En medio de un ambiente frío y por momentos indolente, esta mañana se reunieron en Enade los referentes del mundo empresarial bajo el lema "Afecctio Societatis" (Crear Sociedad entre Todos), que se transformó en la excusa perfecta para que el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, el presidente de la CPC, Andrés Santa Cruz, y el ex canciller, Alfredo Moreno, abordaran la contingencia económica y las reformas que enfrenta el país.

Tras las palabras iniciales del presidente de Icare, Guillermo Tagle, y ante una audiencia con varios asientos vacíos, el primero en exponer fue Arenas, quien asumiendo un rol bastante político, planteó cuál será la magnitud de la reforma laboral, los desafíos del programa de concesiones del gobierno, la necesidad de que la institucionalidad ambiental "funcione" y defendió el plan de cambios que propone Bachelet, asegurando que algunos los han "caricaturizado".

En medio de un discurso en que repitió varias veces la palabra "diálogo" y en que alabó reiteradamente el rol empresarial, Arenas dijo que "la agenda laboral será consistente con lograr el objetivo de dinamismo de la economía".

En esa línea, aseguró que la reforma laboral "tendrá una implementación gradual", de manera de garantizar "la adaptación a estos nuevos marcos normativos en un clima de certezas y estabilidad para todos los actores del mercado del trabajo".

Es decir, dijo: "Certidumbre y estabilidad, como finalmente lo hicimos en la reforma tributaria. Certidumbre y estabilidad, que también buscaremos en la agenda laboral".

"La agenda laboral es una oportunidad para lograr una relación de largo plazo entre trabajadores y empresarios y por ello requerimos de la voluntad para alcanzar la mayor cantidad de acuerdos", aseguró en referencia a la forma de consolidar las reformas.

De esta manera, volvió a remarcar el vuelco que hace casi un mes tuvo el Gobierno, cuando la ministra delTrabajo, Javiera Blanco, acotó los márgenes de esta reforma y abrió, de paso, las puertas al empresariado. Con ello, Blanco forzó al límite las relaciones del Ejecutivo con la CUT, luego de que ésta última lograra en los meses previos copar la agenda.

De hecho, esta mañana Arenas fue más allá, y en un claro gesto de acercamiento a los empresarios, junto con llamarlos a "sentarse a dialogar" , insistió varias veces en subrayar que los privados eran "insustituibles", "el corazón" y "el motor" del crecimiento, afirmando inclusive que la mayoría de los emprendimientos se justifican en la búsqueda de "una legítima ganancia".

La polarización de las reformas

En su respuesta al ministro, el presidente de la CPC, Andrés Santa Cruz, señaló que las diversas reformas planteadas por el gobierno han afectado "el ambiente de estabilidad, que el crecimiento y las inversiones requieren".

"No estamos contra los cambios, pero cambios que perfeccionan, no que sólo le dan el gusto a los que gritan", puntualizó.

En esa línea, Santa Cruz planteó su preocupación por la polarización que ha generado la reforma educacional y las dudas que provoca la agenda laboral. "Más y mejor calidad de empleo, mejores remuneraciones y más productividad, son los objetivos que debiera perseguir una agenda laboral. ¿Se logra esto con sindicatos monopólicos o con prohibir que se reemplacen trabajadores que se han ido a huelga abandonando actividades críticas? (...) ¿Dónde está la capacitación?", emplazó.

Además insistió en avanzar en nuevas formas que flexibilicen las relaciones de trabajo, como la modificación al sistema de indemnizaciones por años de servicio.

Santa Cruz abordó además un tema que calificó como el "más doloroso": "Los abusos de los que han sido acusadas algunas empresas y, como siempre he dicho, condenamos enérgicamente y sin vacilar todos los actos que atentan contra la ley, la ética, la transparencia y la confianza", lo que sacó aplausos de la concurrencia y que remató con un llamado "¡A ponerse los pantalones!".

Los abusos cometidos, dijo, le hacen daño al país, por lo que emplazó a sus colegas a ser valientes para enfrentarlos: "Aquí no hay ni habrá espacio para las defensas corporativas, de los amigos, ni de los parientes", aunque aquí nadie aplaudió.