Economía
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Las deudas pendientes en la gestión del agua

Para hacer un uso eficiente del agua hay que considerar las particularidades de cada región. Eso supone que empresas, agricultores, habitantes y el Estado se sienten en instancias público-privadas para buscar soluciones.

por:  Marcelo Romero, La Segunda
jueves, 27 de marzo de 2014

Foto Archivo

No es un misterio que Chile sufre desde hace cinco años una sequía que afecta a gran parte del país. Y a pesar de que los expertos proyectan que este invierno volverá a ser lluvioso, paliando en algo el problema, lo cierto es que se necesita mucho más que precipitaciones para contar con los recursos hídricos necesarios para apalancar el desarrollo nacional. Bien lo saben los productores agrícolas, que son los principales usuarios de agua, con el 73% de las extracciones, seguidos por la minería y uso industriales, con el 21%.

Esta realidad fue recogida en la “Estrategia Nacional de Recursos Hídricos 2012-2025” desarrollada por el Ministerio de Obras Públicas en el anterior gobierno, donde se afirmaba que “para asegurar la calidad y cantidad del recurso hídrico para las generaciones futuras es fundamental la gestión eficiente y sustentable del agua”.

 El documento acoge la idea que han planteado con insistencia los especialistas: lo estratégico que resulta la Gestión Integrada de Recursos Hídricos (GIRH) y, con ello, la gestión integral de agua a nivel de
cuencas. Sin embargo, poco o nada se ha hecho para avanzar en este sentido.

Tanto es así, dice Ulrike Broschek, subgerente de Gestión Hídrica de Fundación Chile, que no duda en asegurar que “no hemos tenido un buen resultado en gestión hídrica en Chile”. Argumenta que desde hace 7 años la entidad ha trabajado en distintas instancias para articular a nivel público y privado la gestión hídrica por cuenca, en el entendido que es fundamental promover el manejo y desarrollo coordinado del agua, la tierra y los recursos relacionados para maximizar el bienestar sin comprometer la sustentabilidad de los ecosistemas vitales.

A su juicio, es de suma relevancia que las empresas entiendan como criterio básico que no están aisladas y dependen de su entorno. “Puedo hacer una excelente gestión como empresa, pero si el de al lado está consumiendo toda el agua, igual esa empresa se quedará sin ella y no será sustentable en el tiempo. Entonces, la mirada de gestión integrada de recursos hídricos tiene que ver con hacer un análisis del entorno y trabajar con el sistema completo. Y normalmente se hace por cuenca hidrográfica, que es lo que estamos recomendando”, afirma.

De hecho, Fundación Chile lleva tiempo apoyando políticas para generar diversas iniciativas que promuevan la gestión de las cuencas, entre ellas, las “mesas de agua”. Como casos destacados, la entidad aplicó toda su experticia en gestión en “mesas de agua” desarrolladas en Arica y Parinacota y en la cuenca de Copiapó y Huasco.

Pero el empantanamiento sobrevino, reconoce la experta, porque “sólo participaban a los que les dolía el tema del agua. Los de la parte de arriba de la cuenca no lo hacían”. Esto provocó, por ejemplo, que las mesas piloto de Copiapó y Huasco se fueran disolviendo en el tiempo. “Hemos aprendido que si no es algo fomentado y exigido por el Estado, sólo van a participar los que quieran”, asevera Broschek.

Alguien que conoce de cerca esta realidad es Marcelo Grossi, presidente de la Comunidad de Aguas Subterráneas de Copiapó, para quien el problema hídrico en las cuencas radica en que “el agua que usamos es la que entrega el ser humano y no la naturaleza, y esta entrega no es con un criterio de sustentabilidad del recurso”.

Específicamente en el caso de Copiapó, el principal problema del acuífero es que la disponibilidad hídrica es de poco más de 3.800 litros por segundo, mientras que el consumo es sobre los 6.400 metros por segundo, y el tranque Lautaro apenas tiene un 13,5% de su capacidad ocupada. Grossi reconoce que una de las trabas que enfrentan es que “hasta hace unos años atrás no importaba una buena gestión del recurso hídrico y nos hemos dado cuenta que perdimos años valiosos en solucionar problemas”.

Una visión similar es la de Axel Dourojeanni, experto senior en recursos hídricos de Fundación Chile y ex director de Recursos Hídricos de Cepal, quien afirma que en gestión del agua en Chile “estamos mal, porque no existe una política de gestión integral del agua por cuenca. Lo único que hay es distribución del agua, juntas de vigilancia y asociación de canalistas”.

Los expertos coinciden en la falta de información, por ejemplo, sobre los datos volumétricos por cuenca, a diferencia de lo que ocurre en otros países, como México, donde se conoce la cantidad exacta de agua en sus cuencas, fundamental para la toma de decisiones.

Igualmente destacan lo negativo que ha resultado el que en Chile los derechos de agua sean a perpetuidad, provocando especulación para la reventa de derechos y hasta exportación del recurso hídrico con fines comerciales. En este último punto, Guillermo Pickering, presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Sanitarios (Andess A.G.), afirma que “sin abandonar un enfoque que protege la seguridad jurídica de los derechos de aprovechamiento y que le otorga al mercado un importante rol en la reasignación de los recursos hídricos dentro y entre diferentes usos, creemos que se puede dar un paso hacia un sistema más equilibrado de gestión, con enfoque público-privado y colaborativo”.

Ello implica, dice, “corregir las ‘fallas’ de dicho mercado que amenazan la sustentabilidad del recurso, provocan conflictividad creciente y aumentan los costos de transacción, dificultando su operación”.

¿Hacia un Ministerio del Agua?

Mientras los expertos de Fundación Chile concuerdan en que es necesaria una institucionalidad específica, como un Ministerio del Agua, que tenga capacidad de regulación, desde las sanitarias, Guillermo Pickering sostiene que para garantizar la sustentabilidad del recurso es necesario abordar temas estructurales que conduzcan hacia la creación de una instancia efectiva de coordinación público-privada para enfrentar la escasez hídrica como un tema país. Como punto en común convergen en la idea de que el Estado debe ejercer una mayor fiscalización efectiva en relación al uso del agua y su extracción ilegal.

El actual gobierno ha subrayado el compromiso de designar prontamente un delegado presidencial de recursos hídricos, que aglutinaría distintas instancias relativas a la toma de decisiones sobre este tema.

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