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Los 45 años de la aguda mirada de Annie Leibovitz

La fotógrafa norteamericana ha captado con su lente a artistas, políticos, cantantes, reinas y presidentes.  

por:  Leyla Hauva
sábado, 08 de noviembre de 2014
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En 1991, Anna-Lou Leibovitz se convirtió en la primera mujer en exhibir su obra en National Gallery Portait de Washington D.C. Los más de doscientos retratos en blanco y negro y en color siguieron a la publicación del libro "Photographs: Annie Leibovitz 1970-1990".

Su último proyecto es uno de gran formato para Taschen, que recoge gran parte de sus retratos y de sus más de 40 años en el rubro, desde sus primeros días en Rolling Stone. Según ha contado ella a la prensa, Taschen se lo pidió muchas veces, pero sólo accedió cuando el mismísimo Benedikt Taschen le envió una carta escrita a mano, proponiéndole hacer el libro con las mejores fotografías. Con ese gesto, la convenció. Según Annie, más que un libro, es una instalación. Un verdadero lujo para aquellos que valoran la buena fotografía y admiran el talento innegable de esta norteamericana.

Del hobby al oficio

La biografía de Annie es tan nutrida e interesante que incluye hasta trabajo en un kibutz. Allí pudo presenciar una excavación arqueológica en el templo del rey Salomón.

De pequeña siempre estuvo ligada a la cultura y las artes en sus distintas formas. Nació el 2 de octubre de 1949, en Connecticut, Estados Unidos, en el seno de un matrimonio judío compuesto por Samuel Leibovitz, teniente coronel de las Fuerzas Armadas, y Marilyn Heit Leibovitz, instructora de danza contemporánea.

Con su madre conoció esa disciplina y también el canto, y quiso ser profesora de arte. En 1967 ingresó al Instituto de Arte de San Francisco y así se acercó a la fotografía como hobby , afición que más tarde transformaría en su oficio.

En 1970 llegó a trabajar a la entonces emergente revista Rolling Stone. Ahí desplegó todo su talento e incluso eliminó -de manera natural- las fronteras entre lo comercial y lo artístico. Dos años más tarde, fue ascendida a fotógrafa jefe, cargo que mantuvo por diez años.

La última sesión con Lennon

Su paso por esta revista se tradujo en 142 portadas; la primera de ellas, nada menos que un retrato de John Lennon. Este coqueteo del cantante de Liverpool con el lente de Leibovitz llegaría a su fin el 8 de diciembre de 1980. La fotógrafa acudió al departamento del músico para hacer un retrato para Rolling Stone. El mandato era fotografiar sólo a Lennon. Sin embargo, Annie quería al ex beatle junto a su mujer Yoko Ono.

Horas después de la sesión fotográfica, Lennon fue asesinado por un admirador. La fotografía que Rolling Stone publicaría el 22 de enero de 1981 en su portada fue la que Annie tomó ese fatídico día: Lennon desnudo y acurrucado junto a su vestida esposa.

En 1983 recaló en Vanity Fair llegando a recibir hasta 2 millones de dólares. Diez años más llegaría a Vogue. El reconocimiento vendría de la mano con el crecimiento laboral: recibió un doctorado honorario por parte del Instituto de Arte de San Francisco, donde había estudiado en su juventud.

Pero la pasión de Annie no sólo se plasma en famosos, políticos y artistas. En los 90, la Fundación San Francisco AIDS exhibió una serie de retratos tomados por ella de gente enferma de sida.

Su talento llegó incluso al mundo del fútbol. En 1986 realizó una serie de afiches con motivo de la Copa Mundial, en México. Aquella fue la primera vez en la historia del torneo que a un fotógrafo se le encomendó esa misión. 

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