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Gerente de Fantasilandia: "El desafío de tener un juego nuevo al año es el talón de Aquiles de un parque de diversiones"

La atracción de este año se llama "Pirate Revenge", costó US$1,4 millones y comenzará a funcionar este 25 de diciembre.  

por:  Diego Jerez V.
viernes, 20 de diciembre de 2013
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Si pensaba ir a Fantasilandia este fin de semana, es mejor que espere unos días porque se topará con un letrero que dice "Parque Cerrado". Esto es porque todavía restan cuatro días para que termine su receso de atención exclusiva a empresas -que comenzó el 11 de noviembre- y reabra la temporada veraniega, la más alta del año.

Esta vez la novedad será un nuevo juego acuático, llamado "Pirate Revenge", que funcionará desde el 25 de diciembre. Se trata de un enjambre mecánico que funciona como carros-balsas, que flotan y giran sobre su propio eje empujados por una corriente de agua. El resultado: todos empapados y semimareados.

Pero la sensación es agradable, asegura el gerente general del parque, Gerardo Arteaga, quien cuenta que él mismo viajó a otros parques a observar cómo funcionaba y, sobre todo, a ver cómo se bajaba la gente del juego. "Una de las cosas más importantes en este negocio es ver cómo se baja la gente de un juego, que quiera subirse de nuevo, no con cara de espanto o mareada", dice.

Fantasilandia inaugura un juego al año y es una inversión que se analiza con cuidado, porque es la más importante que realizan. El parque invierte US$2 millones al año y al "Pirate Revenge" destinó US$1,4 millones, además de los costos del traslado y la instalación. De todas formas, en 2009 gastaron US$8 millones en comprar el "Raptor".

Con tres años de anticipación

Arteaga explica que la compra de un juego se planifica con tres años de anticipación. "Por ejemplo, el juego que lanzamos ahora lo veníamos mirando desde que salió el proyecto, y el juego del próximo año lo vimos en 2012 y lo estamos comprando ahora. Incluso ya vimos el de 2016. A lo que estamos apostando es a tener una novedad este año, luego en 2015 un clásico y después, una cosa más espectacular", afirma.

"En un país desarrollado suman un juego cada tres años y nosotros instalamos uno por año, porque en Chile la gente necesita un llamado a venir. El desafío de tener un juego nuevo es el talón de Aquiles de un parque de diversiones, porque la inversión es mucha, y por tanto muy riesgosa", señala.Explica que cuando se instala un juego nuevo, otro debe ser sacrificado, por el espacio . Y se van a la venta en internet.

Arteaga cuenta que él frecuentemente está mirando a ver si encuentra el Pulpo, que vendieron hace años y que ya no se fabrica, pero que sueña con poder volver a tener dentro de las 40 atracciones del parque. Lo vendieron a un parque itinerante, por lo que "debe andar por ahí, de playa en playa", se lamenta.

Este juego fue uno de los regalones de su padre, Gerardo Arteaga Oehninger, ingeniero agrónomo que vio que en Chile faltaban lugares para el esparcimiento, y le propuso en 1977 al entonces alcalde de Santiago, Patricio Mekis, levantar Fantasilandia en el parque O'Higgins.

La entrada subió 15% en 10 años

Hoy su hijo Gerardo Arteaga, además de gerente de Fantasilandia, es vicepresidente de la Asociación Internacional de Parques de Diversiones y Atracciones (IAAPA), y el próximo año será su presidente.

En esa entidad internacional, cuenta el ejecutivo, Fantasilandia es un parque reconocido, sobre todo porque es el único parque en la región que ha logrado sobrellevar el negocio, considerando que en Perú no hay parques similares, en Brasil los dos que había cerraron, y el de Argentina lleva más de diez años sin instalar un juego nuevo.

Según afirma, el negocio es difícil y manejar bien los precios es una de las claves del éxito. "El ticket de Fantasilandia es uno de lo más baratos, si se le compara con los valores de otros parques, y ha subido sólo 15% en diez años".

Pese a eso, desde el 2000 Fantasilandia ha logrado tener buenos resultados económicos: en 2012, obtuvo $6 mil millones (unos US$12 millones de dólares) por ventas de entradas, con una tarifa promedio de $6 mil.

La familia Arteaga también es dueña de Happyland, con 28 locales en Chile, 20 en Perú y uno en Colombia. También tienen desarrollos agrícolas y otras inversiones.

Como máximo se abre 200 días al año

Uno de los temas que a juicio de Arteaga limita el desarrollo del parque es la cantidad de días que Fantasilandia puede abrir: "200 días al año cuanto mucho", porque sólo lo hace sábados, domingos, festivos y ocasiones especiales, como vacaciones.

"El verano es temporada alta, pero el resto del año es tranquilo, en el invierno no pasa nada, puro mantenimiento. Después se instala el juego nuevo, y a finales de octubre son las noches de terror, y luego volvemos a dar la vuelta, somos muy estacionales", explica.

En los últimos años, han buscado rentabilizar el parque, potenciando los eventos con empresas y colegios, que durante estos días realizan en doble jornada. También han comenzado a hacer eventos focalizados, para poca gente.

Además de inversiones en mejorar los servicios, y este año en un cuarto restaurante, quiere tener un gran show: "Si tienes andando los juegos y a eso le sumas un gran espectáculo, como clavadistas por ejemplo, se hace más atractivo".

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