Economía
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Juan Somavía: "Ningún país se ha desarrollado sobre la base de explotar a los trabajadores"

"Hay gente que dice que es una barbaridad fortalecer los sindicatos, que puede traer problemas, pero toda la experiencia internacional indica lo contrario", afirma el ex director de la OIT y hoy parte del equipo laboral de Bachelet.  

por:  Erick Rojas
viernes, 08 de noviembre de 2013
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Quién con más propiedad para hablar de los desafíos que enfrenta el mercado laboral que el ex director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Juan Somavía.

En su primera entrevista desde que dejó el cargo que ocupó por más de una década y desde que se integró al equipo laboral de Michelle Bachelet, este chileno cosmopolita aterriza las propuestas y defiende la visión que sustenta la propuesta laboral de la candidata.

"Este programa ayudará a reducir la desigualdad de los ingresos y de oportunidades que surgen del mercado laboral. La calidad del trabajo en el fondo define la calidad de la sociedad en la que estamos viviendo y por eso la mirada que tengamos del trabajo es muy importante. Hoy el trabajo es visto sólo como un costo de producción y al trabajador como un consumidor, pero es mucho más que eso. Es fuente de dignidad de las personas, de estabilidad y desarrollo de las familias, de paz en la comunidad y de credibilidad de las políticas públicas y privadas", señala.

Y repasa: "En definitiva, la calidad del trabajo y de la institucionalidad laboral es una gran contribución a la estabilidad social y a la gobernanza del país. El trabajo no es una mercancía porque detrás hay un ser humano; no nos podemos olvidar que los derechos del trabajo son parte de los derechos humanos".

-¿Ese el corazón de la reforma: mejorar la calidad del trabajo?

-La propuesta amplía derechos, pero también genera estabilidad. El objetivo es tener una institucionalidad laboral democrática, moderna, eficiente y que, al mismo tiempo, reconozca que es necesario aumentar la inversión, la innovación y la productividad y, en consecuencia, produzca los necesarios equilibrios. Tener una institucionalidad laboral que le dé un piso estable al país que permita trabajo decente y que reconozca que para que ello ocurra se necesita que haya trabajo, que requiere que haya inversión, innovación y productividad, pero que al mismo tiempo nivele la cancha entre empleadores y trabajadores.

-¿Cómo se nivela ?

-Fortaleciendo la sindicalización y los derechos sindicales. Hay que estimular que haya más actividad sindical, pero en un marco que dé mucha más libertad de acción a las partes. No puede ser una relación desequilibrada.

-¿Qué implica ampliar la sindicalización y la negociación colectiva?

-Planteamos la necesidad de que la titularidad en la negociación colectiva la tenga el sindicato en las empresas que lo tienen. Hoy día la legislación permite que el empleador negocie con un grupo de trabajadores aunque haya un sindicato en la empresa y lo que estamos diciendo es que en donde haya sindicatos el grupo de trabajadores no existiría como opción.

También como tema central del programa está la facultad de reemplazar a los trabajadores en huelga. Tanto la OIT como Naciones Unidas han señalado que esta disposición es contraria a los compromisos internacionales adquiridos por Chile al ratificar el convenio 87 sobre libertad sindical.

-¿Qué información deberán entregar las empresas a sus trabajadores?

-Se tienen que conocer los balances, algunos son públicos y otros privados. Para que a la empresa le vaya bien la gerencia y los trabajadores deben trabajar juntos y el acceso a la información es fundamental.

-¿Deberán entregar sus balances internos?

-Significa que tienen que ponerse de acuerdo respecto de qué información se pone sobre la mesa, pero habrá un piso básico para sentarse a conversar.

-¿No se ponen en riesgo los planes estratégicos de las empresas?

-Hay que buscar los equilibrios. Todo el programa laboral de la Presidenta está fundado en la voluntad de crear relaciones de diálogo y de relaciones de confianza.

Esto que estamos proponiendo no tiene nada de nuevo, lo que pasa es que estamos atrasados como país en tener una institucionalidad laboral que contemple la negociación colectiva y el fortalecimiento del mundo sindical. Mi experiencia como ex director de la OIT es que los países que fortalecen el sindicalismo y que tienen mayores tasas de negociación colectiva son mucho más estables. En el largo plazo esta propuesta aumenta la productividad, la confianza recíproca y permite que pasemos de la lógica del conflicto a la del diálogo.

-No es fácil cambiar las lógicas.

-La CPC y la CUT están en conversaciones, y es por eso que hay agua en la piscina para avanzar. Hay temas que hoy día son extraordinariamente restringidos y otros que les interesan a los empleadores, como la jornada laboral, y otros que les interesan a los trabajadores.

Aquí hay una asignatura pendiente. Hubo derechos que existían, que se perdieron durante la dictadura y que ahora se están restableciendo. Esta no es una demanda irracional. Han pasado 40 años y se perdió la memoria de que esto es perfectamente normal.

-¿Por qué no incluyeron las aspiraciones históricas de los empresarios, como cambiar la indemnización por años de servicio?

-Porque tenemos que equilibrar la cancha primero y cuando el mundo sindical se sienta con la seguridad de que se puede aumentar la sindicalización, que la negociación sindical va a ser efectiva, esos temas se podrán discutir. La prioridad es que la democracia tiene un tema pendiente con el mundo del trabajo.

Hay gente que dice que es una barbaridad fortalecer los sindicatos, que puede traer problemas, pero toda la experiencia internacional indica lo contrario. A las empresas que tienen sistemas de ampliación de la sindicalización y de la negociación colectiva les va mejor. No hay ningún país que se haya desarrollado sobre la base de explotar a los trabajadores.

-¿Consideraron el impacto que esto puede tener en el empleo y la inversión?

-Esta propuesta facilita la empleabilidad y da a la empresa mejores condiciones de competencia y productividad. La calidad del trabajo define la calidad de la empresa.

Aquellos que nos miran con desconfianza y creen que esto va a ser un lío se van a dar cuenta que es una gran contribución a la estabilidad de la inversión.

Gratificaciones: Sobre la base de las ganancias reales

-¿Es posible subir a $250 mil el salario mínimo en dos años?

-Estamos todos contentos al decir que Chile tiene un ingreso per cápita de US$18 mil al año y que con un par de miles de dólares llegamos a niveles de algunos países desarrollados. Uno de los signos de llegar al desarrollo es lo que pasa con los salarios en un país. El 58% de los salarios en Chile son dos salarios mínimos o menos. No podemos pretender llegar al desarrollo con este nivel, por eso es necesaria la negociación colectiva y que haya instrumentos que faciliten que la distribución de las ganancias sea mucho más equitativa.

-¿Qué están pensado hacer con las gratificaciones?

-Hay que transparentarlas y que sean sobre la base de las ganancias reales. Esto está vinculado a otro tema importante: hoy tenemos ciudadanos empoderados, eso es cierto, la gente se cabreó de los abusos y sale a la calle. Pero ese ciudadano tiene muy poco conocimiento de sus derechos laborales y una de las cosas que propone el programa es información sobre esto. Queremos aumentar la conciencia de los derechos del trabajo y uno de esos elementos es que los trabajadores sepan cuánto deben recibir de gratificación en función de las ganancias de la empresa.

-¿En el empleo público qué están pensando?

-Evaluaremos la institucionalización de la negociación colectiva en el sector público.

-¿Regularán los empleos a contrata y a honorarios?

-También está la necesidad de ver los equilibrios y la estabilidad.

 "Estoy tranquilo y sin aspiraciones de cargos ejecutivos"

-¿Cuáles son sus planes futuros?

-La Presidenta me pidió primero que la asesorara en las primarias, luego que presidiera esta comisión, cuyos resultados se entregaron y ya forman parte del programa. Fue un trabajo muy satisfactorio, con un equipo de alto nivel y de consenso. Mi tarea en esto se cerró, pero seguiré naturalmente con opiniones en estos temas porque fueron 13 años y tantos en la dirección de la OIT.

-¿Pero le interesa seguir en la vida pública?

-Estoy tranquilo en este momento y sin aspiraciones de cargos ejecutivos. Después de muchos años decidí volver a Chile tranquilamente, así que estas cosas no están en mi plan de vida. Por el momento estoy haciendo esto y algunas cosas con las Naciones Unidas y el mes que partí de la OIT recibí una invitación del Vaticano para ser miembro de la Comisión Pontificia Justicia y Paz que refleja la doctrina social de la iglesia.

-¿Su asesoría al secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, cambia sus planes?

-Es un trabajo a tiempo parcial sobre políticas de cooperación interregional. Sin duda, en algunas ocasiones tendré que viajar, pero la asesoría la haré desde Chile.

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