La creación de sociedades (anónimas, de responsabilidad limitadas o por acciones) es otra vía empleada por los argentinos para invertir en Chile.

El atractivo de las sociedades chilenas está en que son fáciles y rápidas de crear. Además, para realizar modificaciones en la sociedad o entregar poderes de representación, basta con que sus dueños realicen una reunión de directorio o junta de accionistas en su país de origen, protocolicen el acta respectiva en un consulado o embajada chilena y remitan el documento a una notaría nacional, para que sus decisiones sean válidas para efectos bancarios, tributarios y judiciales en Chile.

Por ello, desde 2008 ha crecido el número de sociedades creadas en el país por ciudadanos o empresas argentinas. Según los registros de comercio, desde el 2008 se han constituido en Chile 122 sociedades conformadas por trasandinos (con auge en 2010, con 60 sociedades) y, además, se han formado en el lapso otras 65 sociedades de uruguayos, que por lo general tienen detrás a un inversor argentino.