Sostiene una distendida charla con su equipo de asesores mientras come un contundente plato de pastas en el restaurant Agua de Piedra en Curacaví. Son las seis y media de la tarde del miércoles y el s uperintendente de Bancos, Raphael Bergoeing (47) hace un alto en la carretera antes de llegar a su casa.

La jornada fue dura. Durante tres horas visitó el Congreso para responder -como si fuese un tenista top ten - las inquietudes de los diputados de la Comisión de Hacienda que lo habían citado para que explicara los alcances de la polémica eliminación de la norma que permitía a los bancos subir unilateralmente los cobros a los clientes.

El fallo de la Corte Suprema que condenó a Cencosud a pagar US$15 millones a sus clientes por realizar alzas unilaterales en sus comisiones en las tarjetas fue una fecha clave para Bergoeing. Ese día aceleró una decisión que venía trabajando desde el año pasado: eliminar las prácticas que hacía la banca de modo de alinear su normativa a la Ley del Consumidor.

La banca montó en cólera y el presidente del gremio, Jorge Awad, disparó duramente en contra de Bergoeing. "No voy a aceptar que se saque una circular en donde se borra lo que existe y no se reemplaza por nada", fue una de las frases que lanzó el dirigente gremial.

Bergoeing no se replegó pero en vez de entrar en una "guerra" de declaraciones optó por suspender la reunión que había solicitado Awad para darle una señal de autoridad a la banca.

Acto seguido Bergoeing dio otro golpe al llamar uno por uno a los bancos para sostener reuniones sobre esta materia en desmedro de la entidad gremial.

Pasado concertacionista

El 23 de abril de 2009 Bergoeing hizo una sorpresiva declaración en su estreno en el equipo económico del comando presidencial de Sebastián Piñera. "Nunca milité en un partido y voté por el 'NO'. Seguí junto a la Concertación, voté por (Ricardo) Lagos. Pero el país ha perdido dinamismo" , dijo a El Mercurio el actual superintendente.

Está casado con la economista Andrea Repetto , quien forma parte del equipo de la candidata presidencial del PS-PPD, Michelle Bachelet, para elaborar una reforma tributaria.

Quienes conocen a Bergoeing señalan que durante sus años universitarios en ingeniería comercial de la Universidad de Chile nunca hizo vida partidista y se destacó por ser "mateo".

En dicha generación de ingenieros tuvo como compañeros al ministro de Economía, Félix de Vicente; al ex titular de Educación, Harald Bayer; al subsecretario de Economía, Tomás Flores; al gerente general del BBVA, Manuel Olivares; al gerente del área de seguros del mismo banco, José Ignacio Bordalí y al economista José Ramón Valente.

De carácter extrovertido e hiperquinético, a diferencia de sus compañeros comenzó a desarrollar una veta artística. Primero como eximio saxofonista y más tarde como un fanático del cine y la literatura. Además, en 2003 hizo un taller de poesía con Christian Warnken.

Odeplan, su primera estación...

Cuando tenía 19 años y le quedaban algunos semestres para egresar de su carrera, Bergoeing hizo sus primeras armas en el servicio público al trabajar como economista en el departamento de Planes de la Oficina de Planificación Nacional (Odeplan) del gobierno militar.

La incompatibilidad de sus estudios con el trabajo terminó por alejarlo de Odeplan y buscó nuevos horizontes en la Universidad de Santiago. Ahí fue ayudante del ex ministro de Transportes, Felipe Morandé, que con el tiempo se transformó en uno de sus mejores amigos.

Tras titularse, obtuvo la beca Fulbright e inició sus estudios de posgrado en la Universidad de Minnesota en Estados Unidos donde obtuvo el grado de doctor en Economía.

Al regresar a Chile fue consultor de empresas públicas y privadas pero su salto a la esfera pública se dio cuando en 2004 fue nombrado economista jefe de Banchile Inversiones, cargo que dejó en 2009.

En esos años se "reencontró" con Morandé, quien era decano de la facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile y en 2006 le ofreció ser director de la Escuela de Economía y Administración.

Aunque en privado se autodefine como "liberal e independiente", la cercanía con Morandé y otros economistas de centro-derecha le abrieron las puertas para participar de los programas económicos del gobierno de Piñera.

Incendio en la Superintendencia

Tras el cambio de gobierno Bergoeing fue nombrado como presidente del Metro, donde lideró el estudio de las líneas 3 y 6 de la estatal.

Cuando se alistaba a seguir "cortando cintas" en la estatal fue llamado de urgencia por el gobierno para asumir en la Superintendencia de Bancos en reemplazo de su predecesor Carlos Budnevich, quien tuvo un turbulento paso por el organismo regulador, marcado por la polémica de las ventas atadas que hacían los bancos.

Al asumir de inmediato quiso descomprimir el ambiente, marcar distancia de sus predecesores y tener una relación más distante con sus regulados al ejercer un rol fiscalizador más duro. Ejemplo de ello fueron las críticas que lanzó el año pasado contra de la banca cuando se produjeron las clonaciones masivas de tarjetas en Temuco.

Otro caso fue la multa de $40 millones que aplicó al Banco de Chile por el envío erróneo de cartolas de cuentas corrientes, también llamado como el "cartolazo". Además, le "llamó la atención" a Santander cuando su sistema operativo falló en octubre de 2012.

Durante este período también cubrió un flanco que había dejado abierto Budnevich: Los parlamentarios. Indican que son frecuentes sus reuniones con diputados de las comisiones de Economía y Hacienda para explicarles las normas y su esquema de supervisión.

Para mejorar el proceso de fiscalización Bergoeing encargó un estudio al economista Christian Larraín y reclutó en su equipo al jefe del área de cumplimiento de mercado de la SVS, Carlos Pavez, quien asumió como nuevo director jurídico de la Sbif.