Modifican sus organizaciones para vincularse con vecinos.
La información: pilar de un diálogo cada vez más horizontal entre empresa y comunidad.
Son el termómetro ambiental y la barrera más compleja cuando una empresa quiere desarrollar un proyecto y debe someterlo al Sistema de Evaluación Ambiental (SEA).
Las comunidades, aquellos grupos de personas que se ven sorprendidos, beneficiados, impactados o perjudicados con la decisión empresarial de invertir en ese lugar y no en otro.
Por mucho tiempo, la buena vecindad no fue un tema para las grandes compañías. El momento actual, cruzado por el despertar de los movimientos sociales y la rápida organización en torno a causas comunes, las ha obligado a generar una respuesta más horizontal para su relación con la comunidad, de manera de destrabar conflictos y obtener la llamada "licencia social" para operar. Ya quedó atrás la filantropía fácil del regalo de la cancha de fútbol o los juegos infantiles de la escuela. Hoy cada vez más empresas cuentan con estructurales formales en su organización con esta labor, las llamadas gerencias sociales, caras visibles que dialogan en terreno con las comunidades y que desarrollan proyectos para ellas pensando en que serán vecinos de largo plazo. He aquí algunos ejemplos.
Jorge Sanhueza, gerente de Medioambiente y Comunidad de Codelco, lleva 16 años en la empresa entre Radomiro Tomic, Codelco Norte, Casa Matriz y El Teniente. Sus pasos siempre empapados de esta temática.
Asumió a mediados de 2011 cuando se instaló lo que él califica como "la nueva mirada", tras realizar un diagnóstico de lo que pasaba en las diferentes faenas de Codelco y sus localidades cercanas.
"La institucionalidad cambió de acuerdo a las nuevas sensibilidades, las nuevas normativas ambientales y los temas comunitarios que se estaban viviendo", dice.
Sanhueza puntualiza que lo nuevo de esta transformación fue que Codelco pasó de tener múltiples políticas en todas las faenas a que "cada operación tuviese una única política". Dicha política se ha materializado, por ejemplo, en contar con guías para implementar sus estándares de relación de las ocho divisiones de Codelco con las comunidades de sus áreas de influencia.
La idea, dice, es "generar una capacidad extra de reacción". Por esto, en cada división hay un gerente de sustentabilidad que tiene dentro de su rol la capacidad de abordar y formar equipos de acción ante una situación nueva o conflictiva.
Desde que se comenzó a pensar el proyecto Caserones, allá por el 2006, se inició un acercamiento con las comunidades aledañas. Jaime Andrade, gerente de Asuntos Externos y Comunicaciones de Lumina Copper, cuenta con un plan de relacionamiento comunitario que se estructuró de acuerdo a los ejes más relevantes: temas viales, hídricos, empleo, calidad de vida y asuntos indígenas. "Todos los años estamos trabajando en cada una de esas líneas con un plan específico".
Según Andrade, la materialización de este plan se visualiza, por ejemplo, en que desde el primer día hay personal en terreno y reuniones periódicas con la junta de vecinos, directores de colegios, regantes, juntas de vigilancia, etc.
"Tenemos un plan de manejo de crisis que está operando para la eventualidad de cualquier dificultad que se presente", explica.
Según Andrade, el que Lumina sea una compañía de capitales japoneses, influyó en que se instalara el concepto de relación comunitario desde la fase más temprana, porque es parte de su filosofía que "proyectos de gran envergadura estén obligados a adelantarse a eventuales conflictos".
La termoeléctrica Bocamina II y los proyectos hídroeléctricos Neltume e HidroAysén son polémicos focos de conflicto que aún siguen latentes. Para enfrentar tales escenarios, Endesa apostó por realizar cambios en su estructura corporativa, debutando en abril con la nueva Gerencia de Relación con la Comunidad y Comunicación, encabezada por la periodista María Teresa González.
Su misión principal, dice, es "fortalecer el vínculo con las regiones y los territorios donde tenemos operaciones o proyectos" a través de la instalación de equipos regionales en todas las regiones donde la eléctrica tiene presencia.
Cuenta que hoy están en un proceso de diagnóstico para tener una política sólida que recoja el accionar pasado, escuchando a las comunidades e instalando equipos en los territorios.
"Tenemos mesas de trabajo y estamos avanzando en que la participación sea más temprana", puntualiza. "Hay un común denominador: 'el diálogo es la mejor herramienta incluso en los lugares donde uno cree que te van a sacar la mugre'", enfatiza.
La idea, según González, es que "en algún tiempo las comunidades nos puedan ver como socios de su desarrollo".
En julio, se inauguró la central hidroeléctrica Angostura, el mayor embalse en ingresar al sistema de calificación desde Ralco. En este caso, un año antes de iniciar su construcción, se creó un equipo de Asuntos Públicos que tiene hoy tres personas y cerca de 30 externas dedicadas a las temáticas sociales.
El ingeniero forestal José Miguel Trabucco, a cargo del área, asumió la tarea comunitaria.
Desde el año 2010 que trabaja con las comunidades vecinas y relata que en el caso de Angostura hubo que reasentar 46 familias y desarrollar programas de emprendimiento, tanto con la comunidad adyacente como con residentes de las comunas de Santa Bárbara y Quilaco.
"Como una manera de poder lograr ese fomento al emprendimiento y tener un pivote central que pudiera generar esta relación instalamos un centro de emprendimiento en Santa Bárbara", cuenta.
Según Trabucco, "el formato que tiene Colbún es llegar con anticipación y relacionarse con grupos", como juntas de vecinos, comités de agua potable, comités de adulto mayor, etc.
"Muchas de las personas que estaban en contra de nuestro proyecto, hoy trabajan con nosotros".
