Socio de MFO Advisors afirma que una alianza público-privada "no parte de la base de que hay que hacer una reforma laboral que tiene puntos innegociables ya comprometidos con el PC".
Rafael Ariztía, socio de MFO Advisors.
Foto CESAR SILVA
"Vamos por un mal camino. Chile siempre se ha destacado por tener políticas económicas y políticas públicas que son relativamente consensuadas, meditadas, maduradas e implementadas en forma razonable, salvo el gran traspié del Transantiago, con lo que uno esperaría que se hubieran aprendido las lecciones. Hoy estamos torciéndonos, y no lo digo yo, es una sensación bastante mayoritaria, y es lo que explica que las encuestas golpeen tanto al Gobierno. Estamos torciéndonos hacia una dirección que no es la que el país ha seguido en el pasado", diagnostica el socio del multifamily office MFO Advisors, Rafael Ariztía, para quien el curso que ha tomado la reforma laboral es una muestra más del "descarrilamiento" al que se arriesga el país.
Tras dejar en marzo de este año su cargo como coordinador ejecutivo de Modernización del Estado del gobierno de Sebastián Piñera -para quien había trabajado años antes en su oficina de inversiones Bancard-, se incorporó como socio de esta empresa de asesorías que presta servicios a familias con patrimonios financieros que promedian entre US$10 millones y US$5 millones.
Dice que en esta época de turbulencias económicas sus clientes "buscan refugio".
-En su Twitter dijo que Chile va por el camino de la Venezuela de Chávez. ¿Lo mantiene?
-En general, las reformas en Chile han sido graduales y siempre en una misma dirección. Hoy el Gobierno y sus ideólogos tienen el convencimiento de que lo que se necesita es mucho más Estado y no mucho más sociedad civil. Esa es una ruta incorrecta, que en ninguna parte ha resultado. ¿Nos acercamos en esa ruta a Venezuela? Bueno, de a pasos se va avanzando.
En ese tuit me refería al uso político que se le da a algunas medidas: en un mismo día se anunció el congelamiento de tarifas sanitarias y una baja importante en el precio de las bencinas previa modificación de los parámetros del Mepco, todo en el marco de una encuesta CEP que estaba en terreno.
-Usted fue gobierno. ¿Qué haría en cuanto a las reformas?
-Es de la naturaleza de los gobiernos y de los países ir cambiando y reformando cosas. Con eso no hay problema. El punto es cómo se hacen las cosas. Primero hay que estudiar y tener razones concretas, no sólo ideas o dogmas.
Si el objetivo de la reforma tributaria era subir la recaudación, se podría haber hecho sin haber generado el nivel de complicación que se generó. Hoy tenemos un código tributario infinitamente más complicado, y las personas están dedicadas a entenderla y no a pensar en cómo van a invertir o en dónde instalarán una nueva planta.
-Los empresarios dicen que no los escuchan y el Gobierno respondió invitándolos a alianza público-privada: ¿Le cree a esa alianza?
-Creo que esa invitación es más para que adhieran a sus formas y proyectos que para hacerlos participar. La Presidenta lo dijo muy claramente en la última Enade: 'La dirección es esta y lo vamos a hacer, estoy dispuesta a pagar los costos'.
No hay más que decir. Una alianza público-privada parte de otra forma, no de la base de que hay que hacer una reforma laboral que tiene puntos innegociables porque ya están comprometidos con el Partido Comunista.
-¿Qué evaluación tiene del ministro Arenas?
-No lo conozco, pero su desempeño partió muy mal con la reforma tributaria, aunque terminó con un perfil público mejor.
Históricamente en Chile ha habido ministros de Hacienda que tienen un carrete previo de validación en el mundo privado y el ministro Arenas no lo tiene. De experiencia, de conocer el mundo privado, de tener cercanías y confianzas... ¡Si esto se construye con confianza!.
-¿Y del ministro de Economía?
-No lo conozco, pero tiene mucho más cercanía, más cintura para relacionarse con el mundo privado.
-¿Y de la ministra del Trabajo, Javiera Blanco?
-Como diría la Presidenta, paso.
-Cuando ella dijo que la reforma laboral acabaría con las huelgas, usted tuiteó que "¿cómo se podría esperar algo razonable de alguien tan iluso?"
-Nadie puede vender aire en forma tan simplona. Me parece que los ministros tienen un deber ser de mayor nivel que eso.
-¿Qué piensa de un eventual cambio de gabinete?
-Es algo meramente cosmético si no se cambia la dirección. Podrán cambiar un ministro u otro. Nunca es buena señal cambiar a un ministro de Hacienda, pero a veces puede ser necesario. Pero si no se cambia el ánimo, me parece difícil que un cambio de gabinete haga algo. Lo único que puede hacer es tranquilizar a algunas personas, pero en el fondo las cosas no van a cambiar. En eso la Presidenta ha tenido un par de oportunidades de dar señales correctas que no ha usado.
-¿Cuáles?
-Por ejemplo, cuando conservó a un embajador que dijo barbaridades y que debió ser llamado a terreno inmediatamente. Esa fue una gran oportunidad de poder decir 'acá hay cierto límite que no se puede pasar'. Un funcionario de gobierno no puede venir a decir tal nivel de barbaridad y salir indemne. La Presidenta desautorizó a su canciller, y lo mantuvo. Me parece una pésima señal. Es un detalle, pero era una muy buena oportunidad justamente después de la columna del Financial Times que hablaba de la 'Nueva Mediocridad'.
Y después está la Enade, donde también perdió la oportunidad de dar mayor certidumbre.
Ahora, eso me habla también de que la Presidenta es honesta, y no fue a vender a la Enade. Dijo lo que pensaba y eso es que la ruta está definida y no la va a cambiar, les guste o no.
-¿Hay desconfianza desde el empresariado hacia el Gobierno?
-Si, y hay mucha desconfianza desde el Gobierno hacia el mundo privado. Yo no hablaría del empresariado, sino que del mundo privado en general, que va mucho más allá de las cúpulas empresariales. Tiene que ver con la gente que hoy tiene un colegio, que no son grandes empresarios, sino profesores a cargo de la mayoría de los colegios subvencionados.
-¿Y ve desconfianza desde la gente hacia el mundo privado a raíz de los casos Cascadas, colusión de pollos, Penta, Cruzat, La Polar, y ahora último lo de Juan Bilbao?
-Todos los casos de escándalos o problemas en el mundo privado, sin duda que generan desconfianza. Ahora, caer en una generalización me parece un error, porque si bien siempre hay personas que se pasan de la línea, esto en ningún caso es la norma general en el mundo privado. Pero lo que debe estar claro es que en los casos que se ha comprobado la existencia de irregularidades, creo que hay que ser duro con las sanciones, tanto legales como sociales.
-¿Y qué perspectivas tiene para el próximo año?
-Me encantaría que fuera el año de recuperación, pero mis perspectivas son pobres. Las expectativas siguen bajas y probablemente continuarán cayendo. Las cifras que veremos en 6 meses más en términos de bienes de capital, importaciones, se están jugando hoy.
