Varios inconvenientes consideró el consejo del Banco Central en la reunión de política monetaria realizada el 11 de septiembre, cuando por unanimidad decidió reducir en sólo 25 puntos la tasa de interés -desde 3,5% a 3,25%- y no en 50, como proponía una de las opciones de la División de Estudios del instituto emisor.
Pese a que la segunda alternativa no era descartable "a priori, tenía algunos inconvenientes. En primer lugar, al ser un movimiento no esperado mayoritariamente por las expectativas privadas, podría ser interpretado incorrectamente" y podría generar "movimientos no buscados" en algunos precios de activos financieros, de acuerdo a las minutas de la última reunión del consejo dadas a conocer hoy. En segundo lugar, significaba cambiar el sesgo de "a la baja" a "neutral", lo que "limitaba, al menos en el corto plazo, la flexibilidad de la política monetaria".
Además un consejero advirtió que el Banco Central debía ser "extremadamente cauteloso para evitar que se trasladara hacia mayores expectativas de inflación".
"Una baja de 50 puntos provocaría gran confusión y posiblemente sería contraproducente", remarcó uno de los integrantes del consejo.
"Podría inferirse que la visión de la economía que se tenía hacía sólo una semana -cuando se presentó el Informe de Política Monetaria, IPoM- se había hecho más negativa, lo que no era el caso".
Además "se apartaba de una estrategia que había sido exitosa", agregaron otros, aludiendo a las bajas más suaves pero constantes que ha implementado el Central durante el año.
