Economía
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Menos consumo y más eficiencia, las otras metas en energía

En mayo el gobierno lanzó su agenda sectorial, donde el ahorro energético tendrá un rol protagónico los próximos años. Para ello, el plan considera un notable incremento de recursos, nuevos subsidios y etiquetados, y hasta un proyecto de ley con miras a que los chilenos aprendamos a gestionar mejor la electricidad que usamos.

por:  Bernardita Castillo
viernes, 01 de agosto de 2014

En el mundo, la gestión eficiente de la energía se ha instalado en muchos países como una estrategia para enfrentar el cambio climático y elevar la productividad. En Chile, este mismo esfuerzo lleva casi una década en la agenda pública, pero los resultados hasta ahora han sido magros y opacados por otra discusión que ha tomado vuelo: la generación de una energía más limpia, eficiente y segura.

Precisamente reinstalar con fuerza este camino es una de las aristas contenidas en la Agenda de Energía que presentó el gobierno en mayo y que delineó las prioridades para los próximos años. Allí, la eficiencia energética se ganó un sitial al lado de medidas clave para el desarrollo futuro del país, tales como la reducción de los precios de la energía, el impulso de las energías renovables, la conectividad de los sistemas, y la participación ciudadana y el ordenamiento territorial.

Según la hoja de ruta, con el conjunto de medidas presentadas se pretende reducir en 20% el consumo esperado para el año 2025, atacando el problema desde todos los ángulos posibles: la industria, el consumo domiciliario y del Estado.

La medida es aplaudida en distintos sectores. Ana María Ruz, subgerente de Energía de la Gerencia de Sustentabilidad de Fundación Chile, destaca que esta agenda es un buen mapa de cómo avanzar, pues establece metas concretas y plazos, e incluye medidas de forma transversal para todos los sectores del país.

Para Rolando Chamy, director del Magíster de Eficiencia Energética y MDL de la Universidad Católica de Valparaíso, los anuncios son un buen inicio, aun cuando poco se dijo sobre incentivos a la investigación en la materia, a la innovación (I+D+i) en energías no tradicionales, a las pequeñas y medianas empresas involucradas y a facilitar un mayor acceso y desarrollo de nuevas tecnologías.

Recursos crecen en mas de 80%

En concreto, las iniciativas relacionadas con eficiencia energética que impulsará la autoridad buscan enfrentar el tema desde distintas aristas. Por una parte, apuntan a lograr que sea una política de Estado y a masificar el desarrollo de proyectos en el área, y por otro, entregar subsidios para viviendas y edificios públicos, apoyar a los municipios en el recambio del alumbrado público y organizar campañas que acerquen el tema a la población.

Este plan, consideran en el Ministerio de Energía, tiene una diferencia fundamental con las medidas anunciadas en el pasado: contará con el financiamiento suficiente para llevarlo a cabo. De hecho, el gobierno destinará el próximo año cerca de US$ 110 millones solo para este ítem, lo que representa un incremento de 80% respecto de lo disponible este ejercicio para el mismo fin.

En marcha también está la renovación del directorio de la Agencia Chilena de Eficiencia Energética (AChEE), que se espera tenga un rol más protagónico y para ello, su  presupuesto se elevará de $3.500 millones este año a más de $20.000 millones en 2015.

Ignacio Santelices, jefe de la División de Eficiencia Energética de la cartera de Energía, puntualiza que todas estas acciones en definitiva contribuirán a apuntalar la competitividad del país, ya que de esta forma las industrias pueden rebajar importantes costos de producción. “Además, en ciertos mercados como el eléctrico, donde los precios del mercado se determinan en base al costo de generación de la unidad más cara produciendo en cada momento, la eficiencia energética puede adicionalmente contribuir a aumentar la competitividad reduciendo los precios, y al disminuir la demanda de electricidad podrían dejar de generar las centrales más ineficientes, que son las más costosas”, acota.

Ahorros por ley

Entre las medidas anunciadas sobresale el envío de un proyecto de ley al Congreso en 2015, luego de un proceso de participación ciudadana y cuya confección contará con el apoyo de la Universidad de Chile, que contemplará al menos tres componentes: eficiencia energética en la industria y minería; para los hogares, pequeñas industrias y comercios, y en el sector público.

En el Ministerio de Energía explican que todos los países desarrollados han impulsado regulaciones en torno a este ámbito debido a los beneficios que genera y a las diversas barreras de mercado que existen y que impiden su pleno desarrollo en un entorno de puro mercado. Un ejemplo es el de la “EnergyAct” de Estados Unidos, que tiene como primer capítulo la eficiencia energética.

El jefe de la División de Eficiencia Energética comenta que ése es el orden lógico a seguir: “Primero debemos asegurarnos de consumir eficientemente y luego vemos cómo proveemos los recursos energéticos necesarios. En Chile partimos al revés, pues hace décadas tenemos regulaciones sobre cómo proveer energía desde el sector privado, hace seis años contamos con una ley para promover las energías renovables y aún no tenemos ninguna regulación potente en torno al cuidado y buen uso de la energía”.

Además de premios al menor consumo, el proyecto de ley establecerá que los industriales y mineras –estas últimas serían responsables del 30% del consumo eléctrico del país– deberán desarrollar sistemas de gestión de la energía que incluirán auditorías energéticas y planes para el uso eficiente del recurso en el mediano y largo plazo. “Esto es una práctica habitual en las mayores y mejores empresas del mundo, y existen regulaciones de este tipo en Europa, Japón, Australia y varios otros países desarrollados”, indica Santelices, quien describe que más que inventar algo nuevo, lo que se busca es tomar la experiencia exitosa internacional en la materia.

Ante los anuncios, el académico de la UCV concuerda que para avanzar en la materia son fundamentales los ahorros que consiga la industria. Al respecto, puntualiza que para alcanzar logros en esta área es relevante la definición de los gestores energéticos y las metodologías o planes de uso eficiente a seguir por las empresas, donde participen tanto las planas ejecutivas como los colaboradores.

Un paso importante en este sentido es la posibilidad que existe hoy de aplicar la norma ISO 50001, que fue aprobada en septiembre de 2011 por el Instituto Nacional de Normalización (INN) y que fija los estándares de mejora continua en el desempeño energético. Hasta ahora, el sector privado ha sido el más interesado en este instrumento. En Fundación Chile estiman que esta certificación llegó para quedarse y que la Agenda de Energía la reforzará.

Ana María Ruz, incluso, plantea que es posible pensar que Chile puede dar un paso más allá: “Nuestra opinión es que necesitamos que el desacople forme parte de la nueva Ley de Eficiencia Energética; es decir, que el modelo de ingreso de las empresas eléctricas y de gas no solo se base en la venta de kWh o m3, sino que incluya opciones de vender eficiencia energética. Las empresas eléctricas y gas son las principales llamadas a capturar este mercado para producir un impacto real país”.

En esa línea, el proyecto de ley promoverá en el ámbito de clientes residenciales, comerciales y pequeñas industrias que las empresas distribuidoras de energía desarrollen programas que los apoyen en la implementación de medidas de eficiencia energética. Para eso se eliminará el incentivo que tienen hoy las distribuidoras a vender más energía, desacoplando las ventas de energía de sus ingresos.

En el sector público, en tanto, la idea es dar el ejemplo a través de políticas de eficiencia energética que van desde mejorías en la gestión energética hasta nuevas inversiones.

En el Ministerio de Energía explican que este paso fue clave en Estados Unidos para el desarrollo de proveedores de eficiencia energética y del modelo ESCO’s (empresas de servicios energéticos), donde éstas hacen las inversiones y luego la recuperan a partir de los ahorros generados por el menor consumo del recurso.

Subsidios y nuevos etiquetados

A nivel domiciliario, se calcula que dos tercios del consumo de un hogar corresponden a calefacción. De ahí que la cartera de Energía creó la unidad de Calefacción Eficiente, que abordará tanto el tema del reacondicionamiento térmico de las viviendas como las fuentes de calefacción.

Si bien desde 2007 las nuevas viviendas deben cumplir ciertas exigencias mínimas, la idea es avanzar junto al Ministerio de Vivienda en aumentar los criterios. “Como en todo proyecto de inversión en eficiencia energética se requerirá una mayor inversión inicial en la vivienda, pero el menor consumo energético de las familias más que compensará el mayor costo inicial, y además ayudará a contaminar menos nuestras ciudades”, destaca Santelices.

Entre los planes también figura continuar los proyectos de etiquetados con los estándares de eficiencia. Desde 2008 ya se han etiquetado 17 artefactos de alto consumo energético y se espera hacerlo en siete más entre éste y el próximo año. Así, por ejemplo, desde diciembre quedará prohibida la distribución de ampolletas incandescentes de 100 watts, y en 2015 saldrán del mercado todas aquellas que consuman más de 25 watts.

“Debemos trabajar en ambas líneas en paralelo, pues son complementarias. La etiqueta entrega información al consumidor y los estándares mínimos exigen un rendimiento o eficiencia también mínimos”, detalla el experto.

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