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Carlos Massad: "Voté por Bachelet y lo seguiría haciendo"

En días marcados por flojas previsiones económicas, el ex presidente del Banco Central advierte que el periodo de crecimiento "bajito" no será corto.

por:  Luisa Navea Lucar
viernes, 19 de diciembre de 2014
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Pese a que hoy se entretiene en la empresa, Carlos Massad Abud es un hombre de la macro . Tras sus posgrados en Chicago, fue vicepresidente y presidente del Banco Central con Eduardo Frei Montalva. Pasó por la dirección del FMI y por la Cepal en los 70, y en la década siguiente por el Banco Mundial. Tras el retorno a la democracia fue llamado al Ministerio de Salud por Eduardo Frei Ruiz-Tagle, pero en sólo dos años volvió a lo suyo, a presidir un ahora autónomo instituto emisor. Allí sufrió con dureza la crisis asiática y debió dimitir asumiendo responsabilidad de cargo por el caso Inverlink.

Aunque dejó atrás la vorágine política hace una década, este disciplinado militante de la Democracia Cristiana se entusiasma al hablar de la actualidad e incluso sin tapujos ratifica su respaldo al cuestionado gobierno de la Presidenta Bachelet. A sus 82 años, más de la mitad dedicados a la actividad pública, acumula autoridad suficiente como para opinar en días marcados por el manual de cortapalos de la macroeconomía chilena: el Informe de Política Monetaria del Banco Central, que esta semana presentó un panorama nublado para el escenario local. Aunque hoy su mirada no viene del señorial edificio de Agustinas, sino de una oficina privada de consultorías.

Tras comentar dichoso que este año fue distinguido con el Premio Nacional del Colegio de Ingenieros, al escuchar la primera pregunta -lógica- sobre el momento económico actual, su rostro se vuelve severo y preocupado.

La economía chilena, dice, atraviesa un mal momento debido a componentes externos como la desaceleración china y la debilidad europea -"Brasil, Perú, Colombia y Argentina están pasando por lo mismo"-, y locales: "El 57% de nuestras exportaciones son mineras, estamos muy concentrados", en referencia a lo dependiente que es Chile del precio internacional de sus materias primas.

Y entre los factores internos, no deja pasar el efecto clima y la palabra tristemente de moda: incertidumbre. "Nos acompañará, mientras las reformas que se están planteando no rindan frutos. Y eso ocurrirá en un plazo relativamente largo. Siempre he dicho que hay que tener una gran valentía para arriesgarse a hacer cambios, que en un periodo presidencial significa básicamente costos y cuyos beneficios se van a reflejar solo en el futuro".

-¿Cuáles serían esos costos?

-(Con la reforma tributaria) los privados están traspasando cerca de un 4% del PIB al sector público y a cualquiera que le saquen ese porcentaje de sus recursos le dolerá, aunque sean las reformas más perfectas del mundo.

Es evidente que hay un costo político. Por eso hay que tener mucha valentía para arriesgarse a hacer cambios, que significan costos y que además empiezan a poner en riesgo las próximas elecciones.

-¿Quién pagará la cuenta? ¿La Presidenta o la Nueva Mayoría?

-A la Presidenta Bachelet ya se le pasó la cuenta. Su popularidad está cayendo, porque por ahora estos cambios sólo le están generando costos. Pero al país le reportarán grandes beneficios si se hacen sabiamente. Lo importante es que los beneficios compensen los costos.

-Hay quienes, como el ex ministro Andrés Velasco, insisten en que la reforma tributaria debe ser modificada.

-Siempre los habrá. No se puede esperar que la gente esté contenta si tiene que pagar impuestos.

-También están preocupados por la "letra chica" de la reforma .

-Es así porque la reforma todavía no se aplica y no se sabe cuál será la forma en que funcionará. Al Servicio de Impuestos Internos (SII) se le dieron facultades bastante amplias que, espero, use con sabiduría. Yo no era partidario de eso.

-¿Por qué no?

-Porque cuando entregas demasiadas facultades, la probabilidad de arbitrariedad crece y puede estar vinculada a razones extratributarias, entre ellas políticas, por ejemplo.

-Empresarios han calificado derechamente de mala a esta reforma.

-La reforma tributaria puede ser pésima, mala, pero ya hay un acuerdo y con el acuerdo, el tema se acaba. El acuerdo en sí mismo tiene importancia, porque refleja una sociedad que se une para lograr un objetivo.

"Crecimiento pequeñísimo"

-¿Cómo calificaría este año? ¿Movido, intenso?

-Sin duda difícil. Tenemos un crecimiento pequeñísimo, para no usar un término más duro, y pese a que aún no se manifiesta claramente en el mercado laboral, sí se ha notado en la precariedad del empleo. Es posible que más adelante se presente en las cifras de desocupación.

Es un año que podría haber sido mejor, pero el tema es mirar al futuro, lo de atrás está hecho y no tiene corrección. Bajo cualquier circunstancia política, por muy difíciles y resistidos que sean los cambios, hay que luchar por mantener canales de comunicación abiertos y evitar acusaciones innecesarias.

-¿Se refiere a las descalificaciones hacia el empresariado?

-Me refiero a ambas partes. Se debe evitar y se podría poner el acento en esa tarea que está pendiente. No sólo llamar a una mesa de conversación, en la que hacen como que escuchan y siguen como antes, sino generar un canal de comunicación en que se trate de ser inclusivo -la palabra de moda-, es decir incluir a todos.

-Se les llamó "chupasangres".

-Intrínsecamente en la sociedad, el que busca empleo, a menos que el proceso sea muy transparente, se va a considerar abusado por quien tiene que emplearlo. Es humano, y por lo tanto que los llamen 'chupasangre' es algo que hay que aceptar como un hecho de la causa. Pero si se convierte en un estereotipo y es persistente, es otro tema.

"Ella era la mejor opción"

-Después de haber ocupado importantes cargos durante los gobiernos de la Concertación, ¿qué opinión tiene del trabajo de la Presidenta Bachelet, y de ministros como Arenas y Blanco?

-Soy un modesto jubilado que tiene algunos trabajos privados para tener ingresos y costear la enfermedad de mi mujer. Así que no tengo capacidad especial para emitir un juicio.

-Pero es una persona activa, participa en la DC y en varios rubros.

-Voté por la Presidenta Bachelet y seguiría votando por ella. No tengo dudas de que era la mejor opción posible de las disponibles. Eso se reflejó en su triunfo abrumador. Pero creo que hay una visión política dominada por el corto plazo: están preocupados de avanzar en el proyectito que está en discusión, y por lo tanto se les da menos importancia a aquellas relaciones que construyen redes importantes para el futuro. Creo que las dos cosas tienen que balancearse.

-¿Está de acuerdo con todas las reformas impulsadas por Bachelet?

-Estoy de acuerdo con los objetivos, que son indispensables de abordar y alabo la valentía de comprometer su capital político, el del Gobierno y el de la Nueva Mayoría para enfrentar los cambios.

Pero hay cosas que uno tiene que aclarar, como la reforma laboral. ¿Cómo será? ¿Qué significa? ¿Rigidizará el empleo de los ya ocupados? Si así fuese, podría disminuir la capacidad de la economía de dar trabajo, porque mientras más se rigidiza el empleo de los que tienen ocupación, más dudas tiene el empleador de contratar a un trabajador nuevo y más incentivo tiene para reemplazarlo por máquinas. Eso, en una economía como la nuestra, es complicado y peligroso. Sería un error serio que la reforma laboral disminuya la capacidad de dar empleo, no sólo desde un punto de vista económico sino también moral.

La reforma educacional, en tanto, es necesaria para eliminar la discriminación y dar mayor gratuidad, pero también hay que reconocer los derechos que tienen las familias para escoger el modelo de educación que quieren para sus hijos.

"¿Cómo no hay construcción si los precios suben?"

-Esta semana, el Banco Central bajó sus proyecciones de crecimiento a 2,5-3,5% para 2015 y expertos prevén bajas de tasas en el primer semestre...

-Estoy de acuerdo con las proyecciones del Banco Central y de acuerdo a mi experiencia en la entidad, uno no puede hacer promesas sobre tasas de interés a plazos largos. El periodo de crecimiento bajito no será corto y además no depende demasiado de las tasas del Banco Central.

-¿Cuándo estima que se reactivará la economía? Algunos proyectan que será el segundo semestre de 2015.

-Veo una economía relativamente débil que no está necesariamente conectada con las tasas del Banco Central, sino con factores externos e internos que tienen que ver más con elementos políticos que económicos.

Un ejemplo: se está reduciendo el stock de departamentos disponibles y uno no entiende cómo es posible que no haya más construcción si los precios suben.

-El empresariado le pide señales al Gobierno para retomar el crecimiento.

-No hay procedimientos indiscutibles. Más que hacer grandes cosas, hay que solucionar los detalles. Que el discurso sea claro, bien apuntado a dónde se va, inclusivo, pensando en que vivimos en un país donde seguiremos juntos por muchos años.

 "El móvil fue el amor y el dinero"A 11 años del caso Inverlink:

A fines de enero de 2003, Massad descubrió que desde su computador del Banco Central había salido un e-mail a un desconocido Enzo Bertinelli que contenía información reservada y que él no había enviado. Luego sabría que lo había hecho su secretaria, Pamela Andrada, y que Bertinelli era gerente de la corredora de bolsa Inverlink. "Ella se enamoró y se le pagó para que entregara información. Se convirtió en una espía sofisticada, que manejaba hasta un código para conversaciones telefónicas. La pudimos pillar porque cometió un error: mandó el correo desde mi computador y al escribir la palabra Inverlink se le pasó la letra 'ele' y ese error hizo que rebotara", recuerda. Massad pidió que vigilaran su equipo cuando no estuviera en la oficina y, en caso de movimiento, fuera un guardia a ver quién lo usaba. "Reportaron que era Pamela. De inmediato volví a mi oficina, cité a comisión de sumario y se le expulsó esa misma tarde. Al día siguiente se redactó la querella y se presentó en tribunales. Tuvimos espionaje, y el móvil era amor y dinero".

-¿Está conforme con la pena que recibieron los implicados?

-No comento fallos, pero me parece que no es conveniente que un juicio así dure 11 años sin sentencia definitiva. El tiempo trae olvido y el olvido trae perdón, pero en este caso, el perdón es dañino para la sociedad.

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