"Sustentar reformas que van a tener consecuencias para Chile en los próximos veinte años solamente en una mayoría parlamentaria que puede cambiar en cuatro años más, no habla de una política que piensa en el largo plazo", dice el presidente de Colbún, quien el próximo jueves encabezará la mesa redonda "Escenario Político", organizado por Icare.
Foto FERNANDO HERRERA
No es el detalle que podría traer una reforma constitucional o los cambios tributarios anticipados lo que más alerta a Bernardo Larraín Matte respecto al futuro escenario político, tras conocerse la conformación del nuevo Congreso. Es la forma que adopte la convivencia política la "que sí es preocupante", advierte, al referirse al debate respecto a si a futuro primará la "aplanadora" o la búsqueda de consensos en las reformas estructurales que se están proponiendo.
El presidente de Colbún conversó con «La Segunda» sobre el resultado de las elecciones, aprovechando que -como mandamás del círculo Empresas y Sociedad de Icare- el próximo jueves será anfitrión del debate organizado por esta institución empresarial, para oír a Jorge Navarrete, Gonzalo Müller, Hernán Larraín y Camilo Feres.
"Este tipo de debates es parte del rol de este nuevo círculo: Reflexionar y debatir sobre cómo se inserta la empresa en su medio -incluyendo el mundo político-, sobre todo cuando se plantean reformas relevantes. Es interesante para la empresa hacer un análisis y debatir sobre los resultados electorales en la voz de estos cuatro destacados analistas políticos".
-¿La idea es abordar qué se está jugando Chile en estas elecciones?
-Una parte del resultado de las elecciones es definitivo: La Nueva Mayoría consiguió una mayoría en la Cámara de Diputados y el Senado, y por lo tanto las reformas que han planteado, independiente de quien resulte electo en la segunda vuelta presidencial, tendrán protagonismo.
-Y con una alta probabilidad de que su candidata presidencial salga electa...
-Los resultados de las elecciones no están escritos hasta que se cuenta el último voto, pero objetivamente tiene la mayor posibilidad, porque obtuvo una distancia no menor y además está relativamente cerca del 50 más 1.
De todas formas es relevante, desde el punto de vista de la candidatura de la Alianza, no solamente aspirar a ganar, también acortar la diferencia: Un resultado estrecho siempre es bueno para Chile, porque permite una oposición sólida y un gobierno sólido. Y segundo, reposicionar las ideas que representa.
Depreciación acelerada: "Es un incentivo... pero no de la magnitud" del FUT
-Se anticipa un 2014 con movilizaciones sociales, ¿genera incertidumbre en el empresariado?
-Ha habido movimientos sociales a partir de 2011, se han calmado, y probablemente vuelvan a intensificarse. Habrá que escarbar detrás de los resultados electorales para ver cómo se pueden anticipar los movimientos sociales. Hay varios dirigentes de esos movimientos que estarán en el Parlamento, será interesante analizar qué rol cumplirán.
-¿A nivel empresarial están mirando con inquietud este escenario?
-Son oportunas las palabras de Andrés Santa Cruz, en el sentido que la empresa es un actor más inserto en una sociedad más compleja, empoderada, y que como tal debe plantear sus puntos de vista. Más que decir si hay incertidumbre o no, la empresa debe plantear sus puntos de vista, pues -frente a reformas como la tributaria o laboral- es quien mejor conoce la dinámica de ahorro e inversión.
-Desde el comando de Bachelet, reformas como la tributaria se plantean al mundo empresarial como el precio por paz social. ¿Cómo lo ve?
-Es relevante pensar quién finalmente paga el costo de una reforma tributaria. Se piensa que sólo lo pagan las grandes empresas, en circunstancias que muchas veces la terminan pagando las pymes, los trabajadores o consumidores. También es importante establecer ciertos conceptos: primero, nadie puede sostener que una reforma tributaria es neutra; segundo, es muy relevante el destino de la mayor recaudación y es importante anteponer esa discusión al debate tributario; tercero, es correcto decir que quien gana más -y yo agregaría, quien consume más- debe pagar más impuestos. Pero con igual fuerza hay que establecer el criterio de que quienes ganan más, en la medida de que lo ahorren y reinviertan, es bueno como incentivo que paguen menos impuestos. Los países siempre requieren en sus procesos de desarrollo mayores niveles de ahorro e inversión, eso no sólo era válido en los años 80.
-¿Se refiere a la eliminación del FUT?
-Una estructura tributaria que incentive el ahorro y la inversión es muy relevante. Instrumentos hay muchos, uno de ellos es el FUT. Si se quiere reemplazar por otro, debe al menos mantener los incentivos al ahorro y la inversión. También se argumenta que ahora Chile tiene acceso a los mercados de capitales y que por ello ya no sería necesario el incentivo tributario a la reinversión de los recursos propios del emprendedor. Eso no es así, hay una relación virtuosa entre el acceso al mercado de capitales y los recursos propios.
-La Nueva Mayoría propone cambiarlo por depreciación acelerada.
-Eso va en beneficio de las industrias intensivas en capital. No incentiva el retener utilidades en la empresa cuyo destino final sea la innovación, el empleo, capital de trabajo... Sí es un incentivo al ahorro y la inversión, pero no de la magnitud del que hoy existe.
-Y orientar los fondos a mejorar la educación, ¿lo justifica?
-Si el destino es mejorar la calidad de la educación, fortalecer la educación técnica y conectarla con la empresa, en el largo plazo esas reformas estructurales pueden implicar un mayor crecimiento potencial. Si el destino es la gratuidad de la educación universitaria de quienes pueden pagarla, no va en el sentido correcto. Por eso es más relevante discutir el destino que la recaudación. Falta información y es razonable porque estamos en la campaña. Cuando se es gobierno siempre se profundiza, se acota, se gradualiza y se precisa.
-El quórum conseguido por la Nueva Mayoría le permite aprobar la reforma tributaria sin negociar.
-¿Eso es bueno? Sustentar reformas que van a tener consecuencias para Chile en los próximos veinte años, solamente en una mayoría parlamentaria que puede cambiar en cuatro años más, no habla de una política que piensa en el largo plazo. Espero que el próximo gobierno, independiente de los quórum que tenga en el Parlamento, siga con la política de los acuerdos, consensuando las materias, incorporando la visión de la oposición y la de todos los actores, entre ellos, de la empresa.
-Senadores socialistas dan por terminada la política de los consensos.
-Lo he escuchado. Insisto, esa mayoría puede ser transitoria.
-¿Eso no es una alerta roja para el empresariado?
-Si prevalece ese espíritu, de hacer reformas estructurales sin consensuar con la oposición, aunque se tengan los quórum para hacerlo, y sin incorporar la visión de los diversos actores, es malo para Chile, y eso sí es preocupante. Uno no le teme a tal o cual gobierno o a tal o cual color político... pero si prevalece una actitud refundacional permanente de las instituciones políticas y económicas sólo sustentada en mayorías electorales que pueden ser de corto plazo, es malo; así como también es malo el inmovilismo y la nula disposición a reformas.
-¿No cree que no corresponde que soliciten acuerdos ahora que la Alianza perdió, considerando que este gobierno muchas veces trató de sumar votos individuales y no buscar grandes acuerdos?
-En mi opinión siempre existió, de la Concertación y de la Alianza, una disposición a dialogar y llegar a acuerdo respecto a los grandes temas. Quizás se dificultó en los últimos cuatro años, pero desde el año 89 en adelante existió ese ánimo y hay varios ejemplos, así que no comparto el punto inicial de la pregunta.
"La mejor defensa de las instituciones está en su capacidad de evolucionar"
-Con dos candidatos en juego, ¿el mundo político está entendiendo el rol de la empresa?
-Creo que hay comprensión. En un tema tan importante para la competitividad de la empresa y de la economía chilena, como es la energía, hay un diagnóstico bastante compartido por las principales candidaturas: hay una crisis que se está incubando, no se están haciendo suficientes proyectos de generación competitiva y sustentable, en las magnitudes necesarias para poder satisfacer el crecimiento de la demanda. Y no sólo en el diagnóstico, sino que también en las propuestas, todas han hablado de una política energética que dé lineamientos que viabilicen el desarrollo de nueva capacidad de generación y transmisión.
-Y en cuanto al discurso antiempresarial que se pudo escuchar...
-Hubo un discurso bastante rupturista en algunas candidaturas presidenciales. Ahora, al ver los grandes números, el electorado tendió a apoyar posturas políticas más moderadas.
-La empresa necesita cierto ambiente para desarrollarse. Ya hablamos de la reforma tributaria, pero hay otras: la reforma constitucional.
-La mejor defensa de las instituciones está en su capacidad de evolucionar. El inmovilismo, o la pretensión de que es virtuoso que todo esté igual para siempre, frente a una sociedad que cambia, genera tensiones que terminan por expresarse en reformas peores que las que podrían haberse hecho de manera gradual. El mundo cambia y por definición las instituciones y las estructuras tributarias, pueden cambiar.
Ahora, también creo que hay un valor intrínseco en la estabilidad de la institucionalidad política y económica. Cuando se es gobierno se le asigna mayor valor a la gradualidad y a la estabilidad, que es distinto a cuando se es candidato, donde las distintas coaliciones políticas deben expresar con nitidez sus posiciones y diferencias -las que a ratos se extreman e intensifican-, lo que me parece sano y no contradictorio con la actitud que prevalece, o al menos en Chile ha prevalecido, cuando se es gobierno.
-¿Qué le parecen los cambios propuestos a la Constitución?
-Ambas coaliciones políticas se proponen cambios constitucionales. La gran diferencia es que en la Alianza no se sostiene la necesidad de una refundación desde cero, y menos se apoya un mecanismo que no sea el que está establecido en la institucionalidad. En la Nueva Mayoría hay una postura de una reforma mayor o de una nueva Constitución. Ahí hay una diferencia política relevante, pero nadie sostiene que no se pueda modificar ni una coma de la Constitución.
-No lo ponen nervioso los cambios constitucionales, entonces...
-Ha habido cambios el año 89, 2005 y parece necesario un tercer grupo de reformas, entre ellos del sistema electoral... No puede ser amenazante una evolución constitucional dentro de la institucionalidad. Sí es preocupante la aspiración a una refundación completa y a través de mecanismos extrainstitucionales, sustentados en mayorías electorales transitorias.
-Sólo dos empresas presentaron ofertas en la licitación por los nuevos bloques de suministro eléctrico. ¿Cómo se debe interpretar ese desinterés?
-No es desinterés. Para poder ofertar energía para nuevos consumos se requieren nuevos proyectos, y no se están construyendo nuevos proyectos. Hay algunos que tienen capacidad para ofertar energía en base a su capacidad actual, pero en general estas licitaciones son crecimientos de demanda energética que no están cubiertos por los contratos existentes y que por lo tanto requieren nueva capacidad de generación. Ese diagnóstico está bastante compartido, de que se está incubando un cierto déficit, no ahora, pero en el mediano plazo, un déficit de generación competitiva, sustentable y suficiente.
-¿Es un síntoma de la crisis entonces...?
-En el sector eléctrico está lleno de actores interesados en invertir, existentes y nuevos, y la verdad es que está siendo muy difícil desarrollar nuevos proyectos.
-Un ejemplo es HidroAysén, proyecto del cual ustedes en Colbún son socios, que lleva dos años en el Comité de Ministros...
-No vale la pena opinar de cosas que no dependen de uno. Sobre HidroAysén ya dijimos lo que pensamos en su momento. Es un proyecto de tal complejidad y magnitud, especialmente en el tema de la transmisión, que requiere una política energética.
-Públicamente ud. se la jugó por Andrés Allamand en las primarias presidenciales. ¿Qué le pareció su triunfo en la senaturía?
-Hay un dato duro: el resultado electoral de la Alianza en las dos metropolitanas fue el más alto desde el retorno a la democracia. Eso da cuenta de que en medio de todo este ambiente que se ha consolidado de una Nueva Mayoría, supuestamente hegemónica, en Santiago, la Región Metropolitana de Chile, la Alianza tuvo su mejor resultado de la historia.
-¿Qué le parece la forma en que se ha planteado la candidatura de Matthei?
-La candidatura de Matthei tiene un desafío difícil si quiere ser electa, pero eso no debe inmovilizar al elector de centroderecha, porque finalmente hay dos causas adicionales que son tan trascendentes como la aspiración de ganar: Primero, que haya un mayor equilibrio entre las fuerzas políticas; y segundo, que haya un reposicionamiento sin ningún complejo de las ideas de centroderecha: poner en el centro la libertad de la persona, de las organizaciones intermedias, de la familia en sus diversas formas, antes que el Estado.
Hay discusiones relevantes en esta materia. Si uno ve lo educacional, a mí me hubiera gustado una posición más fuerte (de la candidatura de Matthei). Se plantea con mucha nitidez desde un sector político la eliminación de la legítima retribución para quien quiera emprender un proyecto en la educación básica y media, el llamado lucro; y por otra parte, se propone eliminar la posibilidad de un padre de complementar el aporte que hace el Estado con su propio aporte. Eso es de mucha trascendencia. La libertad de que un padre se conecte con un emprendedor que le ofrece un proyecto educacional de mayor calidad me parece totalmente virtuoso; no veo por qué hay que romper ese vínculo. Ahí hay un desafío: Así como lo hizo la Nueva Mayoría al plantear con nitidez su proyecto político y filosófico, de derechos garantizados, creo que faltó fortaleza en la posición de la Alianza.
-¿Ese tipo de diferencias debieran marcar la agenda en lo que queda?
-Las elecciones se miden tanto por el resultado electoral como por las ideas que se posicionan. Si hay un tema en el cual se puede ver con nitidez la diferencia entre dos posturas políticas, es en el financiamiento compartido, ahí está la esencia de un proyecto liberal. El 60% de los niños están en colegios particulares subvencionados y han ido bajando las matrículas en los municipales. ¿Por qué se debe suponer que todos esos padres van a estar felices con que finalmente el sistema educacional lo monopolice el Estado o instituciones de beneficencia, religiosas u otras?