y tiene destacados intelectuales y hombres de la cultura y de las letras con estatura internacional, "ellos no tienen el espacio y el reconocimiento que debieran tener a nivel del ciudadano medio en su propio país".

Competencia


El librero y ex presidente de la Cámara Chilena del Libro, Eduardo Castillo, dice que desde que tiene memoria se habla de "crisis del libro", pero que hoy se publican más libros que nunca en el país. Según Castillo, para el libro nunca ha sido fácil competir con otras alternativas culturales o de ocio en Chile y que a diferencia de otros países, como por ejemplo Colombia, el libro paga impuestos como cualquier otro producto de consumo.

Castillo admite que la competencia en el mercado editorial es muy alta y que hay que saber manejarse para sobrevivir. "Tenemos que salir a pelear todos los días y uno no se puede quedar marcando el paso, como si se tratara de un negocio cualquiera". En este sentido dice que aun reconociendo que hoy el mercado no está en crisis, esta actividad necesita de algún respaldo, de alguna política que haga posible su desarrollo, debido a la gran contribución que hace el libro a la difusión de la cultura, lo que a fin de cuentas es un valor intangible que refleja el nivel de desarrollo integral de los países".

Nueva política


El año pasado todos los gremios de libreros participaron en la elaboración de una nueva propuesta de Política Nacional del Libro, que será presentada en los próximos días por la Presidenta Michelle Bachelet, para actualizar la política que data de 2006. Julio Sau contó que fueron convocados por el Consejo Nacional de Libro y la Lectura, y participaron de igual a igual el gremio que él representa, la Asociación de Editores de Chile y la Furia del Libro, entidad esta última que reúne a las casas editoriales más nuevas y de menor tamaño.

"Constituimos siete mesas de trabajo: fomento lector, creación, industria, patrimonio, institucionalidad del libro, libro digital y educación y lectura, y trabajamos durante el segundo semestre del año pasado para arribar a una propuesta que pronto dará a conocer el gobierno y que dará paso a una Campaña Nacional de Fomento Lector", explicó Sau.

Se adelanta que entre las propuestas está la antigua demanda de los libreros nacionales de mejorar las condiciones de acceso a las licitaciones de libros que hace el Estado, sobre todo de textos escolares. Los libreros se quejan de que las licitaciones actuales son poco transparentes e incluyen elevadas barreras de entrada, dejando en carrera solo a los grandes proveedores multinacionales. Dicen también que muchas veces los funcionarios actúan discrecionalmente en estos procesos, para beneficiar a unos y perjudicar a otros.

Otras propuestas apuntan a la creación de bibliotecas en regiones; al aumento de la participación de los títulos de autores nacionales en las compras públicas; y al apoyo estatal para la internacionalización de la industria del libro. También piden tarifas especiales para el franqueo de ejemplares que se envían por correo ("por tratarse de bienes culturales") y; una vez más, revisar la aplicación del IVA en la venta de libros. A este respecto, ni en el propio Servicio de Impuestos Internos saben a ciencia cierta cuánto se recauda por este concepto, aunque reconocen que se trata de una suma insignificante, respecto de lo que el fisco consigue con el impuesto a la renta.

Diversidad cultural


Según el director de Lom Ediciones Paulo Slachevsky, "estamos asistiendo a una explosión de la actividad editorial, que se expresa en la gran cantidad de casas editoriales que han surgido", en su mayoría independientes que participan en la Asociación de Editores de Chile, como en la Furia del Libro. Slachevsky dice que las principales áreas temáticas que forman parte del nuevo boom editorial son narrativa, ciencias sociales, historia y libro infantil y juvenil.

Según el ejecutivo de Lom, este fenómeno es de carácter internacional y surge como una reacción al excesivo nivel de concentración que se observa en la industria cultural. Así, en el plano audiovisual, dice que "hoy el 90% de las pantallas del mundo están trasmitiendo contenidos producidos en Hollywood". Añade que esto está llevando a que surjan productores independientes en distintos ámbitos de la cultura, donde no ha sido ajeno el libro. Explica que en gran medida esta reacción fue motivada por una convención emanada de la Unesco, en 2005, para promover la protección y difusión de la diversidad cultural. Señala que dentro del propio mundo editorial se observa una tendencia concentradora que está siendo resistida por las editoriales emergentes.

"Para una gran empresa editorial cada libro es un negocio y por lo tanto, antes de hacer una edición, ésta se asegura de trabajar con un autor conocido y que cada edición se presuma que podría ser un best seller. Pero para los editoriales independientes, más pequeñas, lo importante es ofrecer un catálogo editorial diverso, de títulos que no necesariamente sean considerados a priori como superventas", explica Paulo Slachevsky. Agrega que el éxito de las editoriales emergentes está en la variedad y diversidad de temas, títulos y autores. Además, para reducir los costos y sustentar el negocio, dice que trabajan con tirajes limitados de impresión.

Si la oferta editorial ha subido, por lógica económica entonces, la demanda de libros debiera haber tenido un alza equivalente en el país. Otro tema es si se leen.

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