A días del polémico video en que varios dirigentes UDI dicen "rebelarse" y critican al gobierno -gatillando una dura respuesta oficialista-, el jefe de los senadores, Hernán Larraín, cuestiona que la decisión de endurecer el discurso no vaya acompañado de propuestas. A la "rebelión" le falta relato, resume. Además, el ex timonel del partido critica que se mantenga la defensa del golpe militar en la declaración de principios gremialista y reitera su idea de cambiarle el nombre a la colectividad.

-Hablando de las prioridades para la UDI, ¿está de acuerdo con cómo endurece su discurso, con las críticas de Matthei y el video de "Yo me rebelo"?

-Es muy necesaria tener una actitud opositora, sujeta sí a ciertos elementos que han estado ausentes. El primero es que haya unidad. De lo contrario se convierten en cuestiones personales que dividen al sector y fortalecen caudillismos. La respuesta de los senadores UDI y RN frente a la interferencia del gobierno, y su intención de apurar el despacho de la reforma educacional, revela que hay un principio clave que se empieza a recuperar.

-Eso ha sido lento.

-Exacto. El otro elemento es la necesidad de tener un proyecto. No basta con decir "este proyecto es malo", sino que "hay esta otra opción". Ahí hay más retraso que en la unidad. No he visto esfuerzos para estructurar un proyecto político con un relato adecuado.

-Lo planteó en el Consejo del lunes. ¿Lo han analizado internamente?

-En la UDI hay acuerdo en la necesidad de actualizar y repensar el proyecto, pero no ha habido tiempo ni dedicación.

-¿Casos como Penta y otros no han dejado margen?

-Es posible que la contingencia y el corto plazo estén comiéndose la agenda. Pero se puede y se debe caminar y comer chicle al mismo tiempo. Si no, la labor opositora es de corto plazo, y reactiva. Y tiene que ser propositiva.

-Usted no apareció en el video "Yo me rebelo". ¿Fue un acierto o se quedó corto al no tener propuestas?

-Todas esas acciones ayudan, pero no son suficientes. Sin ofrecerle a la gente una alternativa verosímil es muy poco lo que se avanza. Tenemos que hacer ese esfuerzo en la UDI y en la oposición.

-¿A la "rebelión" le falta relato?

-Claro. La rebelión sola no es más que una expresión de voluntad de carácter emocional, y requiere de un proyecto fundado y real, que interprete a la gente y le dé cauce al malestar. No hay contrapropuestas, y el mayor rechazo del gobierno no se ha traducido en mayor aprobación de nuestro sector. Sin un relato no se puede capitalizar eso. Para efectos de unidad y definición de un proyecto, éste ha sido un año perdido; no podemos perder el 2015.

-Usted planteó en abril cambiar nombre a la UDI. La directiva preguntó lo mismo en un sondeo electrónico.

-Así es. Y contesté afirmativamente. Hay que buscar una refundación de la UDI no sólo en términos de un nombre, sino de repensar el proyecto, de atreverse, de ser audaz, de sorprender con un proyecto que encarne elementos centrales: fortalecer la justicia en libertad.

-¿No será mucho cambiar nombre?

-¿Por qué? Debiéramos llamarlo «Partido Popular».

"11": piedra en el zapato

"Hay un compromiso previo a lo que hizo RN, desde marzo, de revisar la declaración de principios. La directiva le encargó el trabajo a un grupo que deberá proponer, espero antes de fin de año -cumpliendo el calendario hecho-, cómo actualizar nuestros principios, eliminando todas las contingencias históricas", dice Larraín, aludiendo a la decisión de RN de remover de su declaración de principios la defensa del golpe militar y el debate en el gremialismo. "Es necesario sacar las referencias al Golpe y otras que hoy no son el fundamento de cara al futuro. Esa tarea está pendiente, y espero que la resolvamos".

-¿Por qué no se ha concretado?

-No sé cuánto ha avanzado ese grupo de trabajo. Confío en que hayan avanzado. Es muy necesario que la UDI defina y precise bien sobre qué elementos está constituida para poder avanzar al futuro. En el Consejo Directivo Ampliado del lunes hubo varias intervenciones que apuntaron a fortalecer el proyecto sobre la base de principios, que no necesariamente se vinculan con una u otra contingencia histórica.

-¿La UDI puede seguir sin definir este punto?

-No. Queda un poco anclada en situaciones del pasado que no son parte del debate, y que -al revés- sirven para que siempre tengamos una confusión de los planos en las discusiones. Representamos a un sector muy importante de la clase media, y deberíamos fortalecer nuestro mensaje respecto de él. Y estos elementos son una piedra en el zapato, ruidos innecesarios, molestos, que distraen el foco del trabajo del partido: de la libertad, comprometido con el mundo popular y clase media, de inspiración cristiana.

-En la UDI hay parlamentarios que fueron funcionarios de la dictadura, votantes suyos que aún tienen fotos de Pinochet. ¿Esa presión impide el cambio?

-Así como en la UDI hay personas con esas vinculaciones, otras nacieron después del Golpe, como parte de la directiva. No podemos circunscribir a la UDI a una mirada cuando hay muchas otras.