El 31 de mayo bajará definitivamente el telón. Los últimos trajes serán vendidos para la temporada de verano 2014. Huelgas, matrimonios y funerales aun permanecen en el recuerdo de sus trabajadores más antiguos.
La escena fue parecida a uno de los capítulos finales de la exitosa serie de televisión "Los 80". El jueves de la semana pasada, el gerente de producción de la fábrica textil Johnson's, Jacobo Céspedes (para quienes vieron la saga televisiva, sería algo así como su protagonista, Juan Herrera) y el gerente general de la cadena que 2011 fue vendida por su dueño, Marcelo Calderón (el equivalente a "don Farid") a Cencosud, le pidieron a sus trabajadores que se reunieran en un salón a eso de las 16:00. Los rumores de que la planta podría cerrar se convirtieron en realidad.
"Un poco antes nos avisaron por parlantes que teníamos que subir a un salón. Ahí nos dieron el golpe de gracia. Nos dijeron que no había vuelta atrás y que ellos no eran para producir, sino que compraban y vendían. Y acá se fabrica. Nos ofrecieron la opción de reubicarnos en el holding Cencosud o liquidarnos", cuenta una de las trabajadoras más antiguas de la fábrica, Cecilia Zamorano. Tiene 55 años, tres hijos y en junio cumpliría 32 años en la empresa. Llegó cuando tenía cerca de 20.
Marcelo Calderón: "Pregúntele a Paulmann"
Su relato se interrumpe cuando un Mercedes Benz azul llega a la puerta de la empresa, ubicada en Ñuble 1034, pleno centro de Santiago. "Ahí viene el dueño, don Marcelo. El debe tener la misma pena que tenemos todos nosotros", dice.
Marcelo Calderón va casi todos los días a la fábrica. Antes se paseaba entre las máquinas y saludaba a los cerca de 2 mil trabajadores que alcanzó a tener la textil en su mejor época, antes de que las tiendas prefirieran importar productos más baratos desde China. Hoy trabajan ahí no más de 80 personas, y Calderón sólo se queda un rato en su oficina.
"Pregúntele a (Horst) Paulmann" -accionista mayoritario de Cencosud-, responde sin ganas de conversar cuando lo abordamos por el cierre de la fábrica que él mismo creó en 1950. Luego se sube a su auto con chofer, y se pierde por las calles de uno de los cascos antiguos de la capital.
En diciembre de 2011, Calderón vendió el 85,58% de Johnson's -que entonces tenía pérdidas por US$34 millones- al empresario de origen alemán en unos US$63 millones y se quedó con un 14% de la propiedad. Tras la venta le quitaron el apóstrofe y la "s" final, y la marca pasó a llamarse simplemente Johnson.
"Este trabajo me dio todo"
"Hace 11 años había sobre 1.200 personas trabajando solamente en producción. Se hacía ropa formal para hombres y mujeres, pero hoy sólo se confeccionan trajes para varones. En todo caso, no es ni un tercio de lo que se producía antes, cuando se sacaban más de mil y tantas prendas diarias. Ahora, apenas unas cien", sostiene otro trabajador que pide no ser identificado.
A pesar de la tristeza, Cecilia Zamorano -que trabajó en compostura pero ahora se desempeña en el área de pantalones-, dice estar agradecida. "Este trabajo me dio todo lo que tengo. No me lo regalaron, me lo gané trabajando. Mi casa y la educación de mis hijos, que partieron viniendo a la sala cuna que había acá... Teníamos regalías que ninguna otra empresa textil tenía", se lamenta.
-¿Y qué piensa hacer, doña Cecilia?
-Personalmente quiero tomarme un año sabático o trabajar, no sé. No estoy en la misma situación en que están muchas compañeras que tienen niños chicos que van a colegios de por aquí cerca. Los míos ya están casados, uno es publicista, otra llegó hasta segundo año de ingeniería comercial y ahora está trabajando, y el más chico está en primer año de ingeniería civil en la Usach.
Matrimonios y funerales "a lo Johnson's"
Anita Pérez llegó el 5 de marzo de 1973, cuando la fábrica de camisas estaba en la calle Santa Elvira, cerca de la intersección de Avenida Matta y Vicuña Mackenna. Cinco años después, en 1978, Johnson's compró Confecciones Burger y se trasladó a su dirección actual. Una tía le consiguió el trabajo cuando tenía 22 o 23 años.
"Cuando quebró Burger, Johnson's compró acá porque como éramos 2 mil y tantos empleados, necesitábamos más espacio. Ahí empezaron a ampliarse hacia San Diego y la empresa empezó a crecer. Fue bonito, porque iban abriéndose nuevas secciones: primero moda, luego blusas, después faldas, abrigos, casacas, etc.", dice Anita, vestida con su delantal azul, el mismo que usa el resto de sus compañeras que, cada tanto, salen a fumar a la calle.
-¿Qué recuerdos tiene?
-"Sobre todo, me acuerdo de las huelgas", dice y suelta un carcajada. "Lo pasábamos súper bien. Era bonito, había unión de la gente, compañeros de otros sindicatos que venían a apoyarnos, las chiquillas se quedaban a dormir en la noche", cuenta Anita.
La presidenta del sindicato que agrupa a los trabajadores de producción y que fue el primero de Calderón Confecciones (la razón social original detrás de Johnon's), Isabel Rodríguez, agrega que "en las noches de huelga, cuando bajaban las cortinas de la sala de ventas que está al lado de la fábrica y las cerraban con candados, nosotros los sellábamos, le metíamos cosas para que al otro día no pudieran abrirlas", dice también, muerta de la risa.
"Una vez vino a comprar un ministro y nosotros bajamos las cortinas y el quedó encerrado dentro de la sala de ventas. De la empresa trataban de negociar para que por favor les abriéramos, porque adentro había una persona importante", agrega Isabel.
Anita también recuerda que varias parejas se formaron entre compañeros de trabajo, aunque dice que siempre hubo más mujeres que hombres.
"Había una pareja de lolos que se conocieron en la fábrica. Cuando se casaron y volvieron al trabajo, acá les tocamos la marcha nupcial, les tiramos challas y adornamos las máquinas donde trabajaban con cintas blancas de encaje. Era una tradición. Cuando yo me casé, adornaron toda mi sección con regalos y flores. Cuando nacía un hijo, igual, las chiquillas te hacían baberos y otras cosas, y para los cumpleaños, lo mismo. Todo el mundo se enteraba y te felicitaban. ¿Cómo no me va a dar pena?", agrega.
Cuando algún empleado fallecía, sus compañeros de trabajo también lo despedían. Era usual que antes de ir al cementerio, el cortejo diera una vuelta por la manzana donde está la fábrica.
"La gente va a echar de menos esto. Es una familia, lazos de amistad que se crean durante años", se lamenta Anita.
En el sindicato dicen que hasta ahora Cencosud se ha portado bien. Que ofrecieron reubicar a los trabajadores reconociéndoles la antigüedad o pagar todos los años de servicio que corresponden a quienes no deseen continuar.
También que los casos especiales, de trabajadoras con fuero maternal o empleados que estén cercanos a jubilar, por ejemplo, serán analizados uno a uno.
Isabel dice que "hoy los trabajadores tienen en mente rescatar su indemnización. Algunos se han ido a trabajar a otras fábricas que van quedando, como la manufactura de vestuario Mavesa, confecciones Benson o a la sastrería Cubillos. Otros se fueron a talleres más chicos, en Patronato" .
"Esperamos que la próxima semana empiecen a notificarnos del cierre. La primera sección será la de corte, y así hasta llegar al último eslabón de la cadena productiva", cuenta Isabel.
Pesadilla repetida
Esta no es la primera vez que los trabajadores de la fábrica se enfrentan a su cierre definitivo.
Antes de que fuera comprada por Cencosud, la empresa atravesaba por una profunda crisis financiera que la tuvo al borde de la quiebra.
"Nos dimos cuenta cuando empezaron a cerrarse algunas secciones. Entonces no sabíamos si a fin de mes íbamos a tener nuestros sueldos y cada vez había menos insumos para trabajar porque no se les estaba pagando a los proveedores. Si la empresa quebraba, nos íbamos a tener que poner a la cola, igual que el resto de los acreedores", dice Isabel Rodríguez.
"Cuando llegó Cencosud pensábamos que esto se iba a arreglar....Ahora, al menos tenemos el respaldo de todos se irán con su indemnización y en una sola cuota", agrega.
Las últimas prendas confeccionadas en la fábrica -las mismas que popularizó el animador de televisión Don Francisco y que fueron pioneras en apoyar a la Teletón-, serán comercializadas durante la temporada de verano 2014.