El largo y complejo litigio por el terreno de cuatro hectáreas vuelve al tapete en estos días, debido a una demanda de la entidad estatal para zanjar el dominio de esta propiedad, avaluada en US$190 millones.
Este es el paño en disputa: unos 8.000 metros dentro de un predio de 37.161 metros cuadrados que se ubica en el vértice norponiente de la rotonda Pérez Zujovic, en Las Condes.
Foto RICARDO ABARCA
Con el ancestral legado de haber sido dueños de la "Chacra de Vitacura", como también de los fundos Lo Gallo y Recabarren, que bordeaban el río Mapocho desde la rotonda Pérez Zujovic hasta el aeródromo Lo Castillo, los descendientes de la familia Goycoolea no se dan por vencidos en la larga disputa con Corfo, para recuperar un paño de unos 8.000 metros dentro de un predio de 37.161 metros cuadrados que se ubica en el vértice norponiente de la rotonda Pérez Zujovic, en Las Condes.
Este terreno superaba los 43.000 metros cuadrados pero sucesivas expropiaciones de algunos retazos realizadas en los últimos años para ensanchar las autopistas circundantes lo redujeron a la superficie actual. Mientras tanto, las platas provenientes de aquellas expropiaciones, cerca de $300 millones, siguen guardadas en las arcas fiscales, esperando saber a quién entregárselas.
Así y todo, esos 8.000 metros cuadrados es una superficie insignificante, respecto de las miles de hectáreas que llegó a poseer esta familia durante del siglo XIX y comienzos del XX, antes de que el más reciente de sus patriarcas, Manuel Goycoolea Espoz, comenzara a urbanizar la "Chacra de Vitacura", en la década de 1930, iniciando con ello la fundación del distrito más acomodado de la capital chilena.
La familia Goycoolea hizo fortuna en el norte, con la explotación de varios yacimientos mineros. Algunos de sus descendientes se emparentaron con otras familias acomodadas, como los Gallo y los Goyenechea y luego emigraron a Santiago, para invertir parte de su fortuna en la compra de terrenos.
Hace un año Corfo presentó una nueva demanda contra los Goycoolea (exactamente contra Inversiones Lo Castillo y otros), con la intención de hacerse plenamente del terreno aledaño a la rotonda Pérez Zujovic.
En 2006 la entidad estatal intentó vender esta propiedad, pero no pudo hacerlo, debido a que los potenciales compradores se enteraron de la existencia del litigio. "Ningún potencial comprador podría siquiera intentar hacerlo, a sabiendas de que puede meterse en un tremendo lío judicial, mientras estos terrenos sigan en disputa", dijo a La Segunda Enrique Morandé O'Reilly, gerente general de Inversiones Lo Castillo, de propiedad de la familia Goycoolea. El interés de Corfo por vender este terreno habría sido gatillado por una propuesta inmobiliaria que previamente presentó el arquitecto Hernán Abarca, con oficina en Estados Unidos, cuya intención era levantar allí un gran complejo de oficinas, hotel, centro de convenciones, polo de comunicaciones y centro cultural, que originalmente bautizó comoCCC Towers Santiago . Sería una mini ciudad, con amplias áreas verdes y varias torres, la mayor de las cuales tendría 60 pisos.
Este mes culminó el largo trámite de notificación de la demanda a las decenas de descendientes, entre éstos, al joven Martín Goycoolea Scott, quien residiría en Estados Unidos, y a la madre de éste, María Inés Scott Espínola. Según el fiscal de Corfo, Marco Antonio Riveros, "ante la imposibilidad de ubicar a varias de estas personas para concretar la notificación, Corfo pidió al tribunal la designación de un defensor de ausente, trámite que fue acogido por el Noveno Juzgado Civil de Santiago". De esta forma, se espera que la parte demandada proceda a contestar el escrito, o bien, a presentar otro recurso, antes de que se inicie el juicio propiamente tal.
La demanda de Corfo pide que el tribunal zanje de manera definitiva el dominio de la propiedad, acusando a los Goycoolea de "arrogarse" ésta a su favor. Así lo afirma en el escrito que presentó en el tribunal: "Los demandados en diferentes oportunidades se han arrogado el dominio respecto de parte del inmueble objeto de la presente acción declarativa, en circunstancias de que los títulos por éstos exhibidos, amén de su falta de mérito posesorio, no dicen relación con dicho inmueble sino, a lo más, con otro inmueble que en todo caso no se ubica en el lugar que ellos lo pretenden".
Hace 15 años ambas partes de enfrentaron en otro pleito judicial, debido a que Corfo interpuso un requerimiento contra una solicitud de los Goycoolea para obtener un "comodato precario" de aquellos terrenos. Luego, éstos contestaron con una demanda hasta que en 2009 el tribunal la rechazó, pero al mismo tiempo reconoció que se estaba en presencia de un problema de "deslindes de terrenos", dando un reconocimiento explícito a los Goycoolea de que sí tienen derechos sobre parte de los 37.000 metros cuadrados que aún siguen esperando el uso de suelo , en Las Condes.
"Lo más relevante de aquella sentencia emitida en 2009 fue el rechazo a la demanda reconvencional de Corfo que solicitaba dos cosas: la cancelación de las inscripciones de dominio de los Goycoolea y que se reconociera la prescripción adquisitiva respecto de los terrenos en disputa", explicó Morandé O'Reilly.
Ese paño de casi cuatro hectáreas probablemente es el más caro de Chile, con un valor que supera las 100 UF el metro cuadrado (en total, unos US$ 190 millones). A pesar de que el plano regulador ordena que al menos dos tercios debieran ser destinados a áreas verdes, sigue latente el interés de las inmobiliarias por hacerse de una parte o de todo este terreno ubicado dentro del perímetro conocido popularmente como "Sanhattan".
El largo litigio estalló después que en 1999 se privatizó la ya desaparecida Empresa Metropolitana de Obras Sanitarias (Emos), hoy Aguas Andinas, y el mencionado terreno fue traspasado a Corfo. Según el fiscal de Corfo, a finales del siglo XIX el Fisco había expropiado terrenos en el sector para el aprovechamiento de acuíferos que se usarían para suministrar agua potable en "el lejano Santiago", ubicado varios kilómetros más abajo. Luego, a comienzos del siglo XX el Estado también adquiere la Empresa de Agua Potable Los Leones, que operaba en el mismo sector y habría sido en ese momento en que se produjo una confusión de deslindes con el aún vecino fundo o chacra de Vitacura, perteneciente a la familia Goycoolea.
Paralelamente, los Goycoolea eran propietarios de la empresa de Agua Potable Lo Castillo, que había fundado Manuel Goycoolea Espoz, para dotar de este vital elemento a los nuevos vecinos que se instalaban en la urbanización de Vitacura, desde la segunda mitad del siglo pasado.
"Los Goycoolea son los propietarios legítimos del terreno porque durante décadas han pagado las contribuciones de bienes raíces y tienen otros documentos que así lo respaldan", afirma su representante Enrique Morandé O'Reilly. Agrega que los Goycoolea han pagado las contribuciones de bienes raíces desde que existe el formulario respectivo, el N° 1, creado por la Ley 4.174, en 1927.
Sin embargo, el fiscal de Corfo, Marco Riveros, asegura que no es tal, porque "aunque muestren documentos del pago de contribuciones y la inscripción en el Conservador de Bienes Raíces, lo más probable es que se trate de otro terreno y no del que legítimamente pertenece a Corfo".
Riveros agrega que frente a tales pretensiones "en Corfo nos hemos mantenido firmes y por eso hemos recurrido a los tribunales". Entretanto, las autoridades de Corfo también han desechado la posibilidad de negociar otra salida. "No tenemos nada que negociar con los Goycoolea y quien lo haga le causará un enorme daño al fisco", subraya el representante de Corfo.
Morandé O'Reilly dice que antes de llegar a los tribunales los representantes de Goycoolea conversaron con el vicepresidente de Corfo, Hernán Cheyre, para buscar una salida y éste "se mostró altamente interesado en buscar una solución, dado que el abandono de ese terreno podría derivar en una pérdida de valor, siendo destinado posteriormente a áreas verdes". Pero no obstante la buena acogida de Cheyre, "la fiscalía de Corfo se encargó de poner trabas y advertir responsabilidades personales del vicepresidente de Corfo, si se hacía algo al respecto", aseveró el gerente general de Inversiones Lo Castillo.
Mientras tanto, aquellos valiosos terrenos son observados a corta distancia por las inmobiliarias que los han cercado con modernos edificios, a la espera del momento oportuno para hacer sus ofertas.
"Los Goycoolea no están apurados por vender, pero tampoco quieren regalar esta propiedad", concluyó Enrique Morandé O'Reilly.